La arriesgada apuesta de Trump con China
Si desde la elección de Estados Unidos, Donald Trump ha apuntado sus dardos en política exterior contra China, esta semana ha intensificado su ataque. Tanto así, que logró que el régimen chino perdiera la paciencia: Trump cuestionó la política de una sola China, lo cual generó una dura respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores del país asiático, que aseguró que la adhesión de una sola China es el fundamento de la relación entre ambas potencias.
Es cierto que la relación no es la mejor. Desde los años 70, cuando el Gobierno estadounidense cambió a Taipei por Beijing en sus relaciones diplomáticas, su posición ha sido de competencia tanto económica como de influencia en el resto del mundo.
La propia administración Obama ha enfrentado roces diplomáticos, por ejemplo, en la cumbre del G20 en China en septiembre, y a nivel comercial las acusaciones van y vienen. Sin ir más lejos, esta semana China inició un caso ante la OMC contra EEUU y Europa por el uso que hacen de la modalidad de país de referencia para calcular las medidas antidumping contra exportadores chinos.
Sin embargo, al desafiar a China a ese nivel, Trump se arriesga a poner en juego una relación que hasta ahora funcionaba dentro de un cierto marco de amabilidad.
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