La baja inflación puede no ser una cura




¡Hurra!

- Bueno, quizás.

¿Por qué tan gruñón? Qué hay de malo con la baja inflación?

- Nada, hasta ahora. La inflación también está baja o va cayendo en EEUU, Japón y la eurozona. Aún así, las tasas de interés están bajas y los bancos centrales han impreso el dinero suficiente para tener hiperinflación. Una inflación tan baja puede ser indicador de problemas.

¿Dices que la baja inflación es mala o que es un presagio de fatalidad?

- Un poco de ambas, pero estoy más preocupado porque es mala en sí misma. Un tema es que la inflación inesperadamente baja se redistribuye desde los deudores a los acreedores.

Ya era hora, pensarán los ahorristas.

- Pero aún así, es más probable que los deudores tengan problemas de efectivo y estén en mayor riesgo de quiebra. Eso significa que una inflación menor a lo esperado podría dañar la economía como un todo en vez de sólo mover el dinero del bolsillo de una persona al de otra. Y hay otro problema con la deflación: el de una "menor cota".

¿Qué es eso?

- Significa que las tasas de interés nominales pueden caer por debajo de cero. Si la inflación es, por ejemplo, 4%, entonces un banco central puede dar a una economía un impulso al recortar las tasas tras una inflación de -3% o -4%. Si la inflación es 0,7% -como se estima que es hoy en la eurozona- entonces es imposible.

¿Por qué alguien querría tasas de interés reales de -4%?

- Habitualmente no querríamos. Pero, en medio de una economía débil, tales tasas tendrían el incentivo de gastar. Y si la deflación toma fuerza, las tasas de interés efectivas subirán: la gente ganaría dinero simplemente por sentarse y esperar que los precios caigan. Suena bien, pero para una economía es un desastre. Si nadie compra nada, habrá una recesión y, más deflación, un círculo vicioso.

¿Hay una respuesta constructiva?

- En el caso de EEUU y Reino Unido, siempre hay un "esperar lo mejor". Ambas economías han estado creciendo de manera más o menos alentadora. Se podría intentar recortando los impuestos y elevando el gasto público, pero podría ser demasiado tarde.

¿Y qué pasa con el tema de la orientación futura (forward guidance)?

- En principio, la orientación futura tiene sentido: la idea es prometer mantener las tasas muy bajas hasta que se cumpla determinada condición, incluso si la economía se beneficiara de tasas más altas después.

¿Por qué prometer eso?

- Porque prometer tasas bajas por largo tiempo es la segunda mejor opción después de recortar las tasas bajo cero. Imagina comprar una casa: la tasa del crédito hipotecario de -3% sería buena; pero una promesa de que las tasas van a estar artificialmente bajas por un tiempo es casi tan bueno, si crees la promesa.

Tiene sentido

- Sí, pero los últimos experimentos no han tenido gran éxito. Por ejemplo, el Banco de Inglaterra ató la orientación futura al desempleo, y el desempleo pronto cayó, así que su promesa terminó valiendo muy poco.

¿Hay otros enfoques?

- La mayoría de los bancos centrales apuntan a una inflación de 2%, o algo cercano a eso. Pero, hace cuatro años, el economista jefe del FMI Olivier Blanchard propuso un quiebre a esa tradición. Mencionó la idea de un 4% de meta de inflación. Eso tiene algo de sentido: mientras las tasas de interés y los salarios tienden a ajustarse, una tasa más elevada provoca poco daño en buenos tiempos y entrega más espacio para maniobrar en severas recesiones.

COPY RIGHT FINANCIAL TIMES

© The Financial Times Ltd, 2011.

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