La creciente amenaza digital a la meta de desempleo de la Fed
Los últimos meses, algo sorprendente ha ocurrido silenciosamente en el Banco Exim, la agencia de crédito de exportación de Estados Unidos. Por cuarto año seguido, la agencia está viendo un auge a las exportaciones. Hasta el momento este año, Exim ha entregado US$35.800 millones de financiamiento para exportaciones para apoyar US$50 mil millones de ventas de exportaciones, 25% por sobre el año pasado.
Pero si bien eso parece ser una buena noticia para la economía estadounidense, hay un punto clave: en lo que va de 2012, el número de trabajos que respaldan tales exportaciones apoyadas por Exim han caído un 12%.
Sí, lees bien. En 2012 las empresas apoyadas por Exim han estado vendiendo más artilugios y servicios, ayudándolos a registrar ganancias y permitiendo a la economía crecer. Pero menos trabajadores fueron necesarios para producir estas ventas, incluso en sectores que están en auge (tales como el diseño industrial).
Es una historia conocida para los inversionistas, particularmente en la semana en que Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, declaró que el organismo no va a ajustar las políticas monetarias hasta que la tasa de desempleo haya bajado a un 6,5%. En algunos casos, Exim puede ser extremo ya que sólo refleja una pequeña parte de la empresa estadounidense. Pero no es una aberración.
Después de todo, este año la economía está en vías de tener un crecimiento de más de un 2,5%. Pero la tasa de desempleo ha caído levemente, llegando a 7,7%. Al igual que las firmas respaldadas por Exim, la economía de EEUU como un todo ahora parece tener más que ver con la misma, o menos, gente. Es crecimiento sin empleo.
¿Es esto importante? La respuesta depende de qué es lo que uno crea que está trás estos incrementos productivos. Algunos economistas culpan por este patrón a factores cíclicos. En las etapas tempranas de una recuperación, según el argumento, las compañías tienden a ser cautelosas en la contratación, prefiriendo en cambio obtener más producción de los trabajadores. Muchas prefieren acusar a otros: China y otros mercados emergentes. Los trabajos se están moviendo a locaciones más baratas, según la queja, porque las empresas estadounidenses están siendo socavadas por factores más baratos, o ellas mismas están moviendo sus empresas al exterior.
Pero la información del Exim sugiere que estas dos explicaciones no dan cuenta de todas las tendencias. Después de todo, la agencia financia a las empresas estadounidenses que ampliamente emplean trabajadores estadounidenses y miran típicamente a mercados emergentes como fuente de crecimiento. Para que tenga sentido la tendencia, hay que apuntar a la digitalización, o la tendencia creciente de las empresas a usar computadores no sólo para cumplir funciones económicas sino para comunicarse a través de códigos de barra y otras redes digitales.
El trabajo de Brian Arthur, un académico del centro de investigación de Palo Alto, es instructivo. Arthur dice que dado que la digitalización realmente despegó en 1995, ha tenido mayor proporción en las funciones económicas. De hecho, él sugiere que las redes digitales representan 60% u 80% de los incrementos de productividad.
Arthur calcula que las funciones económicas llevadas a cabo por esta red digital serán iguales a la economía física para 2025 y si bien sus cálculos pueden ser disputados, lo que está claro es que este crecimiento está desplazando a muchos trabajadores humanos.
Ahora, un optimista podría insistir en que esto no importa. Cuando la tecnología transformó la agricultura del siglo 19, los trabajadores desplazados fueron absorbidos en la ciudad. Y ningún político estadounidense hoy se atrevería a sugerir que el aumento de la productividad es algo malo, o los códigos de barra deberían ser prohibidos. En lugar de esto, los funcionarios de Exim prefieren celebrar el aumento de la productividad como signo de que las compañías estadounidenses son competitivas en el escenario mundial.
Pero lo que nadie reconoce es que sigue habiendo pocas señales de cómo los trabajadores que están siendo reemplazados por códigos de barra serán reabsorbidos, si es que pueden ser reabsorbidos del todo. También hay un preciado debate sobre cómo Estados Unidos puede salir adelante cuando la economía sigue creciendo de manera saludable pero donde sólo una pequeña proporción de la población está empleada en buenos trabajos. La frase “redistribución económica” es casi un tabú, particularmente en países donde el crecimiento es un santo grial.
Pero lo que tienen que reconocer los inversionistas, como Bernanke desconoció tácitamente la semana pasada, es que todo el mundo necesita más que información del PIB. El próximo año podría traer tasas de “crecimiento” estadounidense razonables. Y los funcionarios de Exim, por su parte, probablemente verán un boom de las exportaciones. Pero no esperen que Bernanke llegue a su objetivo de desempleo muy pronto. No a menos que el Congreso comience a hablar sobre prohibiciones o beneficios con el mismo entusiasmo con el que hace ruido contra las fábricas de Shangai.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.
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