La hora de Juan Andrés Fontaine
Por Patricio Arrau. Uno de los mentores de la actual institucionalidad del Banco Central, Juan Andrés Fontaine, ha estado en la primera línea de su sector para ingresar como consejero del Banco Central cada vez que en la tradición de transversalidad corresponde elegir a un economista de la centroderecha.
El Banco Central es un orgullo de institución para Chile. En sus casi tres décadas de vida autónoma, el instituto emisor se ha convertido en un garante de la estabilidad de precios y de la estabilidad financiera del país.
Al retornar la democracia a principios de los años noventa, el sistema de autonomía con consejeros elegidos por diez años, cada dos años, a propuesta del Presidente de la República y con ratificación del Senado, era visto por el Gobierno entrante como una imposición a nuestro renaciente sistema democrático. Inaugurando lo que sería reconocido después como la "democracia de los acuerdos", ese mismo Gobierno, con una visión que hoy puede reconocerse como simplemente brillante, decidió negociar que tres consejeros serían para el Gobierno de turno y dos para la oposición. Este acuerdo tácito político-técnico se ha mantenido, aunque puede observarse que siempre se han privilegiado las capacidades técnicas de los economistas propuestos, por sobre su posición política.
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En efecto, un breve recuento da cuenta de ello. Por ejemplo, nadie cuestiona que en el caso del último Gobierno y del próximo, el presidente del Banco Central sea la mayoría del tiempo del sector contrario al Gobierno en ejercicio, como fue el caso de Bachelet II con tres años de Rodrigo Vergara y el próximo Gobierno de Piñera, que tendrá todo su período a Mario Marcel.
En el caso de Piñera I, estuvieron en partes iguales Rodrigo Vergara y José de Gregorio, quien además estuvo tres años de los cuatro años de Bachelet I.
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Notable, eso sí, fue la decisión del entonces Presidente Ricardo Lagos al nombrar a Vittorio Corbo como consejero y presidente del instituto emisor cuando aún le quedaban cuatro años de Gobierno, la única vez en que la facultad presidencial para nombrar al presidente del banco es ejercida para nominar a alguien de la oposición. Quizá ese fue el instante en que se consolida completamente la institucionalidad del Banco Central.
Uno de los mentores de la actual institucionalidad del Banco Central, forjada en los años ochenta, Juan Andrés Fontaine ha estado en la primera línea de su sector para ingresar como consejero del Banco Central cada vez que en la tradición de transversalidad mencionada corresponde elegir a un economista de centroderecha.
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Conocí a Juan Andrés Fontaine cuando llegó a enseñar a la Universidad de Chile a principios de los ochenta y fue mi profesor de la cátedra Economía del Bienestar. Su estadía en el Banco Central en esa década fue clave para salir de la crisis financiera de los ochenta, crear la banda de tipo de cambio, anclada a las monedas externas, y también fue uno de los cerebros de la actual institucionalidad de autonomía del Banco Central.
Su conocimiento y su comprensión de los problemas económicos, acrecentados por su paso por el Ministerio de Economía, lo convierten sin duda en uno de los economistas más capacitados para reemplazar a Sebastián Claro. Observador agudo del acontecer económico nacional, dotado además de una pluma privilegiada, ha dedicado su vida profesional a la macroeconomía, y semanalmente nos entrega su visión del país en columnas de opinión. Franco y directo, combina esa cualidad con un carácter ameno, desprovisto de la soberbia que se nos atribuye a los economistas, y pragmático en sus recomendaciones de política económica.
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Nuevamente corresponde que el Ejecutivo, representado por su ministro de Hacienda, sondee al Senado para consensuar un nombre que deberá ser propuesto a la Presidenta Bachelet. El Banco Central tiene enormes desafíos por delante, pues nos encontramos en medio de una revolución tecnológica que pone en cuestión todo el modelo de dinero y banca que lleva casi un siglo.
Criptomonedas, pagos electrónicos y ciberseguridad son algunos de esos desafíos. Asimismo, la inclusión financiera y de pagos digitales para los grandes sectores excluidos, personas y pequeños comercios, normalmente en tensión con la seguridad sistémica y estabilidad de la cadena de créditos y pagos, ya no puede seguir esperando.
Se requiere que nuestros mejores economistas estén en el consejo del Banco Central. Sería un privilegio para Chile que la Presidenta nominara a Juan Andrés Fontaine para el consejo del instituto emisor. Sería una razón más para acrecentar la fama y admiración internacional de nuestro Banco Central.
*El autor es economista (@patricioarrau).
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