La poderosa Merkel ve tambalear su liderazgo y se plantea nuevas elecciones

German Chancellor Merkel attends a meeting of the CDU/CSU parliamentary group at the Bundestag in Berlin
German Chancellor Angela Merkel attends a meeting of the CDU/CSU parliamentary group at the Bundestag in Berlin, Germany, November 20, 2017. REUTERS/Axel Schmidt TPX IMAGES OF THE DAY GERMANY-POLITICS/

La canciller fracasó en formar una coalición de gobierno y plantea la opción de repetir los comicios electorales. La repentina crisis política, la mayor de su mandato de doce años, es una consecuencia más del debilitamiento del centro político.




El reinado de la mujer más poderosa del mundo podría terminar inesperadamente. Angela Merkel comunicó oficialmente al presidente federal de Alemania que ocho semanas después de las elecciones y tras decenas de reuniones, la Unión democratacristiana (CDU/CSU), los liberales (FDP) y los Verdes no lograron acordar un programa que le permita formar su eventual cuarto gobierno.

El presidente alemán, Frank-Walter Steinmier, llamó a los partidos políticos a "ser responsables" y facilitar las negociaciones; y les recordó que son "servidores" de los ciudadanos. Tras el fracaso de Merkel, será él quien a partir de ahora busque conciliar posiciones. Al parecer, el presidente se opone, por ahora, a la idea de usar su facultad para convocar a nuevas elecciones. Sin embargo, todo parece apuntar a ello.

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Incluso la propia Merkel sorprendió anoche al declarar que prefería que se vuelva a las urnas, antes que continuar con las negociaciones. Para Oliver Rakau, economista jefe para Alemania de Oxford Economics, unas nuevas elecciones antes del verano del hemisferio Norte el próximo año son más que posibles.

Eso sí, existen dudas sobre las intenciones de Merkel. Analistas anticipan que nuevas elecciones arrojarían más o menos los mismos resultados de septiembre, o incluso pueden fortalecer a los partidos más radicales, vistos como causa de la crisis actual. Pero Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg, cree que Merkel apuesta al temor de los alemanes a la inestabilidad, y que ante la incertidumbre política optarán por votar por el oficialismo.

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Crisis política

Nuevas elecciones o no, algunos habían anticipado la crisis política, advirtiendo de la radicalización del espectro político. Mientras la Unión y el SPD, del centro, perdieron 14 puntos respecto a 2013, la Izquierda (Die Linke) fortaleció su bancada y, por primera vez, el Bundestag vio el ingreso de un partido de derecha nacionalista (AfD), que con 12,6% del voto se convirtió en la tercera fuerza política del país. La caída del centro se vio compensada por el regreso del FDP al Parlamento, aunque su agenda, como quedó demostrado en las fracasadas negociaciones, apunta más a derecha que a centro.

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Aunque con el peor resultado electoral de su historia moderna, la Unión de Merkel ganó la mayor cantidad de escaños del nuevo Bundestag, pero no los suficientes para tener mayoría y gobernar en solitario. La ley demanda que la mayoría simple del parlamento designe al Canciller, por lo que Merkel salió en busca de un socio. Los socialdemócratas (SPD), sus actuales aliados, se negaron rotundamente y anunciaron que serán oposición. Hay que entenderlos. Por segunda vez, al igual que en 2009, el SPD fue duramente castigado en las urnas tras una coalición con Merkel, pese a que lograron imponer su agenda en el Gobierno. Ayer, su líder y candidato, Martin Schulz, insistió en que prefiere nuevas elecciones a repetir la coalición.

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A pesar de que en los últimos años, bajo el liderazgo de Merkel, la Unión se ha movido lentamente del centro a la izquierda (algo que no admiten), una coalición con Die Linke (equivalente al PC chileno) rompería todos los tabúes y es vista como imposible. Lo mismo con los derechistas de AfD. El experimento de Merkel buscaba unir en un mismo gobierno a partidos con posturas que han demostrado ser insalvables. Por un lado, está el FDP, que defiende una economía de libre mercado y mayor énfasis en la libertad individual; por otro, los Verdes, ecologistas, que defienden reformar varias áreas del país con un fuerte componente estatal. Una diferencia que convive también al interior de la propia DC alemana, con un ala más progresista, dominante en Berlín, y un ala más conservadora, que gobierna en Baviera, principal bastión electoral de la Unión.

Fueron los liberales quienes decidieron abandonar las negociaciones, ante la "falta de confianza". Como dejó en claro su presidente, Christoph Lindner, no parece posible conciliar las posturas del FDP y los Verdes en temas clave para Alemania, como el manejo de la ola de migrantes y asilados, especialmente musulmanes; la transformación industrial y la estructura tributaria. "Cuando no hay un eje común, no hay una idea base, y acuerdos sobre temas puntuales no son una base, no se puede formar un gobierno estable", declaró Lindner este lunes.

Con los verdes enojados con los liberales, y los democratacristianos divididos, parece poco probable que dicha idea en común sea posible de encontrar en el corto plazo. La repetición de elecciones no tendría en la historia de la Alemania moderna. Además, Schmieding no descarta del todo que la Unión opte por reemplazar a Merkel como su líder y candidata.

Sería una apuesta arriesgada, porque si los nuevos comicios arrojan el mismo resultado, podría ser posible que la Unión se vea obligada a ejercer un gobierno de minoría, algo que se beneficiaría del liderazgo de Merkel. A los alemanes, que aún recuerdan la inestabilidad de inicios del siglo XX, la idea no les parece atractiva.

Sin embargo, Clemens Fuest, presidente del Instituto de Investigación Económica de Munich (Ifo), cree que la sociedad y la economía alemana son hoy muy diferentes. Según Fuest, un gobierno de minoría podría traer más incertidumbre en torno a la política económica y la gobernabilidad, pero también crearía oportunidades, como un mayor espacio para la discusión en la toma de decisiones, con un mayor rol del Parlamento.

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