La reconquista del nuevo mundo se volvió un salvavidas
Cuando los bancos españoles liderados por Santander y BBVA -junto con una serie de empresas españolas no financieras- comenzaron a invertir fuertemente en Latinoamérica en los ’90, rápidamente esto fue calificado como una reconquista del nuevo mundo por sus maestros de la colonia.
Casi dos décadas después, el paralelo es incluso más notable. Tal como las minas de oro y plata lo hicieron hace 400 años, la industria bancaria de Latinoamérica está entregando una base de apoyo y defensa en momentos de creciente inseguridad en España.
El año pasado, Santander y BBVA ganaron más dinero con sus operaciones en Latinoamérica que lo que hicieron en casa. Este año, según cálculos de Credit Suisse, más de €5.000 millones de las €7.000 millones de ganancias de Santander provendrán de Latinoamérica, con Brasil generando más ganancias que sus operaciones en Europa combinadas.
Por supuesto, una razón para la creciente importancia de Latinoamérica para ambos bancos es el débil rol de las utilidades en casa. En los últimos años, el significado de sus operaciones en Latinoamérica ha subido fuertemente.
“La expansión de las empresas españolas en Latinoamérica fue su primer paso para transformarse en globales. Ahora se ha vuelto su manera de sobrevivir”, dijo a FT José Antonio Ocampo, profesor de Economía de la Universidad de Columbia y ex ministro de Finanzas de ese país.
Nada ilustra esto de manera más clara que la enorme cantidad de emisiones de acciones realizadas en la región por Santander desde que comenzó la crisis financiera, superando lo que muchos otros posibles emisores fueron condiciones de mercado muy adversas. Santander recaudó US$7 mil millones en una apertura a bolsa de su negocio en Brasil en 2009 y recaudó otros US$4.100 millones este año en México.
Ambas emisiones fueron cruciales en mejorar los ratios de capital del banco en Madrid, en respuesta a la presión de los reguladores españoles y europeos.
El mes pasado, BBVA dijo que consideraría abrir a bolsa Bancomer, su banco mexicano, que representó la mitad de las utilidades del grupo el año pasado.
Pero si Latinoamérica va a seguir extendiendo un salvavidas a los bancos hispanos, debe ofrecer un crecimiento sustentable.
Esto ha significado repensar la estrategia. Cuando Santander y BBVA comenzaron a invertir en la región desde mediados de los ’90, Santander al principio partió tras los bancos con intereses significativos en banca de inversión y compró grandes participaciones. En contraste, BBVA construyó sociedades de manera gradual con bancos locales al comprar participaciones pequeñas de manera inicial.
En Brasil, su mayor mercado, Santander ha cambiado su foco, concentrándose menos en la banca comercial y más en la banca retail, donde el potencial de crecimiento es mayor dado el amplio número de gente -cerca de 16 millones de brasileños adultos- que todavía no tienen cuentas bancarias.
En México, la estrategia de BBVA por largo tiempo ha sido la expansión gradual de sus operaciones de retail, en un mercado donde menos de un tercio de la población adulta usa servicios bancarios.
Pero los mercados de Latinoamérica no ofrecen garantía de crecimiento fácil. En Brasil, especialmente, los analistas e inversionistas han estado preocupados por las presiones del gobierno sobre los bancos para que mantenga con vida un auge de consumo ofreciendo crédito barato y más abundante. El gobierno ha reducido las tasas de interés y los ha presionado para ofrecer nuevas formas de crédito.
Tales presiones se han disipado en los meses recientes, ya que el gobierno parece haber reconocido que el crédito barato puede ser desestabilizador. Pero la voluntad de Brasil de intervenir, tanto en los sectores público como privado, ha encendido las luces de alerta.
Este grado de incertidumbre es una mayor preocupación en Argentina, donde Santander y BBVA son los únicos dos bancos extranjeros que operan. Los gobiernos de Argentina y España están abiertamente hostiles desde la expropiación de la participación de Repsol en YPF, el grupo petrolífero, este año.
Esa hostilidad no existe en mercados como Chile y Colombia, ni en México o Brasil. Comparado con España y el resto de Europa, parecen cada vez más como el nuevo El Dorado.
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© The Financial Times Ltd, 2011.
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