Las economías que encabezarán la agenda: Brasil pasará gran parte de 2018 en compás de espera

Brazil's President Michel Temer gestures during a ceremony to launch the Digital Platform of the Emprega Brasil Program, at the Planalto Palace in Brasilia
Brazil's President Michel Temer gestures during a ceremony to launch the Digital Platform of the Emprega Brasil Program, at the Planalto Palace in Brasilia, Brazil, November 21, 2017. REUTERS/Ueslei Marcelino BRAZIL-POLITICS/

Las elecciones de octubre marcarán el destino de las reformas necesarias y el futuro de la incipiente recuperación económica.




El gobierno de Michel Temer dio la semana pasada una señal de la tónica que imperará en Brasil durante gran parte del próximo año. Tras anunciar una drástica reforma al debilitado y endeudado sistema provisional, Temer presentó finalmente una versión más "liviana", que no resolvió puntos como la edad de jubilación, la cantidad de aportes exigidos o los beneficios a determinados grupos, citados como los principales problemas del sistema actual. La reforma es (o era) uno de los pilares de la transformación económica planteada por Temer para reducir el endeudamiento fiscal y modernizar Brasil. Pero tras varias acusaciones de corrupción, el presidente ha visto caer dramáticamente su apoyo político, quedándose con escaso espacio de maniobra frente al Congreso.

[ze_adv position="adv_300x100" ]

Con las elecciones generales anunciadas para el 7 de octubre, Brasil estará casi todo 2018 en compás de espera. Pero las principales definiciones serán políticas. Uno de los primeros temas por dilucidarse es si el ex presidente Luiz Inácio da Silva, líder del Partido de los Trabajadores, podrá presentarse a una nueva candidatura. Lula es investigado no como parte, sino impulsor, del esquema de corrupción que se gestó con financiamiento de Petrobras. De ser declarado culpable, no podría presentarse a una nueva campaña.

[ze_adv position="adv_300x250-A" ]

A pesar de su vinculación con el millonario caso Lava Jato, Lula lidera las preferencias presidenciales. Según el último sondeo, realizado por Ipsos, a fines de mes pasado, el ex presidente tiene 35% de las preferencias de voto, seguido por el empresario y diputado de derecha Jair Bolsonaro (13%) y la líder medioambientalista Marina Silva (8%). Para los mercados financieros, el regreso de Lula es visto como una mala señal. Si bien el país floreció bajo su mandato (2003-2011), la caída del precio del petróleo desnudó que los avances se hicieron a costa de un gasto público exacerbado, aprovechando el boom de las materias primas, y alto endeudamiento, mientras se postergaron reformas necesarias.

[ze_adv position="adv_300x250-B" ]

Por el contrario, otros nombres más atractivos para los inversionistas podrían sumarse a la carrera, y eventualmente tener una mayor probabilidad, si el ex presidente queda fuera de la elección. El gobernador y el alcalde de Sao Paulo, Gerardo Alckim y Joao Doria, ambos de centroderecha; y el actual ministro de Finanzas, Henrique Meirelles, aparecen en la lista de posibles candidatos.

"El peor escenario posible es que el ganador de las elecciones de octubre de 2018 impulse un cambio desde las políticas económicas actuales, que implique una vuelta al populismo", advirtió Mario Mesquita, economista jefe de Itaú Unibanco, durante una reunión de banqueros de la región este mes.

[ze_adv position="adv_300x250-C-net" ]

Mientras, la economía se beneficiará del repunte del crecimiento global y de la acertada labor del banco central por controlar la inflación. Tras dos años en recesión, que mermaron la economía en 7,2%, Brasil finalmente está viviendo un repunte. El desempleo ha caído durante los últimos seis meses; la inversión extranjera directa ha subido 9,25% en lo que va del año; y la inflación ha pasado de 6,3% a finales de 2016 a 2,7% a noviembre. El FMI y BBVA Research proyectan que la economía cerrará este año con una expansión en torno a 0,7%, para crecer un 1,5% el próximo año. Goldman Sachs es más optimista y cifra el crecimiento de 2017 en 0,9% con un salto proyectado a 2018 de 2,7% y 3,1% a 2019. La proyección del brasileño Bradesco son aún mayores, con un pronóstico de 2,9% para el próximo año y de 3,5% en 2019.

El banco estadounidense anticipa una recuperación cíclica de Brasil, tras la fuerte recesión. Un repunte que estará alimentado por la caída de la inflación, lo que a su vez permitirá un alza en el poder adquisitivo de los salarios y que el banco central recorte la tasa de interés; a lo que se suma el crecimiento de la inversión privada, impulsado por el programa de concesiones y privatizaciones del gobierno.

Pero independientemente del repunte en el corto plazo, los analistas de Capital Economics advierten que Brasil debe atender pronto problemas estructurales. "Brasil es un país relativamente rico, pero a pesar del progreso reciente, todavía existen muchas dudas en torno a sus instituciones. A esto se suma el excesivo endeudamiento privado, que tendrá un impacto en el crecimiento", señalan.

Para ello se necesita avanzar en una agenda de reformas, que Goldman Sachs considera en peligro, si asume un "presidente populista/heterodoxo".

Los analistas de BBVA Research tampoco consideran posible un avance en la mencionada agenda durante los próximos doce meses. Es más, a diferencia de sus pares del banco estadounidense, bajaron la proyección de crecimiento del próximo año para Brasil (1,8% a 1,5%) debido a la incertidumbre política. "Sólo podremos hablar de una recuperación sólida y duradera después de que las tensiones políticas se hayan moderado considerablemente", afirman en su último reporte sobre el país.

Aún no hay pronósticos sobre cómo un mejor desempeño de la economía podría modificar el plano electoral, que también estará determinado por el desenlace de la investigación sobre el caso Lava Jato.

Mientras, la economía seguirá aprovechando el cambio de ciclo, a la espera de que los brasileños, en las urnas, digan la última palabra sobre las reformas.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.