Lo que recuerda la Reforma Laboral




El lunes 29 se promulgó la Reforma Laboral y como era de esperar, nadie quedó satisfecho con lo que salió. “Esta reforma no es todo lo que el Ejecutivo impulsó y el Congreso por amplia mayoría aprobó”, señaló la Presidenta Michelle Bachelet ese día. En tanto, el titular de la CPC, Alberto Salas, afirmó que “la ley quedó con ciertos vacíos que quisiéramos poder mejorar”.

Junto con la posibilidad y el riesgo de una mayor judicialización que se anticipa con la aplicación de la nueva normativa -que no considera uno de sus elementos centrales, como era la titularidad sindical-, la situación es demasiado parecida a lo que sucedió en su momento con la Reforma Tributaria, la que requirió un proyecto de simplificación para llenar los vacíos con que quedó. No es la idea que suceda esto con las leyes. A nadie beneficia que se den situaciones como estas. El objetivo de todos debía ser una legislación laboral moderna y flexible, lo que cobra más importancia aún en un contexto de menor crecimiento como el actual, en que el empleo se ha resentido.

Lo sensato habría sido promulgar una ley que no aumentara los problemas del mercado laboral, sino que los solucionara. Una ley corta adecuatoria podría ser un camino; no obstante, las prioridades legislativas de este momento parecieran ser la principal traba para ello.

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