Los 6 factores clave que determinarán si la economía chilena crecerá más cerca de 3% o 2% en 2015




Al igual que afines del año pasado, las expectativas de los agentes privados respecto al crecimiento de la economía chilena el próximo año, se han ido corrigiendo a la baja en forma importante, amenazando la posibilidad cierta de una recuperación tras la fuerte desaceleración experimentada en el presente ejercicio.

En este sentido, son dos los escenarios que, a juicio de los expertos, se abren para el 2015.

El primero, y positivo, de una muy leve recuperación, en el cual una mejora en las expectativas del sector privado de la mano de un mejor discurso pro parte del Ejecutivo, contribuirían a que la actividad logre una tasa de expansión en torno al 3%, lo que de todas formas estaría muy lejos del potencial de 4,3%.

El segundo, y más negativo, apunta definitivamente a un estancamiento de nuestra economía, la que no evidenciaría cambios relevantes respecto a lo producido este año, implicando entonces crecer a tasas mucho más cercanas al 2%.

A continuación destacados economistas dan sus visiones sobre 6 factores claves que determinarán cuál de los 2 escenarios posibles será el que finalmente se materialice en 2015.   

El misterio del sector externo

Las turbulencias internacionales en el último tiempo, hacen difícil anticipar una apuesta definitiva sobre cómo evolucionará el próximo año y su impacto en nuestro país.

A juicio del economista de la U. Católica y ex ministro de Hacienda, Rolf Lüders, "la evolución del sector externo se pronostica -en general- como favorable para Chile en 2015. La economía mundial se acelerará en forma relativamente significativa, superando una tasa de crecimiento del 3,5%", a pesar de la debilidad de las economías de la zona Euro y Japón.

Punto de vista similar al de Rodrigo Cerda, director alterno de Clapes-UC, quien sostiene que "los términos de intercambio de nuestro país no deberían deteriorarse mayormente el próximo año e incluso podrían mejorar en la medida que se mantenga la disminución del precio del petróleo a nivel internacional". Añade que se podría esperar algo de crecimiento en las  exportaciones y el sector externo sería nuevamente uno de los motores que podría estar impulsando la economía.

Sin embargo, Eugenio Rivera,  director del programa económico en Fundación Chile 21, advierte que las expectativas respecto de la economía mundial se están tornando menos optimistas.

"Esto debe atemperar un optimismo excesivo. Pese a la caída esperada del precio del petróleo, es probable que la caída del precio del cobre ,que continuará el próximo año, lleve a un tipo de cambio en torno a los $625 en los primeros meses del año. Esto debería repercutir en un mejor desempeño exportador, que es poco probable que compense los menores ingresos derivados del metal rojo. Más aún, las expectativas generales son que se deterioren los términos del intercambio", asegura.

Coincide Sebastián Cerda, economista jefe de CorpResearch:  "Creo que en el neto el impacto será negativo, porque la recuperación de Estados Unidos  va a provocar una apreciación del dólar y por lo tanto una caída de los precios de los commodities medidos en dólares".

La influencia de las expectativas en el clima interno

Los expertos dejan en claro que uno de los puntos más cruciales para la evolución de la actividad en 2015, será la evolución de  las expectativas, y que de ello dependerá en gran parte la posibilidad de un crecimiento de 3%, o definitivamente seguir en torno al 2%.

Para Lüders, "la clave de la evolución de la economía chilena el próximo año será la medida en que el Gobierno pueda reducir los grados de incertidumbre y desconfianza actualmente existentes".

Asimismo, Rodrigo Cerda apunta que será muy relevante  "mejorar las expectativas y despejar incertidumbres que por el momento se mantienen al no conocerse qué ocurrirá en el debate laboral y en el debate constitucional".

Por otro lado, Rivera considera que "el decidido esfuerzo reformista de la autoridad, más la falta de capacidad del empresariado para entender que hay una demanda democrática de cambios que permitan hacer más inclusiva la sociedad chilena, ha llevado a un deterioro del clima interno y las expectativas", por lo que estima que será decisivo "que el Gobierno elabore una hoja de ruta que permita generar sinergias positivas a partir de su programa de reformas".

Discurso de la autoridad y reformas

En cuanto a las reformas comprometidas por el Gobierno, -algunas ya  realizadas,  otras en trámite-, los economistas ven poco espacio para un retroceso, y más bien apuntan a la necesidad de que sean prudentes; que la comunicación de su contenido sea adecuada, con un discurso que busque un mayor diálogo.

"La autoridad está al debe en el esfuerzo por explicitar el sentido global de su acción y el rol que juega cada una de las reformas en él. La Presidenta deberá resolver si esto se soluciona con una definición más clara de la hoja de ruta y con mejores procedimientos para resolver los problemas internos de la coalición, o si se requiere un cambio profundo de gabinete", señala Rivera. Sostiene que que esta decisión será clave para el desarrollo político y económico de  2015.

Por su parte, Lüders precisa que "lograr amplios acuerdos en torno a temas estructurales básicos -como el sistema educacional, la ley laboral y la Constitución- es muy difícil, sobre todo por la existencia de una minoría radicalizada y vociferante.  Allí está la principal causa de la incertidumbre y desconfianza existente, que induce a los empresarios a postergar inversiones, dado que no se sabe en que terminará realmente el proceso iniciado".

En tanto, Rodrigo Cerda asegura que "lo que haga el Ejecutivo en estas materias tendrá un importante impacto, lo que puede ser para bien o para mal en materia económica, dependiendo del diseño de reformas que se propongan. Esto recuerda bastante el escenario pre-reforma tributaria, por lo que hay que ser cuidadoso con este escenario para no volver a tener otro año como este 2014".

Política Monetaria: Con espacio para recortes, pero con menor impacto

A pesar de los 200 puntos base que bajó el Banco Central (BC) en  la Tasa de Política Monetaria (TPM) en el último año, los expertos no se cierran a nuevos recortes, con el objetivo de ayudar lo más posible a estimular la economía. Sin embargo, reconocen que el espacio es mucho menor al de este año, por lo que el impacto será ídem.

Justamente en esa línea, Rodrigo Cerda afirma que un escenario bastante probable es que la inflación se desacelere de forma significativa y se observen  nuevas bajas de tasas durante el próximo año. "Y aquí uno se pregunta acerca de la efectividad de la política monetaria en este ciclo. ¿Será suficiente para incentivar consumo e inversión? Difícil, porque  da la impresión que la desaceleración en estas variables obedece a fundamentos de incertidumbre y de esperar para ver como se termina de decantar el escenario interno".

Por su parte, Rivera reconoce que el ente rector se encuentra en una encrucijada debido al actual nivel de inflación en 12 meses (5,7%), pero que "en la medida que no son factores de demanda los que están en la base del fenómeno inflacionario y que el crecimiento económico en 2015 amenaza con caer por debajo de las cifras esperadas por la autoridad hacendaria, es probable que opte por llevar la TPM a 2,5%, lo que debería redundar en un crecimiento mayor al del 2014".

Al respecto, Lüders menciona que el BC ha realizado su cometido con la seriedad y capacidad técnica conocida, considerando que "la inflación debiera sin duda alguna volver a los niveles determinados por la meta correspondiente".

Política fiscal: Dudas sobre el aporte del mayor  gasto

9,8% crecerá el gasto fiscal en el Presupuesto del próximo año, medida que el Gobierno consideró justamente como herramienta anticíclica frente a la desaceleración. Si bien el aumento es efectivamente importante, no existe certeza entre los agentes de que  implique necesariamente un aporte al PIB.

Por ello, Rivera explica que a pesar del alza de casi 10% del gasto, "el hecho que la desaceleración económica esté resultando más acentuada de lo previsto, hace dudar seriamente que el aumento indicado del gasto y la inversión pública aseguren un crecimiento sobre el 3%". Incluso agrega que la autoridad fiscal parece no aprovechar la oportunidad de darle un impulso a la demanda mediante un aumento significativo de las remuneraciones del sector público. El reajuste planteado por la autoridad es de 6%, lo que implica un 0,3% real considerando la inflación de 5,7%.

Por su parte, Lüders apunta que más allá del alza del gasto, "en materia de distribución de los recursos, me habría gustado una señal más potente de su compromiso con el fortalecimiento de la educación, mediante un alza mayor del subsidio. Una política así habría redundado en mejores remuneraciones de profesores, como señal inequívoca de la voluntad de mejorarlos también a futuro, condición necesaria (pero no suficiente) para mejorar la calidad de la educación en el sistema público".

 Por otro lado, Rodrigo Cerda advierte que podría existir un impacto negativo de la política fiscal, toda vez que "cada día se hace más probable que los ingresos proyectados estén sobreestimando los ingresos que efectivamente se recaudarán, debido a que los supuestos macro son optimistas y a que los supuestos de recaudación por reforma tributaria pueden no cumplirse, sobre todo en lo referido a disminución de evasión".

Desempeño de la inversión y del consumo

Definitivamente si hay algo que determinará el crecimiento de la economía el año siguiente será el comportamiento de la demanda interna. Si se recupera o no.

En este contexto, a la fuerte contracción de la inversión en los últimos meses, se ha comenzado a sumar una moderación en el consumo, lo que prende las alarmas de los economistas.

¿La apuesta? En el mejor de los escenarios, los expertos esperan que el consumo muestre mejores cifras de crecimiento, y la inversión (al menos) se estabilice y deje de caer.

Aún así, en este ítem, las perspectivas no son positivas.

De hecho, a juicio de Sebastián Cerda, "lo que hubo fue un shock tan grande a la rentabilidad esperada de los proyectos de inversión, que todavía estamos en la mitad de ese proceso de ajuste. No veo pronto un punto de inflexión en eso, entonces veo una economía más cerca del 2% que del 3% el próximo año".

Pesimismo que comparte Rodrigo Cerda: "No es descartable que el primer trimestre del próximo año la inversión se mantenga en negativo, por lo que completaríamos una secuencia de entre 6 y 7 trimestres con inversión decreciendo. Una de las razones por la que la recuperación de la inversión sea sólo parcial, es que el consumo podría seguir desacelerándose en la medida que el empleo se expande cada vez más lento, particularmente en los empleos de calidad. Esta desaceleración del consumo puede imprimirle una segunda fuente de desaceleración a la economía que retroalimentaría la inversión". 

Asimismo, Lüders anticipa  que "el comportamiento del consumo y de la inversión durante 2015 se vislumbran como pobre, a pesar de las condiciones externas relativamente favorables. Como continuará incrementándose el desempleo y los salarios se mantendrán relativamente estancados, el aumento del consumo será modesto (alrededor del 3% con un sesgo a la baja).  La tasa de inversión aumentará aún menos, probablemente alrededor del 2% y también con un sesgo a la baja, a menos que se produzca un vuelco en el clima político del país, cosa que es poco probable".

Por último, Rivera considera que "es probable esperar una estabilización y un ligero mejoramiento de la inversión privada y un crecimiento de la inversión pública. No obstante, esto último dependerá de la capacidad del Gobierno de lograr una ejecución presupuestaria del 100%".

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