Los coletazos de Uber: precio del "cupo" para trabajar de taxista cae 33% en un año
Lo que antes era un bien preciado por su escasez, se transformó en un obstáculo que podía ser sorteado fácilmente con las nuevas aplicaciones de transporte. Así, en tan sólo un año el precio "de mercado" del permiso para manejar un taxi pasó de $12 millones a ser comercializado en $8 millones.
En la década de los noventa, a la hora de hablar del precio de los permisos para manejar taxis en la Región Metropolitana se hacía una comparación con las viviendas. "Es imposible que bajen", se decía. La escasez de los dos bienes aseguraría el aumento del valor con el tiempo. De hecho, por lo mismo, los conductores de taxis recurrían a la venta de estos "cupos" como mecanismo de jubilación.
En el caso de los inmuebles, la crisis subprime mostró que lo improbable podía ocurrir, mientras que la masificación de las plataformas de transporte está demostrando que contar con una autorización ya no es garantía para generar flujos a la hora de dejar el volante.
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Desde que se masificaran las plataformas de transporte tipo Uber en 2016, el precio de las patentes ha caído en cerca de un cuarto de su valor. Hasta hace dos años el precio venía creciendo de manera exponencial. En 2005, este activo se ofrecía en alrededor de $800 mil, pero once años después este permiso se vendía en cerca de $12 millones. La razón para el salto es simple: tras el congelamiento del parque de taxis en 1998, el permiso se convirtió en un bien preciado. Sólo alrededor de 100 mil vehículos recibieron autorización para operar, los cuales se fueron retirando paulatinamente. Finalmente, el universo en la Región Metropolitana quedó en 41 mil. Según cifras del Ministerio de Transportes, actualmente hay 23.794 taxis básicos autorizados para operar, a los que se suman 10.280 colectivos urbanos, 3.531 rurales, 741 taxis de turismo y otros 3.328 ejecutivos.
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Como la demanda por trabajar en este servicio creció junto a la población, quienes contaban con el permiso que había sido otorgado de manera gratuita, comenzaron a vender al documento, creando así un verdadero mercado secundario para los permisos. Las autorizaciones se venden principalmente a través de avisos en los diarios, pero también en algunos locales en Avenida Matta. Estos son los lugares donde se transan los cupos, los que a fines del año pasado se vendían en alrededor de $8 millones, según confirma la Confederación de Taxistas de Chile (Confenatach). En términos nominales, la cifra es 33% más baja al peak alcanzado en 2016 y 23% menor en números reales.
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Según comenta el gerente general de Easy Taxi, Eduardo Hernández, el valor de los cupos ha disminuido como consecuencia de una redistribución de la demanda por el servicio. Efectivamente, si antes la única alternativa era tomar un vehículo particular en la calle, hoy hay otras tres opciones masificadas que suplen el servicio: el mismo Easy Taxi, Cabify y Uber. En el caso del primero, trabajan con automóviles y vehículos autorizados por el Ministerio de Transporte y actualmente cuentan con 15 mil conductores inscritos en todo Chile. Uber y Cabify, en tanto, han captado a aquellos que quieren trabajar trasladando a pasajeros sin la necesidad de pagar un permiso. Ambas aplicaciones suman 95 mil vehículos a nivel nacional, un número que más que duplica el parque de taxis de la Región Metropolitana. "Desde la entrada de Uber el precio del cupo ha caído, con las exigencias que establece el Ministerio de Transporte para manejar un taxi, es difícil competir actualmente", asegura el presidente del gremio, Luis Reyes.
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Desde la industria de las plataformas se defienden. "Cabify no busca ser una competencia con los taxistas", comenta el CEO de Cabify Chile, Agustín Guilisasti. "En nuestros registros tenemos algunos casos de taxistas que han decidido entrar a Cabify principalmente porque reciben más ingresos y se sienten más seguros, además, para entrar a Cabify no es necesario comprar una patente de alto costo, si no que sólo se deben cumplir los procesos de selección", detalla Guilisasti. En la misma vereda, desde Uber tienen una visión similar. "La incorporación de cupos es una medida que fracasó en materia de transporte, pues dejó grandes sectores de la ciudad sin servicio", asegura el gerente de asuntos de gobierno de Uber Chile, Nicolás Sánchez.
Cupos para todos
Hace cerca de un mes, la nueva normativa que busca regular el uso de las plataformas de transporte fue aprobada por la comisión de Transportes de la Cámara, antes de comenzar el receso de verano. La iniciativa ha avanzado de manera lenta y en los últimos días volvió a la palestra tras el accidente sufrido por un conductor de Uber en la Costanera Norte.
El proyecto establece una serie de nuevas exigencias para los conductores que operen a través de estas plataformas. Entre ellas, se establece que deberán postular a un permiso del Gobierno y luego inscribirse en la aplicación. Es decir, se crea la misma figura del cupo que existe para los taxis tradicionales. Pero con una diferencia: su venta estará prohibida. Este tema tiene en alerta tanto a Uber como a Cabify. "Si se llegara a aplicar para las plataformas tecnológicas, sólo generará consecuencias negativas para el usuario, los tiempos de espera podrían subir de los actuales 5 minutos a más de 40", advierte Sánchez. Desde Cabify, en tanto, esperan que esta nueva exigencia se revierta durante la discusión.
Pero independiente de aquello, desde las plataformas aseguran que es esperable que el precio de los cupos tradicionales siga cayendo. El sistema de transporte, dicen, cambió y no adaptarse a ella tiene costos elevados.
El medallón de Nueva York
Fuera de Chile ya han enfrentado situaciones similares. En Nueva York, el valor de la autorización para operar como taxista -una figura que se conoce como medallón- se ha desplomado en los últimos años. Al igual que en el mercado local, las autoridades congelaron el parque hace algunos años, con lo que el número de taxistas se ha mantenido en alrededor de 14 mil en los últimos años y se generó un mercado secundario de cupos. A diferencia de lo que sucede en Chile, en Nueva York las transacciones son reguladas y documentadas ante el gobierno.
En 2014 se entregaron los últimos permisos, en un período en el que ser taxista todavía era visto como un gran negocio. Justamente en ese año, el medallón alcanzó un precio récord de US$1,3 millones, una cifra cuatro veces mayor a los US$324 mil a los que se transó en promedio el mes pasado. Una caída que los taxistas atribuyen a la proliferación de las plataformas de transporte, cuya competencia consideran desleal. Los conductores acudieron a tribunales el año pasado alegando un trato injusto ante la ley. La justicia no falló a su favor, pero eso no les impidió volver a presentar un recurso legal de características similares. La pelea legal continúa actualmente, mientras en las calles los conductores intentan adaptarse a la nueva realidad.
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