Martin Schulz: El hombre llamado a frenar la inestabilidad política en Alemania

SON DÍAS difíciles en Alemania, especialmente para el líder de Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz, quien tiene sobre sus hombros la misión de pactar con Angela Merkel para formar una coalición de gobierno, y de paso, terminar con la incertidumbre que pesa en la primera economía europea.

El camino ha estado lleno de baches. Las grandes diferencias, principalmente en temas sociales como la Salud y reformas laborales, Schulz ha debido enfrentarlas en forma rígida con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y sus socios de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), quienes en conjunto forman la Unión.

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Además, ha debido soportar y disimular por meses el terremoto interno de su partido, luego que obtuviera el peor resultado en las elecciones desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Tanta adversidad en la cabeza de una sola persona, y a la vez, su particular forma de enfrentarla, tiene que ver con las vivencias del líder del SPD, que consisten en caer y levantarse una y otra vez.

Nació en 1955 y creció en Würselen, lugar cercano a las fronteras de Bélgica y Holanda.

Desde pequeño desarrolló una habilidad innata para el deporte, destacando en el fútbol. Cuando comenzaba a soñar con el profesionalismo, un a grave lesión en la rodilla truncó sus aspiraciones. Fue la primera caída.

Después de este episodio, que sin duda marcó su juventud, Martin Schulz debió enfrentar otro demonio: el alcohol.

Probablemente, este problema haya sido uno de los grandes desafíos a los que debió derrotar, pues además de no terminar la educación secundaria, también estuvo desempleado. "Era un cerdo y no un muy buen estudiante", reconoció él mismo en una entrevista.

La ayuda y el cariño incondicional de su familia fueron parte de la terapia para sacarlo del alcoholismo. Fue su primera victoria.

Es el menor de cinco hermanos y junto a una de ellas incursionó en la lectura, desarrollando una nueva pasión. Tanto así, que fueron propietarios de una librería desde 1982 hasta 1994.

A los 19 años, seducido por las historias de sus familiares, quienes contaban historias de la Segunda Guerra Mundial y de cómo comenzaba a configurarse el mapa de Europa antes de la caída del muro, Martin Schulz ingresa a las filas del Partido Socialdemócrata.

Pasaron diez años desde el inicio de su militancia para convertirse en concejal de Würselen, y tres años más tarde, en 1987, se instalarse en la alcaldía de ese municipio, esta vez, como la máxima autoridad.

De allí en adelante su carrera política fue en ascenso y su ambición, también. Compatibilizó su trabajo como alcalde con el de diputado europeo entre 1994 y 1998.

Su llegada a Bruselas tuvo gran visibilidad, pues su perfil calza perfecto con las características de quienes integran la Cámara.

El sólo hecho de haberse dedicado tantos años le dio buenos frutos para su nuevo trabajo, considerando que habla seis idiomas. Más de 22 años se mantuvo como europarlamentario, lugar donde lideró la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas de Europa, antes de dar el golpe final siendo por cinco años el presidente del parlamento Europeo, entre 2012 y 2017.

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Sven Giegold, diputado alemán de Los Verdes en Bruselas reconoce que "algo positivo que se puede decir de Schulz es que ayudó a impulsar la democracia en la UE, al respaldar varias reformas. En Bruselas él estaba muy enfocado en su carrera, y eso le ganó muchos opositores".

Según Jorge Galindo, analista de la Universidad de Ginebra, dice que "es una persona que llega al liderazgo del partido desde Bruselas con un perfil impoluto. Todas las personas del SPD esperan que revitalice a la tienda que se encuentra en un momento delicado".

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Justamente, tras haberse convertido en presidente del SPD en enero del año pasado y candidato a destronar a Angela Merkel, las elecciones le juegan en contra asestándole un duro golpe: su partido obtuvo 20,5% de los votos, la menor votación desde el período posguerra, generando una crisis al interior del SPD y cuestionando duramente el liderazgo de Schulz.

El eurodiputado de Esquerra Republicana, Jordi Solé, dijo que "el liderazgo de Schulz está tocado porque sacó muy malos resultados. Normalmente, en las coaliciones de gobierno los socios pequeños son los que sufren más. La decisión de entrar en un nuevo gobierno con los partidos de la Unión, si es que se acaba tomando, dividirá al partido".

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De hecho, en medio de una negociación tan importante como la formación de Gobierno en Alemania, los sondeos siguen siendo el peor enemigo para el líder de los socialdemócratas. La última encuesta de ARD, televisión pública alemana, arrojó que sólo un 18% apoya al SPD, el nivel más bajo que ha registrado el partido en esta medición. Por su parte, Martin Schulz, en forma personal cayó cinco puntos y sólo un 25% lo respalda.

"Es increíble todo lo que ha soportado en los últimos meses", dijo su esposa Inge al medio alemán Die Spiegel. Pero hay quienes no tienen compasión alguna por analizar su último año.

Jörg Meuthen, copresidente del partido ultraderechista, Alternativa para Alemania (AfD) dijo que Schulz tiene "falta de credibilidad. Hizo su carrera en Bruselas, el centro de socialización de los eurocentristas. Por sus numerosos años en su burbuja europea, no tiene cómo saber dónde realmente le aprieta el zapato al hombre común. En su lugar, dedicó su tiempo a inundar Europa con burocracia inútil".

En la misma línea, Thomas Schmid, editor de Die Welt le dedicó una ácida columna, tildándolo de "hombre del pasado e ingenuo", recriminando además que "los grandes socialdemócratas antes que él han demostrado que es necesario ser flexible". Esta última característica será la que Martin Schulz tendrá a prueba frente a Angela Merkel en estos días, cuando se cumple el plazo máximo para decidir el futuro político de Alemania.