Morsi tiene la oportunidad de apaciguar a los cristianos de Egipto




La minoría cristiana ortodoxa copta de Egipto tiene un nuevo líder espiritual, el Papa Teodoro II, quien fue escogido en una ceremonia impregnada de tradiciones de su antigua e independiente iglesia.

El proceso de selección final incluyó a un niño que sacó el nombre del Papa de un cáliz de vidrio con nombres de tres contendores. El procedimiento, afirman los cristianos coptos, permite que la elección finalmente la haga Dios.

Ahora que el Todopoderoso dejó saber su voluntad, una pregunta importante para la comunidad copta será si Mohamed Morsi, el presidente islámico de Egipto de la Hermandad Musulmana, estará presente en la ceremonia de coronación del 18 de noviembre.

A la iglesia copta se le dio a entender que Morsi podría no asistir, pero que visitaría las oficinas papales para entregar sus felicitaciones. Sin embargo, mucho depende de su decisión

Si el presidente se mostrara en televisión asistiendo a una misa de oraciones cristianas como una manera de cortesía para con sus ciudadanos coptos, estimados en 10% de una población de 83 millones, le enviaría un mensaje reconfortante a una comunidad asustada y que ve el futuro con miedo ahora que islamistas, incluyendo a los Salafistas ultraconservadores de línea dura, llegaron al dominio político.

Los cristianos han notado que los principales líderes de la Hermandad Musulmana y del partido Libertad y Justicia, su brazo político y el mayor partido en Egipto, visitaron la principal catedral de El Cairo para ofrecer sus condolencias cuando el patriarca anterior murió, pero ninguno se quedó al funeral.

La reticencia a aparecer en el funeral fue interpretada como un deseo de evitar dañar las sensibilidades de algunos religiosos intransigentes, algunos de los que acusan que la presencia de Musulmanes en oraciones cristianas equivale a una promoción de prácticas desleales.

De manera similar, aunque el presidente Morsi prometió antes de su elección en junio que nombraría a una mujer y a un cristiano como vicepresidentes, se retractó después de las críticas de intransigentes que dijeron que sería inaceptable desde el punto de vista religioso.

Para la minoría cristiana de Egipto, que se queja de una discriminación cada vez mayor, de tensiones sectarias y de estallidos periódicos de violencia contra ellos (en aumento tras la salida de Hosni Mubarak), la atmósfera política no es un buen augurio, a medida que los partidos Salafistas intentan imponer su visión de mundo en una nueva constitución que se está elaborando.

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