A 10 años de Lehman Brothers

Se cumplen 10 años desde la caída de Lehman Brothers, un hito de la denominada Gran Recesión. Momento propicio para analizar si se corrigieron los problemas que llevaron a la debacle económica de la que aún se pueden observar sus secuelas.

Con la distancia se ha apreciado que la desregulación excesiva en Estados Unidos, una política de incentivos a los ejecutivos mal puestos -porque alimentaban los excesos- y una serie de fallas de varios actores del sistema generaron un colapso del que aún no se logra salir del todo.

Los ejecutivos que buscaron la rentabilidad de corto plazo sin importar las consecuencias, las clasificadoras de riesgo que dieron el visto bueno sin entender del todo los instrumentos que calificaban, y los inversionistas institucionales que compraban esos activos y los reguladores que no vieron ni fiscalizaron lo que estaba pasando, todos fallaron.

Luego del colapso se avanzó a nivel global en una regulación tendiente hacia un sistema financiero más sólido y con mejor manejo de liquidez, sin embargo, los incentivos de las empresas para sus funcionarios no han cambiado sustancialmente, permaneciendo mal alineados.

El connotado inversionista Mohamed El-Erian hizo ver este punto en una reciente columna. "A juzgar por los incidentes que han llamado la atención de los titulares sobre conductas y procedimientos inadecuados en los últimos años, se requiere trabajar más en las políticas de 'garrote y zanahoria' que existen en algunas instituciones financieras".

Las diversas estrategias de incentivos deben buscar una mezcla balanceada entre los beneficios de corto plazo, pero también ligarlos en un horizonte más largo. Más allá de la "agresividad" a la hora de hacer negocios, siempre dentro de la legalidad, no se ha visto un gran cambio en la forma en que se premia el logro de las metas, en especial de los grandes ejecutivos