Arauco tras los incendios
La forestal del grupo Angelini aplicará una agresiva política comercial para que la merma de masa forestal tras los incendios del verano no afecte el suministro de astillas de sus plantas de celulosa. “La forestal es una industria con planes de crecimiento y, como el stock de materia prima disminuyó, se verá más exigida y los costos subirán”, dice Charles Kimber, gerente corporativo de Personas y Sustentabilidad de Arauco.
En un complejo escenario le tocó al grupo Angelini poner en marcha la Línea 3 del proyecto de Modernización y Ampliación de la Planta Arauco (MAPA), que procesará en régimen 1.560.000 toneladas de celulosa blanqueada de eucalipto al año y que, con una inversión de US$ 2.850 millones, es el mayor en la historia de la compañía. Ello, porque los incendios reducirán la disponibilidad de materia prima tanto propia como de terceros.
A nivel mundial Arauco, brazo forestal del grupo Angelini, es el segundo mayor productor tanto de celulosa como de tableros, mientras que en madera aserrada está dentro de los 10 primeros. Y en molduras es líder. En 2022 facturó US$ 7.100 millones; US$ 4.100 millones en el segmento maderas y cerca de US$ 3.000 millones en celulosa. La mitad de su Ebitda proviene de la celulosa, pero con MAPA subirá su incidencia, si los precios se mantienen.
El 1 de marzo Arauco informó que en las regiones donde tiene plantaciones forestales productivas −Maule, Ñuble, Biobío y Los Ríos− cerca de 47.000 hectáreas habrían sido potencialmente afectadas por los incendios que asolaron localidades del centro y sur del país. Y que, según estimaciones preliminares, el impacto en sus estados financieros a la fecha era de unos US$ 50 millones. En total, el grupo tiene alrededor de 620.000 hectáreas de plantaciones.
¿Cómo se traduce ese impacto en términos de actividad productiva? Charles Kimber, gerente corporativo de Personas y Sustentabilidad de Arauco, dice que en el caso de la compañía, el 60% de las hectáreas afectadas son de pino y 40%, eucalipto; pero a nivel nacional se afectó en torno a 9% de la superficie con eucalipto y el 5%, de pino (de las 440.000 hectáreas afectadas a nivel nacional, 240.000 corresponden a plantaciones).
“Un 9% es mucho eucalipto e implicará una menor oferta de astillas, el insumo de la celulosa, por los próximos cinco años. El abastecimiento de nuestras plantas se mantendrá, pero disminuirán las exportaciones. Si se embarcan aproximadamente tres millones de metros cúbicos anuales probablemente bajen a un millón de metros cúbicos, porque nosotros haremos más conveniente que esas astillas se queden en Chile”, plantea.
Así, para asegurarse la materia prima requerida por sus plantas, Arauco implementará una política comercial más agresiva para que a los productores locales les resulte más atractivo venderles a ellos “que irse a abastecer fábricas en China o Japón, a 30 días de distancia. Hay una reacción comercial inmediata para que eso suceda durante los próximos cinco años”.
Las exportaciones de astillas iban a bajar de todas maneras debido a la mayor demanda interna a partir de este año, derivada precisamente de la entrada en operaciones el 29 de diciembre de la Línea 3, que actualmente está en la fase de puesta en marcha y aumentará gradualmente la producción para llegar al 100% a comienzos de 2024.
Con esta nueva producción de celulosa de eucalipto, sumada a la de celulosa de pino de la Línea 2, ya en operación, la Planta Arauco alcanzará una capacidad de 2,1 millones de toneladas anuales de celulosa, la más grande del rubro en Chile.
Efecto en rollizos
Como el pino −cuyo ciclo dura 24 años− es menos resistente al fuego que el eucalipto, Kimber explica que desarrolla un hongo que forma una mancha azul, el que no afecta la calidad de la madera, pero sí su apariencia; así es que tienen que cortar rápidamente los árboles adultos recuperables (14 a 24 años), que son los que se destinan a madera aserrada y terciado, en los que es clave la apariencia. “Por lo tanto, este año habrá mayor oferta de rollizos de pino en el mercado nacional. Sin embargo, desde mediados de 2024 disminuirá, producto de la pérdida de pino”. La industria de pino está más atomizada y Arauco es el principal productor de madera y tableros en Chile.
La menor producción de los pequeños y medianos productores de bosques repercutirá en los cerca de 1.000 medianos y pequeños aserraderos. “La forestal es una industria con planes de crecimiento y, como el stock de materia prima disminuyó, se verá más exigida y los costos subirán. Por eso es muy importante la reactivación y replantar rápido”, dice el ejecutivo.
Lecciones de los incendios
Kimber presenció in situ durante varias jornadas las labores para combatir los incendios que por casi 45 días asolaron plantaciones de todo tipo, viviendas e instalaciones industriales entre el Maule a La Araucanía, alcanzando peaks de 140 nuevos incendios por día el 2 y 3 de febrero. Aunque se controlaron hace unas semanas, mantienen disponibles equipos y brigadistas: “Los estados de emergencia y catástrofe han disminuido el número de incendios, pero seguimos vigilantes”, dice.
Todavía no hay certeza sobre quiénes fueron los causantes. Pero la evidencia recogida a la fecha da cuenta de que hay zonas donde hubo clara intencionalidad, como al norte del Maule, donde fue cercana al 15%; en Ñuble, 40%; y en La Araucanía, 80%, por lo que presentaron querellas: “Todos los incendios en Chile son iniciados por acción humana. En algunos casos se han originado producto del corte de tendidos eléctricos, por negligencia en quemas agrícolas o en manejo de maquinarias, pero lo más preocupante es la intencionalidad, porque se da en varios lugares al mismo tiempo, lo que limita la capacidad de combate”.
Tampoco tienen claro si el objetivo detrás de estos incendios eran las forestales. Kimber plantea una tesis: “Durante los últimos tres años la policía y los fiscales han hecho un trabajo acucioso para pesquisar el robo de madera y en 2022 hicieron muchas detenciones. Puede ser una arista a investigar que personas quieran causar daño en represalia porque les afectaron su negocio ilícito; los territorios incendiados están más al norte de donde se produce el robo de madera −Coronel, Lota, Tomé, Dichato−, zonas a las que les es rápido movilizarse desde sus territorios”.
En el fragor del combate al fuego se comenzó a esbozar la idea de más impuestos y regulaciones al sector. Kimber dice que antes que eso, hay que preocuparse de cómo incentivar buenas prácticas forestales para que el país mantenga su protagónica posición internacional, con productos de calidad provenientes de un recurso renovable que es alternativa a otros más contaminantes, como plásticos o metales: “Internacionalmente, Chile es un proveedor reconocido y competitivo en celulosa, tableros, maderas y remanufacturas y astillas y mantiene una posición importante que es necesario cuidar. También tenemos que promover las buenas prácticas en la actividad. Hay oportunidades de mejora, pero no se resuelven a través de más regulación sino por la vía de hacer cumplir la que tenemos. Hay pautas bien claras de Conaf, pero muchos no las respetan”.
También revivió la discusión sobre si las variedades plantadas −pino y eucalipto− y su manejo contribuyen a propagar incendios. El ejecutivo asegura que toda plantación genera mucha materia orgánica, la que con incendios intencionales múltiples e instantáneos y bajo condiciones climatológicas propicias, serán consumidas rápidamente, pero que eso pasa con cualquier árbol. “No son las especies el problema, sino la materia orgánica. Por eso es importante tomar medidas preventivas en materia de incendios y de buen manejo de bosques”, apunta.
Asegura que las prácticas silvícolas de la compañía son de clase mundial ya que tienen experiencia en distintos contextos, pues también posee plantaciones en Argentina, Uruguay y Brasil. Pero que aquí, tanto por condiciones climatológicas como debido a la cultura del fuego, han establecido exigencias más altas; la inversión anual para prevención y combate de incendios alcanza a US$ 57 millones, 10 veces más que la sumatoria de los otros países donde mantienen presencia. “La inversión en cinturones de seguridad, fajas y manejo forestal para disminuir la propagación en 2022 fue de US$ 18 millones. Una empresa grande puede hacer cortafuegos y dejar de generar ingresos en los 30 metros que resta por cada km, pero para un particular es mucha plata, debe tener algún incentivo”, enfatiza.
Recuerda que desde hace años las empresas trabajan con Agricultura, Conaf y Corma en pautas de manejo para disminuir los efectos del fuego en las plantaciones y que más del 50% de los incendios a los cuales acuden sus equipos son iniciados en predios de terceros.
Entre las lecciones de este verano menciona que las prioridades son disminuir la ocurrencia, atacando la intencionalidad, reduciendo negligencias, problemas en las líneas de transmisión y tendiendo a operaciones más seguras, para evitar focos derivados de la manipulación de equipos en carreteras, ferrocarriles, faenas forestales y agrícolas. También contener la propagación mediante el diseño y mantenimiento de bosques autoprotegidos; complejos industriales y casas autoprotegidas y zonas de interfaz: “Las zonas de interfaz entre los bosques y las casas se deben mantener despejadas, sin tomas. Hoy tenemos 1.500 hectáreas tomadas de zonas definidas como interfaz”.
También es clave que el bosque nativo esté regulado, “porque se quema tanto como las plantaciones, la diferencia es que generalmente está en lugares más húmedos o al lado de arroyos”.
¿Hay algún mea culpa por parte de las forestales? “En cada uno de estos temas puede haber habido alguna falla que no se detectó a tiempo o bosques mal cuidados. Las empresas grandes hacemos mucho trabajo silvícola que es caro, pero un particular no está dispuesto a invertir en limpieza y manejo de su bosque, ni en prevención o combate de incendios porque sabe que lo hacen las empresas grandes y que está Conaf”, responde.
Hace unas semanas se reunieron en Concepción 250 ejecutivos de los 11 países donde Arauco tiene presencia (Chile, Argentina, Uruguay, Brasil México, Estados Unidos, Canadá, Portugal, España, Alemania y Sudáfrica) en una reunión anual que no hacían hace cuatro años. Allí, junto con los planes de desarrollo, les expusieron las lecciones aprendidas en los incendios. Kimber cuenta que no podían creer que los brigadistas fueran atacados.
Agrega que en Europa, Norteamérica y otros mercados latinoamericanos no enfrentan los problemas que en Chile: “No nos encontramos con un activismo permanente, con gente que nos toma terrenos o prende bosques, ni con el aparente choque de intereses entre lo público y lo privado. Cuando nos instalamos en Uruguay, Brasil o México, nos reciben con entusiasmo porque saben que no implica sólo retorno económico para la empresa y quienes trabajan en ella, sino que también contribuirá a mejorar la calidad de vida del entorno. Queremos seguir trabajando en Chile con las autoridades locales y nacionales en reencantar a la comunidad con esta actividad”.
Otro problema que se ha agudizado para Arauco es encontrar contratistas dispuestos a aventurarse en zonas conflictivas: “Se hace más necesario abordar el robo de madera y la ocupación de terrenos de manera violenta a partir de lo sucedido con los incendios. Tenemos 15.000 hectáreas a las cuales estamos imposibilitados de acceder”.
Las perspectivas para 2023 y los proyectos en Chile, México y Brasil
Este primer semestre lo ven difícil, especialmente en el sector madera. De hecho, han tenido que detener algunas plantas, dar vacaciones y disminuir turnos para producir menos. “Inventarios mundiales altos y una caída de demanda en algunos mercados han hecho que hayamos tenido que ajustar nuestra oferta en Chile, Brasil y Estados Unidos. Esperamos que el segundo semestre mejore el panorama”, detalla Charles Kimber.
En el mercado de celulosa, el crecimiento más lento de China ha llevado a un ajuste de precios; y a la nueva oferta de Mapa se suma la entrada de una planta en Uruguay el próximo trimestre, lo que presionará los precios.
La firma importantes proyectos en Chile y el extranjero. Presentó el estudio ambiental para una planta OSB en Yungay, en el complejo Trupán-Cholguán, por US$ 280 millones. “Pero estamos preocupados por la disponibilidad de madera futura y tenemos que ser responsables en cuanto a abastecer nuestras plantas y cumplir con la venta de rollizos a terceros antes de pensar en nuevos proyectos”, acota Kimber.
Hace unos meses empezó a operar la fábrica de CLT (Cross Limited Timber), paneles estructurales de madera para la construcción de casas y edificios: “Creemos que la demanda por productos de fibra de madera aumentará en el mediano y largo plazo”, dice Kimber.
Para crecer con plantaciones forestales y plantas de celulosa, el candidato natural es Brasil, líder mundial en la fabricación y venta de celulosa de fibra corta: “Somos importantes proveedores de fibra corta con Mapa, Nueva Aldea y Montes del Plata y para mantener nuestra posición de liderazgo, tenemos que diversificar. Allí vemos excelentes condiciones de crecimiento, hay una importante industria de ingeniería y fabricación de equipos, así es que hay condiciones para un proyecto como Sucuriú. Esperamos hacer el próximo año una presentación al directorio para tomar una decisión final”. Arauco firmó un acuerdo de inversión por US$ 3.000 millones en 2022 con el gobierno de Mato Grosso do Sul para desarrollar este proyecto.
En México, compró a comienzos de 2019 dos fábricas de aglomerados y MDF a Masisa y desarrolla el proyecto Vikingo, planta de melamina y MDF para la que ya obtuvieron los permisos ambientales y que involucra US$ 235 millones, que debiera estar operando a mediados de 2025.
En Estados Unidos llevan dos años con ventas, Ebitda y utilidades récord debido a la alta demanda de productos de la madera; pero como todo ciclo termina, ahora se prevé un ajuste por las nubes recesivas globales: “Pero estamos optimistas sobre la demanda futura, ya que la madera está ganando espacio en la construcción tanto en altura como en vivienda. Y hay mercados donde aún crece mucho el consumo per cápita de tissue, como China. Vamos a tener dificultades de corto plazo en abastecimiento, costos, demanda, pero la perspectiva de largo plazo es buena”.
En el país quieren entrar en la cancha de las energías renovables con parques eólicos a través de su filial Arauco Bioenergía: en marzo del año pasado les aprobaron Viento Sur (US$ 300 millones para 215 MW), judicializado a la fecha. Además, están haciendo mediciones de viento para parques eólicos en otros lugares.
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