Banco Central mantiene la tasa de interés en 1,75% por incertidumbre en el escenario económico
El ente emisor advierte que la trayectoria de la inflación estará afectada por dos factores: las mayores brechas de capacidad dadas por el menor crecimiento, como consecuencia de la crisis social, y los efectos de la depreciación del peso. Acerca de cuál predominará, el BC reconoce que "es temprano" para dilucidarlo.
En forma unánime el Consejo del Banco Central decidió ayer mantener la tasa de política monetaria (TPM) en 1,75%, nivel que adelanta se mantendrá "durante los próximos meses" y que da cuenta de la fuerte incertidumbre en la trayectoria que seguirá la economía por lo que resta de 2019 y 2020. Todo esto luego de la crisis social del 18 de octubre.
De acuerdo al comunicado del BC, "la crisis social ha generado cambios significativos en diversos ámbitos de la economía y los mercados financieros, dando paso a un aumento en la incertidumbre", que se ha traducido en "una mayor percepción de riesgo país, un deterioro de los indicadores bursátiles e incrementos en las tasas de renta fija y los spreads corporativos".
También detalla las medidas tomadas por el ente emisor para facilitar la liquidez de los mercados y el programa de intervención cambiaria para contener lo que ha calificado como la "excesiva volatilidad" del tipo de cambio, también como consecuencia de la incertidumbre generada por la crisis, traducida en una fuerte depreciación del peso, con un peak del dólar $828,74 el 28 de noviembre.
Además, el BC hace un recuento de los efectos negativos que ha tenido la agitación en la actividad y la demanda, y el deterioro de las expectativas de crecimiento para este año y el próximo, con tasas "significativamente menores que las proyectadas hasta mediados de octubre" y con un mercado laboral que "ya muestra signos de deterioro, como lo indican diversas fuentes de información", sumado a que la confianza de hogares y empresas "ha caído bruscamente", contexto que motivó las medidas de reactivación anunciadas por el gobierno por US$5.500 millones, que implican un importante aumento del gasto fiscal para 2020.
Respecto de la inflación, el ente emisor estima que las expectativas anticipan un cierre de 2019 en torno o incluso superior a 3%, por la depreciación del peso. En esa línea, el BC detalla que "la trayectoria de la inflación en el horizonte de política monetaria estará determinada por dos factores fundamentales. Por un lado, las menores presiones inflacionarias que se derivan de las mayores holguras de capacidad y, por otro, presiones de costos mayores que las consideradas en el pasado, por el carácter idiosincrático de la reciente depreciación del peso".
Acerca de cuál predominará -explica el Central- "aún es temprano para dilucidar", por lo que anticipa que la TPM "se mantendrá en su nivel actual durante los próximos meses", aunque destacan el compromiso de "flexibilidad" en la conducción de la política monetaria, con el foco en la meta inflacionaria.
Incertidumbre
Entre los expertos no existía unanimidad acerca de la conveniencia de mantener o bajar la TPM y así lo reflejó la última Encuesta de Operadores Financieros, en la que 30 de los consultados recomendaban mantener y 25 aplicar un nuevo recorte al tipo rector.
Martina Ogaz, economista de Euroamerica acota que la decisión se justifica debido a que "el nivel de depreciación que se ha registrado en las últimas semanas y la contracción de la economía agrega bastantes riesgos de un alza de la inflación para los próximos meses, lo que obviamente nos aleja de cumplir el objetivo de inflación de 3% que tiene el Banco Central".
Sumado a lo anterior, complementa Carolina Grünwald, economista jefe de BanChile, están "las medidas fiscales recientemente anunciadas que dan estímulo a la economía vía demanda agregada. Esto, junto a un escenario de alta incertidumbre, hacen prever una mantención de tasas por un tiempo".
¿Cuánto tiempo podría ser? Desde Santander anticipan que "no habrá nuevos recortes adicionales mientras perdure la intervención del tipo de cambio. Sin embargo, si luego de este proceso -que acaba en mayo- las holguras se mantienen abiertas, un mayor impulso monetario podría ser necesario".
Esta cautela del BC fue valorada positivamente por Sergio Lehmann, de BCI, quien aseveró que "el BC señala que si bien la crisis social ha reconfigurado el escenario económico, anticipándose un fuerte deterioro en la actividad, la política fiscal estará entregando estímulos, al tiempo que se ha intervenido en el mercado cambiario. Eso lo ha llevado a actuar con cautela y reconoce que lo impactos sobre la inflación son aún inciertos. Me parece acertado".
Desde Scotiabank, en tanto, subrayan que la decisión apunta también a "asegurar el éxito de la intervención cambiaria" y que, al reconocer una mayor incertidumbre por el escenario actual, el BC "estaría tomando un rol más pragmático de lo usual" que apunta a "una política monetaria en tiempo de crisis y ciertos paradigmas podrían flexibilizarse, aceptando también con mayor humildad la mayor incertidumbre".
La opinión disidente fue de Sebastián Cerda, de Econsult, quien no dudó en calificar la mantención de la TPM como una equivocación. "Hay una caída abrupta en la actividad y decidió no reducir la TPM y esperar. Eso me parece un error porque no veo riesgos de inflación como para no haber sido más agresivo frente a una situación excepcional, se quedó rezagado", sostuvo. Por lo mismo, prevé hacia adelante que "las mismas circunstancias lo obliguen en el futuro a un recorte de 50 puntos".
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