El caso Cornershop revisitado
Al éxito de Cornershop se sumó una interesante y algo rebuscada polémica, gatillada por una columna de Daniel Matamala en que se afirma, apoyado en información más bien anecdótica, que los empresarios chilenos no apoyan a las startups locales. Achanchados, extrayendo recursos naturales, no toman riesgos para proteger sus espacios de poder.
El sabroso argumento conversa poco con los hechos. De partida, antecedente clave que Matamala no recabó, todos los emprendimientos anteriores de los Cornershop fueron apoyados por inversionistas chilenos, incluyendo la venta de Clan Descuento a Groupon.
Adicionalmente, más que remitirse a Finlandia, hay que revisar lo ocurrido en Chile en los últimos 20 años. Proyectos de origen local con escala y ambiciones regionales hay pocos (y esa es una parte enorme del problema).
Pero cuando han surgido, la participación de inversionistas chilenos no ha sido la excepción sino no la regla. Muchos antecedentes lo corroboran.
En el primer boom de internet ('99), dos startups emblemáticas captaron la atención: Laborum.com y El Área. En ambas invirtieron connotados empresarios locales. Participé personalmente de la primera.
Estuvimos a un paso de vender al líder mundial, Monster.com, en un valor ajustado cercano al de Cornershop. Pero la burbuja reventó, se perdió plata y sobrevino un período de sequía en Chile y el mundo.
El 2007 las cosas comenzaron a dar la vuelta. Nuevamente tuve la oportunidad participar en primera línea, preparando y presentando una compañía a un fondo chileno que invirtió en ella.
La startup en cuestión constituiría el mayor exit pre- Cornershop: Paperless sería vendida en más de US$90 millones.
En el intertanto, el ecosistema se desarrolló, gracias a Corfo y organizaciones como Endeavor, donde destacados empresarios entregan tiempo y recursos.
Un caso emblemático: Mirocolus, empresa de tecnología para detección temprana del cáncer. Iniciada con apoyo de chilenos, su última ronda la valoró en US$52 millones.
En ella participó Tencent, gigante chino de US$400 billones, principal accionista de WeChat y de Meituan, el más reciente IPO en Hong Kong, con un market cap de US$55 billones.
Es cierto que en Chile hay menos liquidez para Series A y B, de US$3 millones hacia arriba. En ese espacio hay fondos globales con ventajas competitivas, especialmente en el Silicon Valley. Pero de nuevo, ojo… Varios family offices invierten en ellos.
Tengo certeza de que al menos un family office local, a través del fondo Riverwood, participó del exit de US$ 1.000 millones de la venta de 99 Taxis a Didi (el Uber chino) en Brasil.
Por otra parte, varios empresarios criollos son aportantes de Endeavor Catalyst, invertido en Cornershop, además de Glovo, Rappi y Cabify.
Para finalizar, A. Luksic lanza en estos días "Impulso Chileno", un éxito que supera todas las expectativas...
Así, la historia de indiferencia no cuadra. Cornershop la hará aún menos cierta. Habrá más liquidez, se desarrollarán intermediarios y se levantarán nuevas startups buscando transformarse en el próximo éxito.
Sus credenciales llegarán a los escritorios donde se manejan las fortunas chilenas. Los family office, lejos de su supuesta comodidad rentista, las mirarán con ambicioso entusiasmo.
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