Desempeño en indicadores sociales

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Si la desigualdad se estanca o modera el ritmo de mejora, interrumpiendo su derrotero bajista, sería una muestra del impacto real que tiene un menor crecimiento económico en los indicadores sociales.


La batalla contra la pobreza debe ser una constante y Chile ha sido uno de los países más exitosos en combatirla. De hecho, la semana pasada el Banco Mundial destacó en un informe a Chile como líder en reducción de pobreza, siendo el sexto país, a nivel mundial, donde el 40% de su población más pobre ha mejorado económicamente rápido, en comparación al promedio global, desde 2009.

A ello también se debe agregar que ha habido una constante mejora en los índices de desigualdad. Parte importante para lograr estos avances ha sido apuntar a una alta tasa de crecimiento económico. Eso, lamentablemente, en los últimos años se dejó de lado, lo que tendría consecuencias.

Un artículo publicado por este medio señaló que la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional 2017, más conocida como Casen, entró en su recta final y sus resultados, de pobreza por ingresos y multidimensional, serán entregados a más tardar en octubre. Los resultados para la última versión podrían traer algunas sorpresas negativas, de acuerdo a los expertos consultados. La encuesta Casen 2015 mostró que la pobreza por ingresos había disminuido de 14,4% en 2013 a 11,7%.

Esto significó que 400.000 familias salieran de la situación de pobreza. Esta es una tendencia que se viene dando por años en el país. De hecho, al observar las estadística de la encuesta se puede observar que en 2006 la pobreza llegaba al 29,1% y casi 10 años más tarde la pobreza en Chile llegó a sus niveles más bajos.

Ahora, mientras en 2015 persistía el patrón de marcada desigualdad por ingresos, entre 2013 y 2015 ésta mostró una disminución significativa, lo que se reflejó en el Coeficiente de Gini (cero es menor desigualdad y 100 mayor desigualdad) que por primera vez en la historia bajó de la barrera del 0,50 y alcanzó un 0,49. No obstante, las bajas y persistentes bajas tasas de expansión económica evidenciadas en los últimos años podrían derivar en un estancamiento de los indicadores sociales.

De ser así, el legado de la ex presidente de Michelle Bachelet tendrá que hacerse cargo ya no sólo de la menor clasificación de riesgo y la inédita caída de cuatro años consecutivos de la inversión, sino que también de un estancamiento -o una mejora menor- en el área social.

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