Economía de la zona euro crece más de lo esperado, pero las perspectivas no son alentadoras
Las cifras dibujan el panorama de un bloque que lucha por recuperar terreno en el comercio mundial, pero que sigue disfrutando de un repunte interno impulsado por el aumento de los ingresos reales y del gasto público.
La economía de la zona euro creció ligeramente más de lo previsto en los tres meses hasta junio, según los datos publicados este martes, pero un panorama subyacente desigual y una serie de encuestas pesimistas ensombrecen las perspectivas para el resto del año.
Las cifras dibujan el panorama de un bloque que lucha por recuperar terreno en el comercio mundial, pero que sigue disfrutando de un repunte interno impulsado por el aumento de los ingresos reales y del gasto público.
La producción de los 20 países que comparten el euro aumentó 0,3% en el segundo trimestre del año, según datos de Eurostat, manteniendo el ritmo del trimestre anterior y superando ligeramente las expectativas de los economistas.
Entre las grandes economías, Francia y España lo hicieron mejor de lo esperado, Italia se mantuvo firme mientras que la producción alemana se contrajo inesperadamente, reforzando los temores a una crisis prolongada en un país que fue durante una década la potencia de Europa.
La confianza del consumidor también se mantuvo negativa en julio, sumándose a una serie de encuestas débiles en los últimos días.
“La economía de la zona euro se parece bastante a la calidad del agua del Sena: algunos días puede parecer buena, pero en general es lo bastante mala como para preocuparse continuamente”, dijo Bert Colijn, economista de ING, en referencia a los problemas de los organizadores de los Juegos Olímpicos de París para programar las pruebas debido a los niveles de contaminación del río.
El aumento trimestral del 0,3% del PIB francés fue un buen ejemplo.
Aunque el crecimiento fue un poco mejor de lo esperado, se debió en parte a la entrega de un crucero que impulsó las exportaciones y compensó el estancamiento del consumo. Aun así, supuso un alivio para un país sumido en la incertidumbre política y que se enfrenta a las dudas de los inversionistas sobre su creciente deuda.
“El crecimiento francés podría sorprender al alza este año y situarse en torno al 1,2%”, según Hadrien Camatte, economista de Natixis. “Esto también es una buena noticia para las finanzas públicas, que se beneficiarían de este repunte del crecimiento”, agregó.
La economía italiana creció un 0,2%, ya que las existencias compensaron con creces la caída de las exportaciones netas, mientras que España registró un crecimiento del 0,8%, mucho mayor de lo previsto, gracias en parte a la inversión pública.
Alemania se quedó rezagada, con un descenso de la producción del 0,1% debido a las menores inversiones en equipos y edificios en la mayor economía de Europa.
A los economistas les preocupa que, más que una caída pasajera, los datos reflejen la falta fundamental de competitividad de Alemania, en parte debido a la ruptura de su modelo empresarial basado en la energía barata procedente de Rusia y el intenso comercio con China.
Joerg Kraemer, economista de Commerzbank, señaló en una nota que “las empresas están sufriendo la prolongada erosión de la competitividad alemana, y los consumidores se están resintiendo de la reciente caída del poder adquisitivo inducida por la inflación”.
La inflación subió en varios estados alemanes en julio, según las cifras regionales publicadas este martes, lo que indica que es poco probable que el dato nacional que se publicará más tarde se sitúe por debajo del 2,5% del mes pasado.
Por el contrario, el crecimiento de los precios se desaceleró más de lo esperado en España, hasta el 2,9% desde el 3,6% de junio. Las cifras de la zona euro, que se publicarán el miércoles, arrojarán luz sobre la conveniencia de una reducción de las tasas de interés por parte del Banco Central Europeo en septiembre, y el mercado espera un nuevo recorte de aquí a finales de año.
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