Economista jefe de Quiñenco: "La indemnización por años de servicio es una mala forma de protección a los trabajadores"
Según la también vicepresidenta del Consejo Fiscal Asesor, en la futura reforma laboral se debe poner fin a la judicialización de servicios mínimos, el registro de contratos de grupos negociadores, e incluso el momento en que termina la huelga.
Le complica definir en un concepto el año 2018 en términos económicos, pero tras reflexionar, se decide: Recuperación cíclica (preparando el camino estructural). Es Andrea Tokman, economista jefe de Quiñenco, vicepresidenta Consejo Fiscal Asesor y e integrante del Consejo Laboral Superior.
El año está cerrando con un crecimiento en torno a 4% y sin embargo, las expectativas no han marchado a la par. ¿A qué lo atribuye?
-No me sorprende: es el comportamiento típico de las expectativas en los ciclos políticos-electorales. Lo vimos en Argentina con Macri y en EEUU con Trump. También hay un exacerbado optimismo en Brasil con la entrada de Bolsonaro que seguramente veremos desinflarse.
En Chile, la caída no tiene que ver con una decepción por los resultados económicos. Partimos el año pensando que creceríamos al 3% y terminamos creciendo 1 punto más, pero con una visión más pesimista. Y en eso puede haber influido la discusión sobre la lenta mejora en el mercado laboral y el empeoramiento de la economía mundial.
¿Seguirá influyendo este año?
-En el caso más probable, el mundo se desacelerará suavemente. Pero los riesgos han aumentando: un Brexit sin acuerdo y una escalada en la guerra comercial llevarán a una desaceleración más brusca. Además, los signos de aterrizaje forzoso en China vuelven a acecharnos y no es descartable que la FED sorprenda con un aumento de tasas más rápido. En la región, Venezuela y Argentina están mucho peor de lo que se esperaba hace unos meses y el desenlace es difícil de predecir.
¿Y los riesgos internos?
-La inversión está tomando ritmo y es posible que la estemos subestimando. El comportamiento del consumo es algo más incierto y el riesgo es que sea peor de lo esperado. El crecimiento de salarios ha estado más lento. La entrada masiva de trabajadores extranjeros, una vez que sean contabilizados apropiadamente, podría ser suficiente para contrarrestar la caída de la masa salarial y por lo tanto del consumo.
¿Se verá recuperación del mercado laboral entonces?
-Los datos corregidos nos van a mostrar más empleo, consumo y crecimiento atribuible al fenómeno migratorio reciente. No culpo al INE, ni a los migrantes. Sólo constato un hecho que nos ha llevado al diagnóstico popular, en base a datos imprecisos, de que el mercado laboral se ha deteriorado. Creo que no es así.
Las reformas que faltan
¿Cuál es el balance legislativo de 2018?
-En menos de un año es improbable que se logren grandes reformas estructurales que partan desde cero. Aplaudo los avances legislativos como la ley de bancos, el pago a 30 días o la cotización de independientes. Muchos vienen de la administración anterior, y al ser promulgados en ésta refleja ese espíritu de acuerdo tan necesario para la buena política pública que extrañé los años previos.
También se creó el Consejo Fiscal Asesor del que es vicepresidenta...
-Chile necesitaba un Consejo Fiscal Independiente, el actual ha cumplido un rol importante pero sin independencia, mandato y recursos. Y aunque no es responsable de la política fiscal, su mandato y funciones hacen más eficientes las decisiones y la ejecución de política por la autoridad fiscal.
¿Qué quedó al debe?
-Echo de menos una buena reforma a la salud y los ajustes al código laboral. En cuanto al proyecto tributario, genera más ruido del necesario, puede que no haya sido el momento adecuado para presentarlo, dado el impacto en los ánimos políticos. Espero que se vayan acercando posiciones. Nunca es una buena opción rechazar la idea de legislar.
Otra de las reformas es la previsional, con un gran debate por el financiamiento de largo plazo. ¿Concuerda con los cambios propuestos?
-La reforma tiene elementos fundamentales para iniciar un camino hacia mejores pensiones: el mayor ahorro, los incentivos a cotizar y retrasar las jubilaciones, mejoras y ajustes al pilar solidario, etc. Todos son aportes a mejorar las pensiones en el largo plazo, pero no serán suficientes. La veo como la primera de muchas reformas que tendremos que ir haciendo en los próximos años.
Se ha criticado su costo fiscal...
-La criticada gradualidad de la implementación de la reforma tiene que ver con la preocupación sobre la sostenibilidad fiscal de largo plazo. Es un tema válido y que estará en el centro de las reformas que vendrán y que probablemente sean para reducir costos fiscales más que aumentar beneficios.
En marzo se presentará la reforma laboral. ¿De qué elementos debiera hacerse cargo la iniciativa?
-Sin duda, hay que ajustar la reforma de 2016 y se debe hacer por la vía legal para darle certeza. Tenemos que evitar repetir la judicialización con resultados erráticos que hemos visto estos dos últimos años en los temas de servicios mínimos, registro de contratos de grupos negociadores, e incluso el momento en que termina la huelga.
¿Es necesario revisar el tema de los grupos negociadores?
-Veo con preocupación el vacío legal en que quedaron por la judicialización e incerteza que genera y creo que debe ser resuelto vía ley, dándole el marco en que deben negociar y exigencias congruentes con su naturaleza esporádica, preservando su derecho a negociar colectivamente. Esto se debe hacer de un modo en que evitemos que sean usados en prácticas antisindicales.
¿Y la flexibilidad laboral y la indemnización por años de servicio?
-La indemnización por años de servicio es una mala forma de protección a los trabajadores, especialmente en este mundo de alta rotación laboral, por lo que una reforma bien pensada es bienvenida. La flexibilidad laboral es necesaria, pero no puede darse sin que complementemos con buenas herramientas para evitar los abusos y precarización. Los proyectos de jóvenes y teletrabajo van en la dirección apropiada, pero se podría ir más allá pensando en ajustes en el ciclo de las jornadas con bancos de horas que amortiguarían y distribuirían los costos y beneficios de los auges y caídas de las economías y sus negocios.
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