Eike Batista, el otrora hombre más rico de Brasil, condenado a 30 años de prisión
Corrupción activa y lavado de dinero son los cargos que pesan sobre el dueño del Imperio X, que sobornó a un ex gobernador de Rio de Janeiro para adjudicarse obras públicas.
En US$35.000 millones calculaba Forbes la fortuna de Eike Batista a principios de 2012, billetera con la que se posicionaba como el hombre más rico de Brasil y el séptimo a nivel mundial, pero todo esto ya no es más que historia antigua. Esta semana el juez federal criminal Marcelo Bretas dictó sentencia en su contra, condenándolo a 30 años de prisión y al pago de 53 millones de reales (unos US$13,9 millones), por los delitos de corrupción y lavado de dinero.
Batista fue hallado culpable del pago de comisiones ilegales por unos US$16,5 millones a Sergio Cabral, gobernador de Río de Janeiro entre 2007 y 2014, para adjudicarse contratos públicos.
Según detalló la Fiscalía brasileña, para pagar dichas comisiones el magnate usó un contrato ficticio, donde simuló la compra de una mina de oro en Colombia a testaferros de Cabral, en prisión desde noviembre de 2016 por la creación de una organización criminal que le permitió ocultar en cuentas en el exterior hasta US$100 millones procedentes de soborno.
La caída
A diferencia de Cabral, Batista esperó su condena con arresto domiciliario, aunque desprovisto de la fortuna que tuvo algún día y que perdió de manera estrepitosa. El empresario cayó en desgracia a mediados de 2012, cuando su patrimonio descendió a menos de US$1.000 millones ante el derrumbe de OGX.
La petrolera reconoció que en lugar de producir 20 barriles diarios, meta autoimpuesta, produciría 5. A partir de esto, los inversionistas comenzaron a presionar al empresario para que reestructurara sus millonarias deudas y vendiera algunos activos, lo que terminó arrasando por completo al Imperio X. En julio de 2013 Batista vendió el control de la eléctrica MPX y más tarde hizo lo mismo con la naviera MMX.
Así, quien reconoció a Forbes que quería llegar a convertirse en el hombre más rico del mundo, finalmente fue nombrado como "el perdedor del año" por la revista. Pero quedarse sin su fortuna fue sólo el primer capítulo de la tragedia.
Los escándalos de corrupción en Brasil alcanzaron rápidamente a Batista y en 2016 fue declarado prófugo de la justicia, tras refugiarse en el exterior cuando un juez ordenó su arresto. Un año más tarde se entregó.
"Precisamente porque era un hombre de negocios mundialmente famoso, sus prácticas comerciales criminales eran potencialmente capaces de contaminar el entorno empresarial y la reputación de Brasil, causando profundas cicatrices en la confianza de los inversionistas y empresarios que, en el pasado reciente, veían a Brasil como una buena opción de inversión", escribió Bretas en su dictamen, donde además condenó a Cabral a 22 años y 8 meses de prisión, por corrupción pasiva, lavado de dinero y evasión de divisas; a la esposa de Cabral, Adiana Ancelmo, a 4 años y 6 meses; a dos altos exfuncionarios de la gobernación de Río de Janeiro, y a un auxiliar del magnate, Flavio Godinho, a 22 años.
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