El quiebre que marca la nueva etapa de Dominga
Esta semana, Minera Dominga volvió a ocupar páginas de la prensa con la renuncia a construir un nuevo puerto en la zona de La Higuera para viabilizar su proyecto. Una idea que había estado previamente sobre la mesa impulsada por Iván Garrido, con el fin de reestructurar la iniciativa, antes de retirarse de la compañía, en diciembre pasado.
Sorpresa causó la propuesta que el martes recién pasado hizo Andes Iron para darle viabilidad al proyecto minero-portuario Dominga. En la primera de las tres sesiones que durante esta semana convocó el Tribunal Ambiental de Antofagasta, en la nueva revisión de la polémica iniciativa, el abogado Patricio Leyton señaló -a modo de reflexión y luego de casi media hora de exposición- que la compañía se abría a la opción de evitar que en la zona existiesen dos terminales portuarios, renunciando a la construcción del suyo, si CAP desarrollaba su proyecto Cruz Grande. Esta última iniciativa logró su aprobación ambiental hace cinco años, pero aún necesita conseguir la concesión marítima y tiene una arista legal abierta por parte de los ambientalistas.
La propuesta no es menor, pues la construcción del terminal portuario es lo que genera el mayor rechazo hacia Dominga y es lo más cuestionado ambientalmente, dada su cercanía con la Reserva Nacional del Pingüino de Humbolt.
“Entendemos la preocupación de los opositores al proyecto, a la existencia de dos puertos en la zona. Estamos asumiendo el compromiso de que se construya un solo puerto en esta zona. Esto significa que, si el proyecto Cruz Grande construye su puerto, nosotros no haremos el nuestro y, por lo tanto, evaluaremos ambientalmente la conexión. Entendemos que esta es una declaración importante y espero que los opositores y la comunidad lo valoren”, dijo el abogado, sorprendiendo incluso al presidente del tribunal ambiental, Fabrizio Queirolo.
Pero la idea es antigua. El año 2017 y luego del rechazo de la Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) de la Región de Coquimbo, hubo varios acercamientos entre altos ejecutivos de CAP de ese entonces y de Andes Iron. Incluso hubo una cita en el Club de Golf Los Leones donde se planteó de manera más seria la idea, pero esta fue rechazada por Iván Garrido, en ese momento presidente ejecutivo de Andes Iron, quien habría acudido a esa cita por parte del proyecto minero. Una de las razones que evitaron la unión de ambas empresas en esa oportunidad fue la puerta que abría a hacer modificaciones al proyecto de hierro, lo que provocaba que tuviera que volver a entrar a tramitación ambiental, extendiendo todavía más los plazos de la iniciativa que inició su evaluación medioambiental en 2013.
La idea también es de larga data al interior de Andes Iron y habría sido uno de los puntos que gatilló la salida de Iván Garrido de la compañía, el pasado 31 de diciembre, cuando él y su equipo de ejecutivos, que aún tienen el 11% de la iniciativa, deciden hacerse a un lado al ver la negativa por parte del directorio de la minera de aceptar algunas de las nuevas propuestas del ejecutivo, las que buscaban reestructurar completamente el proyecto. Esto, porque Iván Garrido reconoció que Dominga no había hecho las cosas bien, cuentan cercanos al ejecutivo, y se convenció que tal como estaba diseñada, la iniciativa nunca vería la luz. Esto ocurrió tras el fallo de la Corte Suprema de septiembre pasado, sentencia que los devolvió al Tribunal Ambiental, escenario que la minera nunca contempló como posible, señalan fuentes que han tratado con los asesores del proyecto.
Las diferentes visiones internas sobre el futuro de Dominga fue algo que el exejecutivo deslizó en la carta que envió a sus trabajadores para contar su decisión de dejar Andes Iron, donde indica que “ante las dificultades que ha tenido Dominga en su tramitación ambiental, como presidente ejecutivo he planteado alternativas y estrategias de cómo continuar con la gestión de nuestro querido proyecto, las cuales no fueron suficientemente acogidas por el directorio, ante lo cual acordamos amistosamente mi salida”.
Nuevo proyecto
Dentro de la batería de opciones que el geólogo puso sobre la mesa, estaba cambiar el foco de la iniciativa y centrar el proyecto en el tema social y ambiental, por sobre lo económico. Para eso era necesario modificar la naturaleza de Dominga. En ese contexto, propuso ingresar un nuevo proyecto, donde no se contemplaba la construcción del polémico puerto, dado que en la zona ya existía aprobación para un terminal. Pero el planteamiento más osado y que generó la molestia de la mesa de la minera fue proponer la salida de los controladores de Dominga, las familias Délano -controlador del grupo Penta- y Garcés.
Plantear esta última alternativa no fue fácil para Garrido, según fuentes mineras ligados al ejecutivo. Incluso varios de ellos sostienen que su convicción total al respecto nace luego de una serie de conversaciones que el ejecutivo concretó durante 2019 con actores de la industria, como el Consejo Minero y la Sonami, y diálogos que también tuvo con varios líderes de opinión, entre ellos el expresidente Ricardo Lagos. “Muchos de los comentarios que recibió tenían relación con que el proyecto no presentaba problemas técnicos como para perjudicar su aprobación ambiental, pero sí pesaba mucho la reputación que tenían los dueños”, relata un cercano a Garrido.
Y el estallido social del 18 de octubre ratificó esta tesis que aún estaba en la cabeza del geólogo.
Entre la presentación de sus propuestas y la decisión de salir de Dominga, Garrido tuvo muchas reuniones con el directorio, y cuando ya se dio cuenta que el diálogo no avanzaba llamó a su equipo y le comunicó que, por una razón ética, saldría de la iniciativa.
“Él estaba convencido de que en esta nueva etapa tenía que haber un cambio en la manera en que se estaba gestando el proyecto y, al no aceptarse ese cambio, decide salir”, revela un exintegrante del equipo de Garrido. Con él salió también el vicepresidente de Comunidades, Armando Siña, con quien descubrieron Dominga en la década del 2000, cuando estaba dentro de Latin American Copper (LAC), una firma junior listada en la Bolsa de Londres y creada únicamente con fines exploratorios. Además se fueron el vicepresidente de Ingeniería, Alejandro Contreras, y el fiscal de Andes Iron, Marcelo Olivares.
En su carta de despedida, Garrido destacó el avance que tuvo el proyecto minero, donde su equipo tuvo un rol importante. “Partimos con un proyecto de prospección con solo 400 metros y lo entregamos con 2.000 metros de recursos minerales de Fe, Cu y Au, una factibilidad técnica-económica realizada el 2016 y una optimización finalizada en septiembre del 2019. En opinión de nuestro banco de inversión, los resultados de la optimización permiten ubicar a Dominga como uno de los más competitivos nuevos proyectos de concentrado de alta ley de hierro en el mundo”, señaló en la misiva.
Mirada hacia lo ambiental
Hoy el proyecto está siendo liderado por Pedro Ducci, yerno de Carlos Alberto Délano, y quien le presentó Dominga el año 2010, luego de una conversación que tuvo con Garrido en Brasil, en el marco de un seminario de hierro. Al regreso del congreso, los Délano decidieron comprar el 100% de Dominga.
En la iniciativa también quedó el gerente de Asuntos Corporativos y de Comunidades, Francisco Villalón, y Luis Bugueño, gerente del proyecto Dominga.
Ducci se caracteriza por tener un bajo perfil. De hecho, el martes, cuando asistió a la exposición de Leyton, estuvo sentado atrás en el auditorio del Primer Tribunal Ambiental. En 2014 se conoció su vínculo con Pablo Wagner, a quien envió correos en julio de 2010, cuando era subsecretario de Minería, y con quien se reunió para hablar de Dominga. La información se hizo pública cuando el Consejo de Defensa del Estado presentó una querella por cohecho contra Wagner, quien también fue investigado por el Ministerio Público y el Servicio de Impuestos Internos por haber recibido pagos entre el año 2010 y 2011 desde el grupo Penta, mientras desempeñaba su cargo público.
Por eso, dicen las fuentes consultadas, la relación entre la familia Délano y el expresidente ejecutivo de Dominga era cordial, pero tensa. Y se tensó además por la mirada medioambiental que Garrido tenía sobre la iniciativa, la que fue cambiando a medida que la tramitación del proyecto se comenzó a dilatar, cuenta un exejecutivo de Dominga. Uno de los puntos complejos en esta materia fue la idea de que Dominga participara en la propuesta de la autoridad respecto a la creación de un área costera marina protegida en el área de La Higuera. En 2018 incluso se habló de algunos acercamientos por parte de Andes Iron, con varias ONG internacionales, para elaborar una propuesta, la que finalmente quedó en nada a la espera de un pronunciamiento más concreto de parte del Ejecutivo. Pero el cambio de mirada ambiental también fue algo que la nueva Dominga destacó en su presentación en Antofagasta esta semana. De hecho, fue uno de los puntos iniciales que enfatizó Patricio Leyton, quien habló de la importancia de la Casa del Mar, iniciativa que está relacionada con la generación de conocimiento especializado en materia medioambiental y que contaría con una institucionalidad propia de un centro de estudios, especializado e independiente, y autónomo del titular. “Dominga ha pretendido mostrar una forma moderna de cómo vincularse con el medioambiente. El medioambiente es como un video: dinámico, cambiante y la evaluación ambiental es una foto (...) Lo que pretendemos hacer con la Casa del Mar es efectivamente un puente entre uno y otro. Hacer más que un plan de seguimiento”, dijo, mostrando la nueva apertura hacia lo medioambiental de Dominga. Al ser consultada la empresa, no quiso participar de este artículo, al igual que Iván Garrido.
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