El riguroso y hermético institutano que llega a Teatinos 120
Nuevamente el doctor en Economía de Cambridge marca la agenda del país. Sobre la decisión de asumir en Hacienda, los que lo conocen dicen que “primó el sentido de la responsabilidad y de pensar que esto puede resultar bien”.
La primera persona que habrá ocupado los cargos de ministro de Hacienda y de presidente del Banco Central desde el regreso de la democracia. Ese es uno de los hitos de Mario Marcel cuando pase a comandar las finanzas del país a partir de marzo.
El economista ha tenido una larga trayectoria pública en el país, por lo que se ha escrito, en estas mismas páginas, varias veces sobre su historia, que hoy vuelve a estar en la palestra, tras su nominación en el primer gabinete del Presidente electo, Gabriel Boric.
Silencioso, parco de palabras, “hermético”, según dicen varios, pero muy decidido y seguro del dominio técnico que tiene de los temas. Así se lo describe. También riguroso y analítico. “Es un estratega que se anticipa a las cosas”, relata un cercano. El exalumno del Instituto Nacional -donde se señala que están sus mayores afectos- ingresó a Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile en 1977, siempre motivado por seguir una carrera ligada a las políticas públicas. De ahí su elección por la mención en Economía y no en Administración.
Esta decisión la ratificó con la guía de su profesor de ese entonces, Joseph Ramos, quien dictaba un curso sobre Economía Chilena e invitaba a algunos alumnos a cenar a su casa para continuar con el debate que se abría en el aula.
En el tercer año de universidad, en 1979, tomó la decisión que marcaría su vida profesional, al postular a un concurso de ayudantes de investigación para la Corporación de Estudios para Latinoamérica (Cieplan). Ahí fue entrevistado por el investigador de la institución René Cortázar. Tras ser aceptado, su primer proyecto lo desarrolló como ayudante de Patricio Meller en temas de empleo.
“En esos controvertidos años buscábamos en las universidades a los mejores alumnos y Mario se nos presentó como un candidato a investigador natural para nuestro centro”, recordaba en 2016 Alejandro Foxley.
Cieplan no sólo le permitió explotar su veta investigativa, también se convirtió en un trampolín para realizar sus estudios de doctorado en economía en Reino Unido. Fue el primer estudiante chileno en llegar a Cambridge.
Con Foxley llegó a Hacienda en 1990 como asesor en finanzas públicas y luego como subdirector de Presupuestos bajo la dirección de su amigo, José Pablo Arellano.
Marcel fue el primero en su familia (madre catalana que llegó huyendo de la guerra y padre dirigente de Asexma) en obtener un título universitario. Fue el primer seleccionado en el Instituto Nacional frente a 1.625 postulantes para 80 vacantes. Sus amigos recuerdan que sus notas no bajaban del 6,7.
Al terminar la carrera como el mejor alumno de su promoción debía recibir el premio de manos del rector de la casa de Bello, general del ejército, Alejandro Medina Lois. No lo aceptó porque era un designado por el régimen militar.
Era un orgulloso de su oposición a Pinochet, tanto, que durante su presencia como director de Presupuestos la foto que dominaba su escritorio era la de él arrancando de la fuerza policial, en medio de una protesta.
Camino con derrotas y victorias
En 1996 sufrió su primer golpe político. Arellano fue nombrado ministro de Educación y Marcel creyó que “naturalmente” asumiría como director. Pero la DC, en ese tiempo, no era partidaria de concederle espacio al PS en Teatinos 120, aunque fuera Cieplan, y nombró a Joaquín Vial (hoy vicepresidente del Central).
Marcel decidió irse de Chile y fue director ejecutivo del BID, donde conoció a Nicolás Eyzaguirre, y donde se dedicó a estudiar un modelo para que los países emergentes, especialmente los latinoamericanos, no terminaran endeudados cada vez que sus materias primas caían de precio. De regreso, en 2000, como director de Presupuestos ya la idea había germinado y, junto a Eyzaguirre, impusieron el balance estructural de las finanzas públicas que hoy destaca a Chile como un país de bajo riesgo y bajo nivel de deuda.
Varios recuerdan su permanencia en el Gobierno como un riguroso guardián de los recursos, tanto que se enfrentó al Presidente Lagos en varias ocasiones. Se recuerda que al mandatario le solicitaba recursos para inversiones con PP, prioridad política, y Marcel le respondía que los proyectos debían aprobarse con criterios técnicos y no políticos.
Su sello es el que tienen los convenios de desempeño, incentivos y modelo de gestión que hoy rigen al sector público. “No creo equivocarme si afirmo que todos los avances de la modernización del Estado se llaman Mario Marcel. Y se detuvieron cuando él se fue”, afirmaba en 2015 Jorge Marshall.
Cuando se iba a iniciar el primer gobierno de Michelle Bachelet, su nombre sonaba como seguro para la cartera de Hacienda. Sin embargo, la mandataria optó por Andrés Velasco. Este episodio le significó un segundo golpe político y decidió partir de Chile a la OCDE, donde estuvo hasta 2014, no sin antes encabezar la Comisión presidencial para reformar el sistema de pensiones que dio paso al Pilar Solidario. La llamada “Comisión Marcel”.
Reservado e intelectual
Quienes han trabajado con Mario Marcel señalan que si bien tiene una personalidad reservada y de pocos amigos, tiene una gran capacidad para trabajar en equipo y de hacer sentir a todos partes del trabajo que se está realizando. Afirman que busca siempre el diálogo y consensuar posiciones.
No obstante, también menciona que es “porfiado” con sus ideas y que las trata de impulsar a través del convencer a los otros. Lo definen como “llevado a su idea”, pero conciliador para llegar a acuerdos.
En ese sentido, lo ven integrándose bien al comité político e incluso liderando las reuniones donde Hacienda juega un rol clave.
En lo personal indican que no es de muchos amigos y su círculo cercano es “estrecho”. Un conocido entrega un ejemplo: si llegas a una reunión con Mario y no tienes un tema predefinido, no se inicia la conversación. Mario jamás iniciará una conversación, cuentan.
Entre sus cercanos está un grupo variopinto: Beltrán de Ramón, hoy gerente general del Banco Central; Leonardo Suárez que fue su compañero en el Instituto Nacional; Pablo González de Cambridge; Jorge Rodríguez, Alejandra Vega, Tamara Agnic, David Bravo.
Sus cercanos lo califican como “muy culto e interesante, le importan mucho temas como la historia, la arquitectura, la literatura, la música, y no solo los números”.
Sobre la decisión de asumir en Hacienda, los que lo conocen dicen que “primó el sentido de la responsabilidad y de pensar que esto puede resultar bien”.
“Desde el punto de vista personal, solo corre riesgos considerando toda la posición y prestigio que tiene. Pero su vocación de servicio público y creo que también preocupación por los desafíos del país es mayor. Además, es alguien que legítimamente ha inspirado las últimas décadas de la Concertación en su empuje hacia una mayor equidad y por lo tanto creo que priorizó aquello”, señala el economista David Bravo.
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