El tropiezo que obliga a sacar lecciones tras el “boom” de las cerezas
La demanda de China sustentó por años la reconversión sectorial: la superficie plantada más que se duplicó en pocos años. Un rumor que ligó la producción chilena con el coronavirus frenó la demanda y derrumbó el precio en enero. Algunos creen que la burbuja reventó. “El boom no pasó”, responde Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta. Juan Sutil sugiere ampliar mercados de exportación para diversificar riesgos. Y regular mejor la oferta chilena. Ronald Bown pide esperar el peak del Año Nuevo chino antes de sacar conclusiones.
El 24 de diciembre del año pasado, en víspera de Navidad, el edificio más alto de Shanghái, el North Bund W Hotel, se vistió de rojo cereza para promocionar, justamente, a las cerezas chilenas. Se trató de una actividad realizada por los productores reunidos en Asoex, ProChile y la plataforma de comercio electrónico Tmall, y que fue una especie de puntapié inicial de la que, esperaban, fuera la mejor temporada histórica para los envíos de esa fruta nacional.
En gran medida, fue gracias a China -y a la tradición de regalar cajas de cerezas como regalo en el Año Nuevo chino- que el fruto del cerezo se convirtió en el principal producto de exportación agrícola del país a mediados de la década pasada. Mientras en 2012 se exportaron unas 50 mil toneladas, en 2020 la cifra creció a 232 mil toneladas. Esto llevó a más que duplicar las hectáreas plantadas del producto en Chile: mientras en 2014 la superficie era de poco menos de 17 mil hectáreas, el año pasado se acercó a las 40 mil hectáreas, de acuerdo con el Catastro Frutícola de Odepa-Ciren. Esta temporada, la expectativa era enviar US$ 2.000 millones en cerezas chilenas.
Pero también es China, al menos esta temporada, la responsable del mayor traspié que vive este boom. A pesar de que el sector asegura haberse preparado adecuadamente en términos de medidas sanitarias, incluyendo aspectos como el packaging y los procesos logísticos, la difusión de una información que apuntaba al hallazgo de trazas de Covid-19 en cajas de cerezas chilenas echó todo por la borda. La situación se dio a conocer a través de la red social Weibo y terminó siendo viral. Incluso un medio de alcance nacional replicó la noticia. Aunque fue posteriormente desmentido oficialmente, análisis de las redes sociales chinas establecieron que la noticia generó más de 2.500 millones de reacciones, poco menos de la mitad con carácter negativo.
Cuando el caso estalló, los productores nacionales lanzaron una contraofensiva comunicacional. Pero era tarde: la demanda ya se había visto afectada, golpeando los precios y poniendo en riesgo el destino de cerca de US$ 1.200 millones en productos que estaban listos para su comercialización.
Un agricultor relata que cientos de contenedores de cereza están varados en puertos chinos, a la espera de la revisión sanitaria, y que los precios han caído en torno a la mitad. Si antes de este episodio el valor bordeaba los US$ 4 por kilo, la caída de la demanda lo hizo descender a US$ 2 por kilo. Los agricultores chilenos embarcaron cientos de contenedores en enero: un tercio del total está prepagado antes de embarque, dicen en el gobierno. El resto se negocia con el producto allá. Y el ajuste de precios borró de un plumazo los márgenes de ganancia, explica un agricultor.
Por ello, las cifras del Servicio Nacional de Aduanas aún no reflejan el impacto de la crisis en China: como casi la totalidad de los embarques ya salieron de Chile y su valor se contabiliza con su precio de salida, el reporte de enero cuantifica un alza del 12% en los envíos de cerezas a China, con un valor de US$ 948 millones.
La preocupación mayor en algunos productores es si esos nuevos valores son transitorios, o bien, llegaron para quedarse. Lo anterior pone una cuota de incertidumbre para los propios agricultores, que analizan por estos días si es momento de reconvertir los cultivos, o de insistir con la cereza.
Precisamente, entre algunos de ellos surge la autocrítica de que el sector lleva años jugando casi todas sus fichas a China, sin diversificar los envíos y sin entender que, habiendo ya copado un espacio, el potencial de crecimiento se iba a ir achicando. Prueba de esto es que en 2020, es decir, en la temporada 2019-2020, el 95% de los productos tuvieron como destino el gigante asiático, según cifras oficiales.
“Creo que es necesario abrir la oferta a otros mercados y que eso nos dé mayor tracción de la demanda y una sensación de mayor escasez, porque cuando hay una sensación de escasez los precios son más altos, pero cuando es al contrario, los precios son más bajos. Eso es lo que tiene que regular la industria. Los productores y la industria deberían ser responsables en decir: ‘Oye, esperemos un poco más antes de seguir presionando la oferta’”, asegura Juan Sutil, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), e histórico empresario del sector agrícola, teniendo entre sus cultivos, precisamente, la cereza.
Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, reconoce que ese es un desafío sectorial y que permanentemente lo están analizando. “Como rubro, por supuesto que estamos trabajando en abrir más mercados y desarrollarlos más. Es un trabajo que se hace permanentemente”, asegura.
Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores de Fruta (Asoex), complementa señalando que, como industria, han trabajado en abrirse a países como Estados Unidos o Brasil.
“Sin duda que una alta concentración en un solo mercado trae consigo mayores riesgos, por lo que hemos estado trabajando con el Comité de Cerezas de Asoex en diversificar la oferta a otros mercados. Se han realizado campañas para aumentar el consumo en EE.UU., Corea del Sur, Brasil y este año también en India, Vietnam y Tailandia”, sostiene.
¿Fin del auge?
¿Pasó el boom de las cerezas? Jorge Valenzuela, de Fedefruta, conserva el optimismo y asegura que lo ocurrido este año es un fenómeno aislado.
“No. No pasó el boom de las cerezas chilenas en China, esta es una situación puntual. Hay que pensar que antes de este problema, el 50% de las cerezas estaban vendidas con buenos precios. Para nosotros sigue y seguirá siendo un mercado grande, importante. Así que el boom no pasó, fue algo puntual de la temporada que hay que evaluar con el tiempo”, afirma el dirigente gremial.
De todas maneras, Valenzuela pone sus fichas en el Año Nuevo chino que se festeja el 12 de febrero y se sitúa como fecha clave para las ventas de cereza. “Estamos frente al Año Nuevo chino que es clave, después de eso diremos si recuperamos o no el movimiento de venta. Lo que sí es que mandamos un 30% más de fruta que el año pasado, por lo tanto hay que ver en el gran número cómo va a ser la venta”, detalla.
Ronald Bown, en tanto, reconoce que la temporada ha sido más difícil que lo presupuestado y cree que, por ahora, es prematuro sacar conclusiones porque al igual que Valenzuela confía en que el Año Nuevo chino marque una diferencia.
“Está siendo una temporada muy difícil debido las circunstancias por todos conocidas, las que han afectado el consumo de cerezas en China, faltando aún parte de la temporada importante que tiene su peak para el Año Nuevo chino, por lo que aún es muy prematuro hacer juicios de valor al respecto. Hay que esperar y evaluar los impactos finales que se generarán. No es momento aún de realizar conclusiones definitivas”, indica.
Bown añade que van diez días de impacto negativo en los mercados, pero que antes de la crisis gatillada en las redes sociales se había comercializado el 45% de las cerezas enviadas. “Debemos esperar y contar con la información de cuánto fue el impacto final de esta situación”, opina el timonel de Asoex, que alberga, precisamente, al Comité de Cerezas, el cual analiza permanentemente la situación de mercado de este producto.
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