Empresarios Cruzados: La renovada propiedad de la concesionaria del Club Deportivo Universidad Católica
El aumento de capital de Cruzados amplió su base de accionistas y permitió el ingreso de nuevos socios y el crecimiento y dilución de otros. Cecilia Karlezi bajó del 20% de las acciones al 10%. La fundación CDUC se redujo a la mitad y la familia Del Río bajó un poco, pero junto a sus aliados se consolida como el mayor grupo de accionistas. Otros dos inversores llegaron al 10%: el socio de Moneda Asset, Fernando Tisné, y el periodista Francisco Lavín. Los hermanos Izquierdo Etchebarne suman ahora cerca del 7%. Y el holding del expresidente del club, Jorge Claro Mimica, entró con el 11%. Ya se anticipan cambios en el directorio.
“Cruzados SADP no posee controlador”, dice el reporte financiero a marzo de la sociedad anónima que tiene en concesión los derechos y arrendamiento de bienes del Club Deportivo Universidad Católica de Chile. Y Cruzados sigue sin tener un controlador. Pero su propiedad cambió. El aumento de capital realizado para financiar parte de la ampliación de San Carlos de Apoquindo más que duplicó el número de acciones de la empresa y derivó en un reordenamiento completo de la propiedad del club. Una propiedad tradicionalmente diluida que ahora es un poco menos: Cruzados tiene ahora accionistas de mayor peso.
Hasta marzo, Cruzados tenía dos grupos de accionistas privados relevantes: la socia de Falabella y controladora de Clínica Las Condes, Cecilia Karlezi, y tres integrantes de la familia Del Río. Ambos grupos se diluyeron en la última capitalización: Karlezi más, los Del Río bastante menos. Y entraron o crecieron otros accionistas que tienen pesos relativamente parejos. Según diversas fuentes consultadas por Pulso, Cruzados tiene seis accionistas relevantes, cinco de los cuales se acercan al 10%. Además de Karlezi y los Del Río, se suman la familia de Jorge Claro Mimica, expresidente del club deportivo en los años 90; el socio de Moneda Asset, Fernando Tisné; el ingeniero comercial Francisco Lavín Chadwick; y la familia de Fernando Izquierdo Menéndez.
Un estadio con más asientos
La ampliación de San Carlos de Apoquindo costará 1.015.209 millones de UF (unos US$38 millones al dólar de esta semana), más IVA, y esta semana la nueva filial de Cruzados, Inmobiliaria La Franja SpA, encomendó a la Constructora Cerro Apoquindo el proyecto, una obra que tendrá un plazo de 540 días. Para financiarlo, Cruzados diseñó un plan de tres partes: un aumento de capital por 330 mil UF, un tercio del costo del proyecto, una emisión de bonos que se materializó esta semana y un contrato de Naming Rigths firmado con Claro que, en 20 años, reportará 965 mil UF, más IVA. El proyecto está prácticamente financiado. Cruzados, en este proceso, consiguió ampliar la concesión de 40 a 60 años, hasta 2069, del Club Deportivo, y de un estadio que tiene una capacidad para 14.118 personas, pero que subirá en 35% con la refacción. La fundación recibirá a cambio el 3,5% de las ganancias antes de impuestos.
El aumento de capital fue aprobado en abril de 2021 y las nuevas acciones equivalen al 52% de la propiedad. Si a diciembre el capital de Cruzados se distribuía en 77 millones de acciones, el aumento de capital suma otros 84 millones de títulos. La nueva Cruzados tendrá 162 millones de acciones. Tras los períodos de opción preferente -que permiten a los antiguos accionistas suscribir nuevas acciones y mantener así su participación- y una subasta de acciones no suscritas este lunes, Cruzados colocó 73 millones de títulos, el 86% de su capitalización, y recaudó $9.131 millones (poco más de US$10 millones). Así, aún resta por colocar 11,7 millones de acciones, lo que equivaldrá al 7,22% de la propiedad futura, algo que la empresa pretende hacer en el futuro cercano. En la colocación, BTG fue el agente colocador y Econsult colaboró en la búsqueda de nuevos inversores. El proceso, además, permitió más que duplicar la base de accionistas. A diciembre, Cruzados tenía 2.625 accionistas, dice la memoria de la firma. “Casi 3.800 personas se convirtieron en nuevos accionistas de Cruzados”, resaltó el presidente de la sociedad, Juan Tagle. Entre ellos, un puñado de grandes inversores.
Dos grupos ya presentes
Hasta fines de marzo, Cecilia Karlezi controlaba el 20,92% de Cruzados a través de Inversiones Auguri Dos SpA. Sin embargo, su participación bajó a la mitad porque decidió no participar en el aumento de capital, consistente con su rechazo al proceso. En la junta donde se aprobó la capitalización, en abril de 2021, su representante, el abogado Sebastián Oddo, se opuso aduciendo que las sociedades de Karlezi no tuvieron acceso a los informes de Econsult y Link Capital que justificaban la operación. Karlezi, en el directorio de Cruzados, elige a su hijo Sebastián Arispe y al ejecutivo de su family office, Alex Harasic.
El grupo Del Río tenía un peso similar al de Karlezi. Y también se diluyó, pero menos. Tres hermanos son accionistas -Juan Pablo, Felipe y Carolina del Río Goudie- quienes sumaban cerca del 20% de la propiedad y el año pasado eligieron tres directores: el propio Juan Pablo del Río; el sicólogo Martín del Río Arteaga, hijo de Felipe del Río; y el exgerente general de Sodimac, Guillermo Agüero Piwonka, quien por sí solo tenía el 0,7% a diciembre. La última memoria de Cruzados reporta que Juan Pablo del Río tenía el 7,06% y Felipe, el 7,69%. El primero a través de Cerro Mayo SpA y el segundo mediante DT Huillinco. Y aunque suscribieron acciones, bajaron sus porcentajes: según se desprende de reportes de esta semana, cuando se suscriba el 100% de las acciones de Cruzados, Felipe del Río tendrá el 5,5% y Juan Pablo, el 5,3%. Carolina del Río invierte a través de su family office Peñuelas. A ellos se suma tradicionalmente un exejecutivo del grupo Del Río, el empresario, exministro de Sebastián Piñera y expresidente de la CPC, Alfredo Moreno, quien tenía cerca del 5% de Cruzados, pero al suscribir menos acciones en 2022 bajó del 4%.
A marzo había otro tercer gran accionista: el Club Deportivo Universidad Católica, con el 12,9% de las acciones serie A. Pero como su política es no suscribir nuevas acciones, caerá a cerca del 6%.
El retorno de los Claro
Jorge Claro Mimica fue un presidente emblemático de la UC en los años 90 que luego fundó, consolidó y vendió el Canal del Fútbol. Su familia regresó ahora a través de Cruzados, la sociedad anónima creada en 2009. “La Católica siempre nos ha atraído a toda la familia. En la época del CDF me mantuve alejado de toda actividad en el club porque no era compatible”, cuenta a Pulso el propio Jorge Claro. “Ahora que se dio la oportunidad, decidimos participar”, dice. A través de inversiones Financieras Prisma Chile SpA, su familia adquirió 16,4 millones de acciones, que equivalen a cerca del 11% de las acciones ya suscritas, en $2.057 millones.
Jorge Claro dice que ahora, como accionistas, promoverán una idea que ha propuesto por años: la creación de un colegio deportivo que aproveche la infraestructura de San Carlos y una a Cruzados y el Club en una iniciativa para educar niños -como un establecimiento educacional normal-, pero en jornadas extendidas para desarrollar sus talentos deportivos. “Es una idea muy extendida en el mundo”, dice Claro, quien se inspiró en el ejemplo del Ajax de Holanda. Probablemente, por su familia entraría al directorio Matías Claro, gerente general del holding Prisma.
Además de Claro, otro exinversor del CDF, pero minoritario, que ya tenía presencia en Cruzados, multiplicó su apuesta: el socio de Moneda Asset, Fernando Tisné. A través de sus sociedades Orobanca SpA, Futrono Investment SpA y Futrono Corp SpA, alcanzó tras la subasta de acciones el 10,02%.
Otro inversionista que aumentó su apuesta, revelan varias fuentes, es Francisco Lavín Chadwick, hijo del socio de Penta, Carlos Eugenio Lavín. Periodista de la Universidad de Los Andes y MBA de Babson, dirige Inversiones Convento Viejo y fue director de Cruzados desde 2018 y se repostuló el año pasado, pero quedó fuera de la mesa por unos pocos votos: en la competencia por nueve cupos de la serie A había 10 candidatos. Al cierre de 2020, Lavín tenía el 6,9% de Cruzados a través de la sociedad Don Alfonso. Ahora, más cerca del 10%, habría asegurado su presencia en el directorio futuro de Cruzados, dicen dos accionistas.
Otro grupo con alta presencia es el formado por los cinco hijos del ingeniero comercial Fernando Izquierdo Menéndez, accionista de Sociedad Punta de Cobre, Entel y Colores del Pacífico, que produce y distribuye pinturas Ceresita. Los cinco hijos de Izquierdo -Juan Agustín, Fernando José, Cristián Tomás, Francisco y María de los Ángeles Izquierdo Etchebarne- están desde un comienzo en Cruzados y esta vez aumentaron levemente su participación consolidada, dice una persona ligada a la operación. En total, tienen cerca del 7% de Cruzados y han apoyado antes al director Felipe Correa.
Nadie, tras la capitalización, anticipa una batalla por el control de Cruzados, algo que antes tuvo en la palestra a Azul Azul y Blanco & Negro, con arduas batallas que protagonizaron Carlos Heller y José Yuraszeck en la U y Aníbal Mosa y Leonidas Vial en Colo Colo. Todos los grupos de grandes accionistas de Cruzados tienen una buena relación, destacan varios consultados por Pulso. “Siempre Cruzados ha tenido un poder muy repartido y distribuido”, dice el representante de uno de los accionistas antiguos.
El cambio en la estructura accionaria dará lugar a futuros cambios en el directorio, asumen los accionistas. En la mesa de 11 integrantes, la serie A elige nueve representantes y la serie B, que tiene tan solo dos acciones, le permiten a la Pontificia Universidad Católica y a la fundación Club Deportivo Universidad Católica nombrar por derecho propio a los otros dos directores. El año pasado, la PUC colocó al exministro de Obras Públicas Hernán de Solminihac y la fundación, al exdirector ejecutivo de Libertad y Desarrollo, Luis Larraín. La fundación, además, ha elegido con sus votos serie A al exministro y director de empresas Jaime Estévez. Los Del Río, ya está dicho, eligieron a tres y Cecilia Karlezi a dos, más un tercero que apoyó con votos, Martín Cuthbert, quien también fue respaldado por el empresario Fernando Echeverría, quien salió de la propiedad de Cruzados.
La renovación del directorio puede producirse por dos vías: que renuncien algunos de sus actuales integrantes y la mesa nomine a los reemplazantes o que algún accionista con más del 10% pida una junta extraordinaria para renovar la mesa. Esta última opción, según algunos socios, es la más plausible: que los votos definan quién queda.
El directorio no es remunerado, salvo el cargo de presidente, que hoy ocupa el abogado Juan Tagle, con una renta de 220 UF brutas al mes. Tagle es un director transversal que cuenta con el apoyo de diversos accionistas. Y si bien los nuevos grandes socios esperan verse representados en la mesa, la continuidad de Tagle no estaría en duda. Por ejemplo, Tisné ha declarado en privado su admiración por la tríada formada por Tagle, Juan Pablo Pareja, gerente general, y José María Buljubasich, gerente deportivo. “Es muy loable lo que ha hecho el actual directorio”, evalúa Jorge Claro. “El grupo de accionistas tiene una relación excelente, lo que ha generado que no exista una puja por el control: todos cuadrados con la administración”, dice un accionista que resalta otra condición común a todos ellos: todos son cruzados hasta los huesos. En este caso, empresarios cruzados.
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