En Chile no se innova

ESPECIAL 70 AÑOS LT: VERDADES QUE YA NO SON

Emprendimiento
Ilustración: César Mejías

Como casi todo en la vida, ni blanco ni negro. Lo más importante: En Chile hay garra y orgullo. Hay mucha gente que quiere ponerse en acción en lugar de quedarse entrampada en la queja y la crítica.


Innovador or not

Restini pequeña

“Chile no innova. Los emprendedores son pocos y malos, el capital local escasea”. ¿Es efectivo este nuevo casi-paradigma? ¿Somos poco innovadores, poco arriesgados, rentistas? Preguntas complejas… Analicemos en varios planos si esa visión crítica, que tanto resuena en estos días autoflagelantes, se justifica o no.

  • Ranking de Innovación: De acuerdo con la última versión del World Innovation Index, que toma en cuenta 7 “pilares de innovación”, nos encontramos en la posición 54 de 131 países, casi en el 40% superior. Nada para celebrar. Pero tampoco para quemarse a lo bonzo: Si bien nuestro ranking está marginalmente bajo para nuestro nivel de desarrollo, somos claramente líderes en Latinoamérica y el Caribe.
  • Innovación v/s I+D: Se suele mencionar el gasto en I+D como un proxy de la innovación. Su bajo peso en relación al PIB (0,38%) vs. otras economías (2,36% promedio Ocde) sería evidencia de escaso dinamismo. Dicho indicador debe mirarse con matices.

Cabe señalar que la “I” se refiere a “Investigación”, no a “Innovación”. Puede parecer un detalle, pero para calificar como I+D en Chile (Ley 20.241, basada en el Manual de Frascati) un proyecto debe cumplir con los siguientes requisitos:

  1. En un contexto de éxito incierto, se deben superar desafíos tecnológicos y hacer ensayos experimentales para resolverlos. Así, un experto en la materia no es capaz de determinar ex ante si se logrará el objetivo. Ex post, debe ponerlo a prueba para verificar su cumplimiento.
  2. Debe ser novedoso a nivel mundial. Se trata de investigación dura.

Así, a nivel privado (más del 40% del I+D), se requiere la aprobación de Corfo para calificar como tal y obtener el beneficio tributario de 52% del gasto. Un proceso largo, caro, que requiere, en la práctica, de asesorías externas. Así, incluso quienes hacen I+D de verdad, muchas veces prefieren pasar, por la complejidad del proceso o desconocimiento.

Así, la inmensa mayoría de la innovación no clasifica como I+D. Es simple gasto corriente. Los sueldos y el software de una startup que revoluciona un mercado no son I+D. Tampoco la incorporación de procesos o equipos de punta en la minería o agricultura. Pero evidentemente son innovaciones.

  • Ecosistema emprendedor: Una inmersión en el ecosistema chileno sorprenderá por la cantidad y calidad de los emprendimientos. Se siente la energía de quienes trabajan como proveedores de software, equipos y servicios para la minería, educación o el retail. Sueñan con cambiar paradigmas en industrias como la óptica, el turismo y los dark kitchens. Se agrupan en instituciones como Endeavor y Asech, que ya cuenta con 40.000 miembros.
  • Inspiran y crean trabajo: el 40% de los empleos creados entre 2015 y 2018 son de empresas con promedio 5 años de antigüedad. De acuerdo con Lavca (Association forPrivate Capital Investment in L. America), en 2019 Chile acaparó el 9,1% de los deals de venture capital en la región, con 49 operaciones por un total récord de US$63 MM, superando a Colombia (8,1%), Argentina (6,6%) y Perú (1,4%), detrás de Brasil (50,5%) y México (22,7%).
  • Venture capital local: El financiamiento local tiene actividad a veces visible y otras, más subterránea. Corfo brinda, a través de StartUp Chile, apoyo a 64 fondos y 49 administradoras, que han realizado inversiones de casi US$1.000 millones. En 1999 no había ni un solo fondo. Muchos cuentan con fondeo de family offices, que además invierten directo en nuevos emprendimientos. A ello se suman las aceleradoras de las universidades y redes de inversionistas ángeles.

Subsisten dos problemas. El primero es el bajo número de proyectos con potencial de ser un “home run” (que finalmente definen el éxito de los VC, más que el porcentaje de aciertos). El segundo está en el tramo entre US$1 millón y US$5 millones. Hoy casi no existe fondeo local en ese segmento, dificultando el escalamiento en las series A y B, fundamentales para la expansión internacional.

  • Unicornios/Casos de éxito: Son claves para el desarrollo de los ecosistemas. Los emprendedores exitosos, en un círculo virtuoso, pasan de fundadores a inversionistas. En Argentina esos casos ocurrieron antes y dieron frutos. Hoy Mercado Libre es la empresa más grande de Latinoamérica por market cap: US$68.000 millones. Tienen además a Globant y Despegar, que hicieron IPO en el Nasdaq. Colombia logró una valorización de US$5.000 millones con Rappi. Nosotros vamos mejorando. A las historias de éxito y estatus de unicornio del CDF y Cristal Lagoons, hemos sumado a Cornershop, Véndenos tu Auto y NotCo. Todos han logrado valorizaciones que los acercan a ser unicornios. Continuarán su camino al éxito y al exit. Quienes los lideran ya están enriqueciendo nuestro ecosistema con experiencia, conexiones y capital para las nuevas generaciones.
  • Exportaciones: Es verdad que las materias primas siguen siendo el 80% de las exportaciones. Pero en mercados tan competitivos, con una economía abierta y pequeña, la única manera de mantenerse arriba es innovar sin parar. Y ahí está el veredicto más ácido: Chile compite y compite bien. Y así, cada simple cereza nacida en nuestra tierra que llega a una mesa en China es una historia de riesgo, inteligencia, trabajo y tecnología. Un triunfo que no cabe sino admirar y agradecer.

Como casi todo en la vida, ni blanco ni negro. Lo más importante: En Chile hay garra y orgullo. Hay mucha gente que quiere ponerse en acción en lugar de quedarse entrampada en la queja y la crítica. “Vaso medio lleno. Siempre”, me dijo una vez un emprendedor. Recuerdo sus palabras. Me quedo con su actitud. Siempre.

El autor es emprendedor

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