Fernando García-Huidobro: “En un país que pierde su credibilidad no se puede invertir, y Perú corre riesgo en eso”
El empresario y presidente de la Cámara Chileno Peruana de Comercio está expectante. Asegura que hoy lo único que puede garantizar la inversión es el respeto institucional, máxima que no está asegurada. Hoy, espera que quien resulte electo entregue certezas que permitan que Perú siga siendo confiable.
Solo en 2020, los chilenos invirtieron más de US$ 4.000 millones en Perú, acumulando un pozo que supera los US$ 20.000 millones. Según datos de Proinversión, hoy Chile es el tercer emisor de inversiones del país vecino, razón más que suficiente para que el destino electoral peruano sea visto con expectación por este lado de la cordillera. “Acá hay bastante nerviosismo, mucha preocupación, y expectación”, subraya el presidente de la Cámara Chilena Peruana de Comercio -con sede en Santiago-, Fernando García-Huidobro.
El también consejero de la Cámara Chilena de la Construcción y socio y presidente de la constructora Inarco, conoce de cerca la realidad peruana. Con su empresa tiene desarrollos inmobiliarios propios -concentrados en viviendas sociales-, y para terceros. Hoy, puntualiza que han visto la baja de ciertas licitaciones y ellos mismos tienen en pausa un par de proyectos orientados a la clase media y media alta. “Preferimos esperar un poco”, subraya. Hoy -precisa- el respeto institucional no está del todo garantizado en Perú.
¿Cuál es su análisis respecto al resultado preliminar de las elecciones peruanas?
Estamos todos expectantes al resultado electoral. Y más expectantes aún al programa de gobierno que venga, antes de eso no se pueden sacar muchas conclusiones. Uno tiende a adaptarse a las reglas del juego, pero obviamente hay una preocupación por eminentes vicios del proceso electoral que sería bueno que se aclararan y más preocupación todavía por un país que muestra que está dividido y que requerirá buscar acuerdos; tener un electorado 50/50 no es bueno para ninguna de las partes.
¿A qué responde esa división?
La pandemia ha evidenciado muchas carencias y ha dejado expuesta muchas precariedades, sobre todo en regiones respecto a lo que es Lima, y un Estado que no ha sido eficiente en enfrentar esta pandemia, entonces creo que hay un voto de descontento más que un voto de tendencia política. Y cualquier promesa de cambio es muy atractiva. Además, hay un requerimiento social que no ha sido bien atendido.
¿Faltó visión del sector empresarial?
Indudablemente. El sector empresarial tiene una deuda importante, y también ha sido un golpe bastante letal el tema de la corrupción que ha permeado fuertemente a las instituciones y a la confianza de la ciudadanía.
Pedro Castillo ha apuntado directamente a dos empresas chilenas: Falabella y Latam. ¿Lo ven cómo una provocación?
Creo que son más bien fases de campaña. En épocas electorales se tiende a despertar el sentimiento antichileno. Si se respeta la institucionalidad y la Constitución, todas las cosas que él dice son muy difíciles que se puedan llevar a cabo, porque pasaría a llevar todo tipo de acuerdos y de normas básicas de inversión: sería nefasto para el país. Por mientras, lo veo como una práctica de campaña.
Durante el último año, Perú ha navegado por la incertidumbre con desorden social y tres presidentes en un año. ¿Cómo se ha desarrollado la inversión de chilenos allá?
Perú tiene muchos espacios de desarrollo, por ende, habiendo espacios para invertir, la inversión está siempre presente; por otro lado, la informalidad que es bastante alta en Perú, hace que el país siga funcionando más allá de la cosa política, eso da tranquilidad. No he notado que la inversión haya bajado mucho, salvo en sectores más conflictivos como la minería, que está enfrentando problemas con los residentes en la zona y también con amenazas de estatización y expropiación, es el rubro con mayor incertidumbre hoy día.
¿Cuáles son los incentivos que tienen los empresarios chilenos para seguir invirtiendo en Perú?
Como definición, el único incentivo que uno puede tener para seguir invirtiendo es tener la certeza de la institucionalidad, certeza jurídica y el respeto a la ley y a la Constitución, esa es la base para atreverse a seguir invirtiendo; en el resto, tenemos la capacidad para adaptarnos; si nos cambian de cancha, uno puede adaptarse, en ese sentido no me asusta, no me preocupa, a lo mejor va a haber menos inversión en retail, pero va a crecer la inversión en obras públicas, o en viviendas sociales, y uno tiene que tener la agilidad para adaptarse a los cambios, pero el piso es el respeto institucional.
Pero Castillo habló de expropiaciones, fin a los TLC, por ende, todo el respeto institucional se diluye en ese discurso…
Si los peruanos logran a través del Congreso y las instituciones mantener el respeto a la institucionalidad van a poder funcionar bien, sino no, se van a transformar en un país como Venezuela o Nicaragua, ese es un riesgo.
¿El respeto institucional está garantizado hoy en Perú?
No, ya se habla de acuerdos nacionales que están promoviendo desde el Arzobispado. Y ojalá se logre un acuerdo. En un país que pierde su credibilidad no se puede invertir porque no es confiable, y Perú corre riesgos en eso.
¿Le cree a la moderación del discurso de Castillo?
Tiendo a creerle, pero me da cierta suspicacia el cambio tan brusco de opinión, de mensaje. Ahora, lo que pasa es que una cosa es lo que un presidente quiera y otra cosa es lo que pueda; tiene un Congreso fragmentado, un país dividido, una economía que debe recuperarse, por ende, no puede estar quebrando mucho huevo en esa forma.
¿Cómo están sus socios en la Cámara?
Muy nerviosos. Acá hay bastante nerviosismo, mucha preocupación y expectación.
¿Si sale Keiko Fujimori, quedan tranquilos?
Bastante más. Hoy la gran diferencia que hay entre uno y otro es el respeto a la institucionalidad y a la Constitución. Si ambas partes dan garantías de eso, las reformas van a ser con matices para un lado u otro, pero no van a generar grandes incertidumbres.
¿Qué rol debiera jugar el sector empresarial postelecciones?
Preocuparse más del tema social, acá en Chile también lo hemos estado viviendo; la forma de entenderse con las comunidades, nos faltó eso. El empresariado tiende a pensar que por el hecho de estar cumpliendo la ley es suficiente y creo que eso es necesario, pero no suficiente. Tenemos un desafío mucho más profundo en ese sentido. Y ese es el rol que tenemos trabajar, que jugar cada uno.
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