Fin de reemplazo en huelga debe corregirse

Tripulantes Sindicato Latam Huelga
AgenciaUno

El llamado que se les hizo a varios exparlamentarios a participar en el gobierno buscaba valerse de su experiencia política para impulsar la agenda del gobierno. Es hora de que esas competencias comiencen a usarse sin complejos.


Las dificultades del mercado laboral están lejos de haberse resuelto. Ayudan, por cierto, las mejores perspectivas que entrega la economía que alientan a más personas en la búsqueda de mejores oportunidades laborales. Pero los efectos de la reforma laboral -uno de los peores legados de la Nueva Mayoría- se seguirán sintiendo tanto al interior de las empresas como en la paulatina y rezagada recuperación del empleo.

Las declaraciones recientes del ministro del Trabajo son preocupantes. En entrevista a El Mercurio señaló que "el fin al reemplazo en huelga es algo que se introdujo en nuestra legislación y llegó para quedarse", y añadió que no veía "las condiciones técnicas ni políticas para modificar aquello". En otras palabras, el ministro circunscribe su rol a un administrador del actual marco regulatorio, donde solo es posible realizar perfeccionamientos menores. La reforma laboral no solo requiere precisiones en materia de servicios mínimos, término de la huelga, validez de los grupos negociadores y extensión de beneficios, entre otros temas. Se espera que con liderazgo político el gobierno corrija los errores estructurales que introdujo el nuevo marco laboral.

Porque según un estudio realizado en octubre de 2016 por el Banco Central, luego de la reforma Chile se unió a los únicos cuatro países de la Ocde que no permiten reemplazo en huelga en ninguna de sus formas: Corea, España, México y Turquía. Es decir, las empresas chilenas quedaron confinadas a una de las huelgas más duras en el contexto de los países más avanzados.

Es lamentable que la autoridad sectorial llamada a liderar una modernización del mercado laboral, que acerque a nuestra economía a competir en la llamada revolución industrial 4.0, se limite a correcciones superficiales que no hacen otra cosa que darles viabilidad a las malas reformas del pasado reciente. El llamado que se le hizo a varios exparlamentarios a participar en el gobierno buscaba valerse de su experiencia política para impulsar la agenda del gobierno. Es hora de que esas competencias comiencen a usarse sin complejos.

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