Gerente general de Enap: "Vamos a invertir en torno a US$ 2.500 millones en los próximos cinco años"
Hace exactamente un año aterrizó Andrés Roccatagliata en la gerencia general de Enap. Desde ese entonces, no ha tenido respiro. La crisis ambiental de Quintero-Puchuncaví, los negativos resultados financieros de 2018 y los masivos despidos que tuvo que ejecutar han copado su agenda. Es que el exhombre de Ripley llegó con una misión clara: mejorar la imagen de Enap, reducir los costos, aumentar la productividad y hacer que la compañía sea más eficiente y sustentable a largo plazo. Y ya se ven los frutos: mejores resultados el primer semestre y una disminución de US$ 650 millones en la deuda durante su gestión, pasando de US$ 5.100 millones a US$ 4.450 millones.
En ese contexto, el gobierno les aprobó hace pocas semanas su Plan de Desarrollo de Negocios (PDN), documento que detalla las inversiones y proyectos que tiene Enap para los próximos cinco años. En él se contempla una inversión de US$ 2.500 millones, la cual no significa mayor deuda, sino que saldría de mayores eficiencias y enajenación de activos.
Y así ya miran nuevos negocios, como el crudo argentino. Roccatagliata asegura que les entusiasma ese mercado y que al estar conectados a través del oleoducto trasandino -donde Enap es socio por ambas partes- están revisando las condiciones del ducto, para ver si entra próximamente en operación.
Acaban de aprobar el PDN, ¿en qué van a concentrar las inversiones de los próximos años?
-Queremos sacarles el mejor provecho a las instalaciones que tenemos. Si hay que hacer algunas inversiones para incrementar la productividad, las vamos a hacer, pero la idea es que con lo que está instalado incrementemos la productividad un 20%.
En el plan se involucran inversiones de en torno a los US$ 2.500 millones. Tenemos dos áreas de negocios importantes: Exploración y Producción (E&P), y Refinación y Comercialización (R&C). Esto se va a dividir en términos equitativos. En R&C vamos a destinar US$ 1.200 millones, y parte importante de esto lo vamos a asignar al cuidado del medioambiente y al cumplimiento del Plan de Prevención de Contaminación. En este último se requieren US$ 140 millones y en medioambiente son US$ 300 millones. El resto es continuidad operativa y mejoras en la productividad.
En el caso de E&P, que es una cifra similar, la mitad va destinada a Magallanes, es decir US$ 600 millones, y la otra a Sipetrol (Argentina, Ecuador y Egipto).
¿Y de dónde sacarán los US$ 2.500 millones?
-Las inversiones se van a financiar con aumentos de productividad, reducción de costos y la posible monetización de algunos activos.
¿Cómo está la situación en Magallanes?
-Tenemos buenas noticias, porque en nuevos bloques que estamos trabajando las producciones han andado bien. Hace 5 años teníamos dificultades para atender el consumo de la gente de la zona. Hoy no tenemos ningún problema. Los próximos años vamos a hacer 140 nuevos pozos.
¿Quieren potenciar la zona mirando a nivel nacional?
-Si las producciones y nuestro nivel de productividad y de competitividad aumentan, sin duda podemos mirar a otras zonas. Por ahora nuestro foco es mejorar la productividad en la región y si en eso nos va bien, encantados de seguir colaborando.
¿Y están analizando nuevos proyectos?
-Sí, tenemos nuevos proyectos que tienen relación con capacidad instalada y logística, pero no tenemos en carpeta construir en refinería.
Acabamos de firmar un acuerdo con YPF, en el cual vamos a tener un bloque exploratorio de crudo, para ver qué posibilidades hay tanto por el lado chileno como argentino de extracción.
Hoy la producción que tenemos en Magallanes es básicamente gas. En los próximos años vamos a construir unos 140 nuevos pozos, esa es una inversión sumamente grande. El foco de Magallanes es importante, involucra una cantidad importante de pozos y además procesos exploratorios y la posibilidad junto con YPF.
¿Qué le parece que el gas vuelva a ser protagonista en Argentina?
-Argentina tiene condiciones naturales que son extraordinarias. En toda la zona de Vaca Muerta existe interés de todas las grandes empresas del mundo por estar presentes.
Es inevitable que estos recursos que están ahí salgan y se empiecen a comercializar. Un puerto natural para ello debiera ser Chile. Para nosotros esto es una excelente noticia, dado que nuestra refinería hasta el 2012 se nutría de forma importante del petróleo que venía de Argentina. Con este nuevo boom que habrá en Neuquén estamos muy entusiasmados. Si esto resulta de acuerdo a los planes, nuestra refinería podría estar alimentándose de forma importante del crudo argentino. Eso implica no tener tanto arribo de buques, menos derrames, menores costos también. Estamos conectados a través del oleoducto transandino donde somos socios por ambas partes, así que estamos revisando las condiciones del ducto. Lo más probable es que entre en operación en el corto plazo.
¿Y con el gas?
-Para el gas también son excelentes noticias, porque el gaseoducto pacífico chileno y argentino se está usando bastante poco. Si esto sigue su curso, nos podría servir mucho para lo que ha declarado el gobierno, de ir avanzando a la descarbonización. Queremos analizarlo, tenemos una cogeneradora en la zona del Biobío y eventualmente lo podríamos exportar. Y nuestra generadora transformarla con gas.
¿Hay avances en concreto en ese aspecto?
-Vamos a tener ahora una tercera reunión con YPF, en la cual vamos a visitar la zona con los principales ejecutivos para ver plazos, fechas y cuáles podrían ser las condiciones comerciales que podríamos tener. Esto está enmarcado en el acuerdo que firmaron los presidentes Macri y Piñera de ir integrando y generando acciones conjuntas.
En relación a GNL Quintero, ¿ven riesgos?
-No, porque tiene contratos firmados hasta 2030. Esto del gas de Argentina no le va a afectar, dado que la situación contractual que tiene deja inocua la posición financiera de GNL Quintero, a pesar de que haya gas argentino.
Pero mirando más al largo plazo, ¿podría haber un riesgo?
-En los próximos 10 años no vemos ningún riesgo.
¿Han evaluado vender su participación?
-Hemos declarado que estamos revisando todas aquellas participaciones en las cuales somos pasivos, no controladores. Estamos revisando qué calce estratégico tienen con nuestras operaciones. Lo que también hemos declarado es que no está en venta y no queremos vender el parque eólico de Magallanes. Ese es nuestro rol impulsor, queremos apoyar las energías renovables.
¿Y el resto de los activos?
-Estamos viendo cuál es la necesidad, cuál es el rol que cumple Enap en ese sentido. Hemos tenido diversas reuniones con autoridades y gente influyente para ver el escenario político y económico futuro del país.
No hemos tomado ninguna decisión todavía. Pero si hay activos que no son estratégicos y vemos que ese dinero invertido ahí puede ser más rentable en otras áreas, vamos a ir por esa vía.
¿Cuándo se tomarán decisiones?
-Están siendo evaluadas permanentemente.
"Todos tenemos una cuota de responsabilidad"
Durante su período han debido enfrentar la crisis de Quintero-Puchuncaví. ¿Cuál es su diagnóstico respecto a lo que ahí ocurrió?
-Es difícil saber lo que pasó, porque tomar mediciones y determinar exactamente lo que hay es muy complicado. Lo que ocurre en determinadas épocas del año es que hay un efecto invernadero, en que se produce un techo en donde todas las emisiones de las distintas industrias que estamos ahí se concentran y, dependiendo de los vientos, pueden llegar a Quintero u otras partes de la zona.
¿De quién es la responsabilidad?
-Todos tenemos una cuota de responsabilidad. Decir que hay uno que es responsable de estos episodios es muy reduccionista. Aquí todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad, todos tenemos que colaborar con el plan de descontaminación. Fuimos los primeros en tener un plan operacional aprobado. Vamos a cumplir con todo lo que nos están pidiendo del plan de descontaminación, pero creemos que tiene que haber un esfuerzo conjunto. No sacamos nada con que haya una empresa que haga la pega si el resto sigue trabajando igual.
¿Cuál fue el aprendizaje de la crisis?
-Hay varios aprendizajes. Cuando ocurren este tipo de situaciones hay que ser lo más técnico posible y tratar de improvisar poco, tomar medidas de resguardo. Creo que la SMA, con la poca información que tenía, privilegió tal vez actuar en forma apresurada, pero no poner en riesgo a las personas. Es superfácil ser general después de la guerra, pero creo que en el medio de lo que había y cuando nos cuestionaron, jugar con la salud de las personas es peor que equivocarse con una empresa.
Hacia el futuro hay que mejorar bastante las mediciones, que sean de forma continua, anticiparnos a estos eventos. Lo que está haciendo el gobierno ahora es lo correcto: anticiparnos, prevenirnos de todo.
¿Les afectó la reputación?
-Sin duda cuando hablan de contaminación, la reputación de toda la empresa queda cuestionada. Hemos sido muy técnicos y responsables haciendo que terceros nos revisen por si tenemos fallas. Siempre hay espacio para mejorar.
Si la reputación está dañada, queremos con trabajo, eficiencia, colaboración, integración y mirada hacia el futuro que la recuperemos, pero claro que hay un daño.
¿Se da por cerrado el capítulo?
-Quintero-Puchuncaví ha sido una cosa que me cuesta mucho entender, porque escapa de la lógica y del sentido común, que me parece que no es tan común. El 24 de agosto nos ordenaron detener las faenas que se suponían que eran causantes de estos episodios. Desde que estuvimos cerrados, hasta el 29 de septiembre, hubo otros 1.300 casos, es decir a los 800 originales se agregaron esos nuevos. Si somos nosotros los culpables, era el espíritu de Enap el que contaminaba.
Lo de Quintero es un episodio que nos ocurrió a nosotros y esperamos que no ocurran más de este tipo, pero no nos desvía de nuestra hoja de ruta. Ha sido un tema complejo, pero no nos desvía. Vamos a superar este tema. De hecho, después de un año, la SMA todavía no ha dicho cuál es la responsabilidad, porque es muy difícil y muy poco probable decir este sí o este no.
¿Cómo prevén cerrar los balances este año?
-Tenemos un presupuesto, que es terminar con utilidades en la última línea (después de impuestos). Este año, si se dan ciertas variables, que en este mercado son bastante erráticas, porque el precio del crudo es como un electrocardiograma, deberíamos terminar con números rosaditos o celestes. Esa es nuestra ambición.
¿Y hay planes de seguir reduciendo la dotación o por dónde se mejorarán las cifras?
-Esta es una empresa viva, por lo tanto habrá ajustes algunas veces, pero ya no serán reestructuraciones masivas. La reducción importante de Enap, que fue bastante dolorosa, ya terminó. No hay ningún plan en carpeta para hacer una nueva.
La vía para mejorar es incrementar la productividad. Queremos que con la misma capacidad instalada que tenemos las refinerías produzcan más.
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