Gonzalo Said: “Los empresarios debemos salir del escritorio y recorrer a pie la empresa”
El presidente de Generación Empresarial le habla directo al sector privado: “Nuestro principal deber es volver a echar a andar la economía rápido”. El empresario también hace un llamado a sus pares, para que se involucren más allá del perímetro de su compañía.
Gonzalo Said Handal está preocupado por la situación del país. El principal desafío, dice, es recuperar los millones de empleos perdidos. Pero también es optimista, porque existe la oportunidad para los empresarios de ser protagonistas de los cambios que se requieren. El presidente de Fundación Generación Empresarial (FGE) es un convencido de que los dueños de compañías deben involucrarse más en la discusión pública y acercarse más a sus trabajadores.
Said -con participaciones en Scotiabank Chile y Embotelladora Andina, entre otras firmas a través de la sociedad Inversiones SH 6- hace un llamado: “Los empresarios tenemos que salir del escritorio y recorrer a pie la empresa. Mirar menos el powerpoint y más la realidad”.
Como un cambio de época y en la cual muchas empresas quedarán en el camino. Así veía usted a inicios de abril el impacto de la pandemia. ¿Ha sido peor de lo esperado?
-La crisis sanitaria nos ha sorprendido a todos por la magnitud de sus efectos, tanto en lo humano como económico. Veo sectores económicos muy afectados, sobre todo los que dependen del desplazamiento de las personas como el comercio, la construcción, el turismo y el entretenimiento. Otros han podido sortearla mejor. Pero todos han sentido los efectos de la peor crisis económica de los últimos 40 años.
Me preocupa mucho la situación de millones de trabajadores que se han quedado sin su fuente de ingresos. Ya la tasa de desempleo llegó al 13% y al incorporar la fuerza de trabajo potencial y los iniciadores disponibles esta llega al 30%. Se han destruido 1,8 millones de puestos de trabajo y este debe seguir siendo el principal tema a abordar desde las políticas públicas y desde la empresa, como se ha hecho hasta hoy.
Utilidades de las empresas bajando fuerte, un Estado más endeudado y familias más pobres. No se ve un escenario tan fácil para el país pospandemia.
-Pese a que los indicadores económicos irán mejorando progresivamente, no hay que olvidarse que hemos transitado por una triple crisis: social, sanitaria y económica. Aun así, están surgiendo nuevos liderazgos en el sector empresarial. Y no solo gremiales. Cada día veo más empresarios comprometiéndose más allá de las fronteras de sus empresas e involucrándose.
Lo vimos al comienzo con la CPC. En poco tiempo logró juntar una enorme cantidad de recursos y gestionar soluciones concretas. Gracias a este esfuerzo colectivo, que lideró Juan (Sutil), pero en el que estuvieron involucradas todas las ramas, literalmente se salvaron vidas.
Nos hemos atrevido a mostrar lo que hacemos y de lo que somos capaces, sin complejos. En el futuro tenemos que dejar el pudor de lado y atrevernos a seguir mostrando el aporte que hace la empresa al país, en todas sus dimensiones.
¿Qué rol le cabe al mundo empresarial en esta fase?
-Nuestro principal deber es volver a echar a andar la economía rápido, lo que contribuirá a recuperar el empleo. A diferencia de la crisis del Covid-19, para la recuperación económica sí tenemos receta y esta pasa por permitir al sector privado desplegarse y crecer. A estas alturas para nadie tiene que ser un misterio que el verdadero motor de la economía y de la creación de empleos son las empresas privadas.
El objetivo no es el crecimiento per se, es lo que genera. El crecimiento es el reflejo de más puestos de trabajo, mejores remuneraciones y mejor calidad de vida. Además, es el principal contribuyente a las arcas públicas para financiar programas sociales.
Pero también creo que los empresarios podemos involucrarnos en áreas que van más allá del perímetro de nuestras empresas. Podemos aportar ideas a la discusión de políticas públicas, encontrar soluciones desde el mundo privado para problemas sociales. No podemos sentarnos a esperar largos procesos políticos, cuando hay muchos problemas que son urgentes y que requieren de soluciones rápidas. Desde el sector privado podemos hacer mucho para proponer ideas que resuelvan estos problemas y con una mirada país contribuir a implementarlas. El mundo político debe entender que hay que dejar las mezquindades de lado y tomar una mirada país para resolver problemas que ya conocemos.
¿Ve posible una recuperación rápida?
-Veremos mejores datos en los próximos meses, pero por efectos estadísticos y no porque retomemos el ritmo que teníamos previo octubre. Aun así, soy optimista. Creo que de esta crisis saldremos todos fortalecidos.
El presidente de la CPC, Juan Sutil, prefiere abordar el proceso constituyente de una vez para evitar mantener esa incertidumbre abierta. ¿Comparte su postura?
-Comparto lo planteado por el presidente de la CPC. Tenemos que ir despejando las fuentes de incertidumbre y el proceso constituyente es una de ellas.
En abril mencionaba que le preocupaba el impulso de iniciativas legislativas dañinas. ¿Se materializó su temor?
-Hemos visto mociones parlamentarias que desafían la iniciativa exclusiva del Ejecutivo en múltiples materias que son muy populares y que pueden tener quizás efectos positivos en el corto plazo, pero que van socavando la institucionalidad y la confianza. Me preocupa además que muchas de ellas revelan un profundo desconocimiento de la actividad privada y son el fruto de una mirada simplista para problemas complejos.
¿Qué obstáculos hay para una pronta recuperación de la actividad económica?
-Veo con preocupación que en los parlamentarios hay una pulsión incontrolable por buscar popularidad y ganarse un espacio en los matinales. La necesaria deliberación legislativa, que requiere de un análisis técnico y riguroso, no puede quedar relegada a una conversación televisiva o al rating de la encuesta semanal. En la discusión política hay que dejar de lado las mezquindades y entre todos construir con una mirada país. La base para hacer eso es el respeto por las opiniones de todos.
También es esencial que se garantice el orden público. Si a la paralización asociada a la pandemia le sumamos otro frenazo producto de la violencia, habremos creado el mejor repelente para la inversión en Chile.
Veníamos de un proceso de estallido social que fue un remezón para el sector privado, pero que también despertó un interés por conocer más de sus trabajadores. ¿La pandemia pone en duda, en pausa o incluso marcha atrás estas ideas?
-Creo que es totalmente al revés. El estallido social permitió visibilizar la realidad de un enorme grupo de la población, que siente que el desarrollo económico no le está llegando. Después de eso, he visto cómo se han abierto espacios de diálogo en las empresas. En los encuentros que hemos organizado en FGE, muchos empresarios nos han contado experiencias concretas de sus organizaciones, en donde la conversación abierta y el interés genuino por el otro ha creado mayores niveles de confianza. Y la pandemia ha permitido profundizar esto, porque la tecnología bien usada derriba barreras y acorta distancias.
El desafío ahora es que estos espacios de conversación sean permanentes y aquí nos cabe una responsabilidad a los dueños de las empresas. Tenemos que estar aún más cerca de nuestras organizaciones y escuchar más. Debemos impulsar una cultura de integridad desde lo más alto de la organización. Y para lograr poner el tono de la música, es clave involucrarnos.
¿Ha notado un cambio en la relación de los dueños con todos los stakeholders?
-Ahora son todos importantes, porque cada uno contribuye a la viabilidad de la empresa. Venimos transitando desde relaciones marcadas por el prejuicio y la distancia hacia relaciones más horizontales y con mayor confianza. Pero este es un camino que recién comienza. Los stakeholders son personas con intereses, miedos y sueños. Los empresarios tenemos que salir del escritorio y recorrer a pie la empresa. Mirar menos el powerpoint y más la realidad.
La incertidumbre parece ser una constante en este mundo pospandemia, siendo una de ellas el mercado del trabajo. ¿Qué solución puede encontrarse?
-Este es el principal desafío que tenemos por delante. Si sumamos a los desempleados y a la fuerza de trabajo potencial, llegamos a tres millones de personas que hoy están sin ingresos y con disponibilidad de entrar al mercado laboral. Algunos de ellos lo lograrán en los próximos meses, una vez que se profundice el desconfinamiento y la vuelta a la actividad. Pero este será un proceso lento, que nos obliga a pensar distinto y con múltiples dilemas por resolver. Piense, por ejemplo, en los más de 700 mil suspendidos que están esperando volver a sus trabajos. Muchas de estas empresas están al borde de la quiebra y no podrán reintegrarlos a todos. O pensemos en el proceso de recontratación cuando vuelva la actividad, ¿se privilegiará a los más jóvenes por ser menos riesgosos y con más capacidad de subirse al carro tecnológico?
El mercado laboral necesita ajustes urgentes que se hagan cargo de esta realidad. Un programa de reconversión en serio y no el sistema de capacitación que tenemos, que no sirve. El mundo laboral pospandemia requiere más polifuncionalidad, más flexibilidad, ninguna de las cuales permite el código laboral anacrónico que tenemos.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.