Guacolda: Lo que hay detrás del mayor complejo carbonero de Chile

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Hace siete años, Guacolda valía US$ 1.400 millones; ahora AES liquidó su 50% en US$ 34 millones. En menos de un año, la propiedad ha cambiado tres veces y el dueño final será Capital Advisors, un gestor de fondos apoyado por los acreedores que buscará renegociar con los bonistas una millonaria deuda. Guacolda debe apagar sus cinco centrales en 2040, pero el ministro de Energía intentará que esa fecha se anticipe.


¿Qué es Guacolda? Un complejo carbonífero, el mayor de Chile, compuesto por cinco unidades con una capacidad instalada de 764 MW. Ubicada en Huasco, en la Región de Atacama, es la generadora a carbón más grande del país, pero como empresa, Guacolda Energía SpA vale poco. Muy poco.

Su estructura de propiedad ha cambiado tres veces en un año, AES Gener se deshizo de su 50% en un simbólico precio de US$ 34 millones y su nueva dueña será una gestora de fondos especializada en finanzas y private equity. Los acreedores chilenos tendrán el control indirecto y los internacionales, bonistas de una emisión de 2015 por US$ 500 millones, temen perder su capital. El cóctel se termina con otro dato: Guacolda tiene además la presión de la descarbonización, una bandera medioambiental que gana adeptos y que empuja el mismo gobierno.

El complejo Guacolda fue sumando unidades desde su nacimiento, en 1995. Agregó una segunda al año siguiente, otra en 2009, la cuarta en 2012 y la última en 2015. Siempre bajo el mando de la estadounidense AES Gener, en abril de 2014 el grupo eléctrico pagó US$ 728 millones por el 50% que Copec y el grupo Von Appen tenían en Guacolda y lo revendió, en condiciones similares, a un inversor de gran tamaño: Global Infraestructure Partners (GIP), que para ello creó una sociedad chilena: El Águila Energy. Esa sociedad es ahora la dueña del 100% de Guacolda. Y detrás de ella está Capital Advisors.

El primer dueño: WegE

GIP compartió la propiedad de Guacolda con Gener hasta hace un año. Cansada de participar en una empresa que ya no rentaba lo suficiente para pagar sus abultadas deudas, decidió transferir la propiedad que tenía en Guacolda, a través de El Águila Energy, a sus acreedores, un grupo de compañías de seguro y bancos que le prestaron US$ 333 millones para entrar a Guacolda hace siete años. El Águila dejó de pagar esas deudas en septiembre de 2019, debido a la caída de los precios spot de la energía y contingencias en sus contratos de venta de energía, explicó ese año en sus balances Confuturo, que reconoció un riesgo de pérdida del 30% del capital del crédito. Otro acreedor profundiza: Guacolda tenía contratos a precios altos, cuya fecha de caducidad no era muy lejana y con una difícil renovación a valores que se fueron al suelo. “El precio se dividió por tres”, relata.

Además de Confuturo, entre los acreedores estaban Bice Vida, Vida Security y Consorcio Seguros, y los bancos Itaú Corpbanca, del Estado y Consorcio. Varios ya no están: Itaú y el BancoEstado vendieron sus acreencias a castigados precios y entre los acreedores el que lleva la voz cantante es el grupo Consorcio. Toda esa deuda fue reestructurada en junio de 2020, GIC salió y cedió El Águila Energy, y su 49,9% de Gener, a sus acreedores.

En ese momento entró Weg Capital, una gestora de inversiones integrada, entre otros, por dos exejecutivos de Enersis que conocían el negocio eléctrico: Fernando Gardeweg y Eduardo Escaffi, los que se incorporaron al directorio de Guacolda. Tras la reestructuración, WegE SpA quedó como el único accionista de El Águila, pero era un ardid legal: los acreedores no querían ser los dueños y podían recomprar a WegE, a libre elección, en cualquier momento, El Águila Energy a un precio simbólico. O ceder esa opción, lo que terminaron haciendo después.

El siguiente paso vino en febrero. Aes Gener quería vender su 50% en Guacolda y apartarse de la mayor carbonera del país. Wege, que tenía inversionistas locales dispuestos a financiar esa operación, ofreció US$ 34 millones y AES Gener aceptó. Con ello, la estadounidense se desprendió del 26% de su capacidad de generación a carbón y avanzó así en su decisión estratégica de apostar por energías renovables: los inversionistas en el mundo están premiando a las eléctricas más sustentables y AES Gener se subió a ese carro. A ese esfuerzo lo volvió a acompañar el fondo GIC, ahora como su socio estratégico en energías renovables, según se anunció esta semana.

El nuevo dueño: Capital Advisors

Tras el anuncio de venta a WegE, los bonos de Guacolda por US$ 500 millones, con vencimiento en 2025, comenzaron a caer violentamente. El día en que se anunció la salida de AES, el bono se transaba al 91% de su valor par. En los cinco días siguientes se desplomaron a 74%. “Un pequeño triunfo para AES Gener, pero una derrota para los tenedores de bonos de Guacolda”, concluyó JP Morgan. Los socios de WegE y AES Gener se contactaron con los bonistas y prometieron que Guacolda seguiría sirviendo sus compromisos. Y el bono volvió a niveles de 85 centavos por dólar. Para AES, dice un inversionista, el futuro de Guacolda también contamina su prestigio: el nemotécnico del bono de Guacolda aún se denomina AesGen.

Pero algo ocurrió con WegE: discrepancias con los acreedores sobre el fee que recibiría por esta inversión rompieron la alianza de 2020, dice una persona involucrada en el negocio. Otra dice que a los acreedores no les gustó que WegE hubiese resuelto “comprar por fuera”. Como sea, los acreedores reemplazaron a WegE por Capital Advisors, otro gestor de inversiones que administra fondos y que ha invertido en empresas como Atton Hoteles, la cadena de cementerios Grupo Nuestros Parques y Patio Comercial.

Los documentos notariales actuales sitúan a CAEI Inversiones SpA como la nueva dueña de El Águila Energy. Y CAEI es controlado por los propietarios de la gestora: CA Holding y Navitas Dos Capital Advisors. El negocio lo encabeza Fernán Gazmuri, presidente de la AGF de Capital Advisor, la gestora de private equity. ¿Quién financia la compra que realiza Capital Advisors? Los acreedores, responde una persona involucrada en el negocio. La compra está sometida al análisis de la Fiscalía Nacional Económica, que notificó esta semana su autorización.

Tras la llegada de Capital Advisors, los bonos volvieron a desplomarse y esta semana se cotizaban ya a la mitad de su valor (ver infografía). Bank of America atribuyó esta semana la caída de más de 30 puntos en la cotización a la “incertidumbre sobre la estrategia de los nuevos propietarios” y a la capacidad de Guacolda de enfrentar la presión por descarbonizar el país.

¿Qué hacer con Guacolda?

El plan de descarbonización que el gobierno y las eléctricas suscribieron en 2019 considera que las 28 centrales a carbón existentes cierren a 2040. La semana pasada, AES Gener incluyó el complejo Ventanas en un cierre anticipado programado para 2025, con lo cual 18 centrales, el 65% del total, podrían apagar sus turbinas en cuatro años (ver infografía).

Para el gobierno, el anuncio fue un triunfo. Pero todos, incluido el gobierno, asumen que es una expectativa que depende de otros factores. Gener lo dejó escrito: el “acuerdo de evaluar” a partir de 2025 el cierre de las plantas dependerá de “la revisión periódica de elementos tecnológicos, ambientales, sociales y de empleo, económicos, de seguridad y de suficiencia de cada planta y del sistema eléctrico en su conjunto”.

Es que el carbón provee el 40% de la matriz actual y aunque hay mucha inversión en desarrollo en energías renovables, la intermitencia de la generación solar o eólica no garantiza el abastecimiento continuo. “No hay nuevos proyectos de inversión que operen 24/7”, dice un eléctrico. Aquello es relevante, aunque varía cada día, durante las noches. Un reciente estudio de ENC Energy Consultance dio un ejemplo: el 27 de diciembre de 2020, la energía solar abasteció el 24% del consumo entre las 6 a.m. y las 8 p.m., y el carbón, el 30%. Pero entre las 00 horas y las 6 a.m., el carbón aportó el 45%. Y la solar, nada. Un ejecutivo dice que solo Guacolda aporta el 12% algunas noches.

El Congreso discute hoy un cierre obligado de todo el parque para 2025, algo que los expertos consideran imposible. “Es absolutamente inviable el retiro completo del carbón”, dice un eléctrico, algo que depende además de las aún insuficientes tecnologías para almacenar electricidad y de una nueva línea que conecte el sistema eléctrico.

Los nuevos dueños de Guacolda apuestan a aquello: la desaparición de esa tecnología será más gradual de lo previsto y el complejo no está obligado a cerrar antes de 2040. También a una renegociación de deudas: CapitalAdvisors ya trabaja en el directorio y el management que se hará cargo de Guacolda y pretende renegociar con los bonistas una extensión del plazo de pago de los US$ 500 millones, revela un inversor. En el gobierno asumen que las cinco unidades de Guacolda serán, probablemente, las últimas en cerrar, pero no pierden las esperanzas.Consultado por el caso de Guacolda, el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, respondió así a Pulso: “Nos hemos asegurado que el nuevo comprador asuma el compromiso de cerrar a más tardar el 2040. Y cuando se materialice la transacción vamos a buscar espacios para acelerar esa fecha”.

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