Indermit Gill: “Países como Chile tienen que empezar a ser mucho más innovadores y empezar a contribuir a estas nuevas tecnologías y no sólo utilizarlas”
El economista jefe del Banco Mundial aborda en entrevista con Pulso el escenario macroeconómico global que se vivió en 2023 y lo que espera para 2024 y los años venideros. Además, se muestra preocupado por el auge del proteccionismo en el mundo y dice que los más perjudicados son los países más pobres.
Preocupado por el aumento del proteccionismo se muestra el economista jefe del Banco Mundial, Indermit Gill, ya que terminaría impactando en mayor manera a los países más pobres.
El economista de origen indio, que asumió el cargo a mediados de 2022 en reemplazo de Carmen Reinhart, es un conocedor de Chile, y ha escrito varios papers sobre el país con economistas como Claudio Montenegro, Claudio Sapelli y Erik Haindl.
En esta, su segunda entrevista con Pulso y con un medio chileno desde que asumió como economista jefe, el también doctor en Economía de la Universidad de Chicago dice que 2023 fue un poco mejor de lo esperado para Estados Unidos, malo para Europa y peor para los países más pobres del mundo. Para 2024 y los años que vienen, anticipa un escenario de crecimiento bajo y da algunas recetas para apuntalar las economías.
Por ejemplo, dice que los países más pobres tienen que aplicar las medidas tradicionales, las llamadas del “Consenso de Washington”, mientras que los de ingresos mayores, como Chile, tienen que apostar por la innovación. Sobre las oportunidades de la transición energética, argumenta que las empresas estatales deben darle espacio al sector privado.
A inicios de 2023 había pesimismo sobre cómo evolucionaría ese año la economía mundial. ¿Terminó siendo mejor de lo anticipado?
-Sí y no. Definitivamente, en lo que respecta a las economías avanzadas, funcionaron mejor de lo que pensábamos, pero si lo analizamos en detalle, vemos que sólo Estados Unidos superó a los demás y tal vez Japón, en cierta medida. En cuanto a los países de renta media, terminaron más o menos donde pensábamos que estarían, que es inferior a las tasas de crecimiento que tuvieron en la primera década de este milenio, más bajo también que en comparación con la década anterior a la crisis del Covid. Donde incluso fuimos demasiado optimistas fue en los países más pobres. Por ejemplo, el año pasado esperábamos que crecieran en torno al 5% y crecieron en torno al 3,5%. Y ¿por qué prestamos mucha atención a esos países? Porque ahí es donde está gran parte de la pobreza. Estos son los países que pueden optar al financiamiento en mejores términos del Banco Mundial y están en América Latina, en África, en Asia.
¿Y en el resto del mundo? Porque el año pasado se mencionaba la política monetaria más estricta como una de las razones para esperar menos crecimiento. Y vimos que al menos Estados Unidos sigue con una economía fuerte y se duda de cuándo será la próxima baja de tasas.
-Lo que pasó en Estados Unidos fueron varios factores. El primero, por supuesto, es que tuviste un estímulo fiscal bastante grande que continúa hasta hoy. El segundo fue que después de unos años de disminución de la participación de la mano de obra, esta se recuperó de forma masiva. Y la tercera es que los cambios tecnológicos siempre llegan primero a Estados Unidos y eso también ha tenido un efecto en términos de aumento del crecimiento, así que esas son las tres razones: una de ellas no es tan buena, la parte fiscal, las otras dos son bastante buenas. Para las otras economías avanzadas las cosas no han mejorado, ni para los países europeos ni para el Reino Unido. De hecho, este año van a crecer un poco más lento, y el año anterior ya crecieron lento, solo al 0,9%.
¿Y la situación en China?
-La gran duda es China. A China no le fue muy bien el año pasado y este año tenemos la esperanza de que le vaya muy bien, porque eso tira hacia arriba a muchos países. China, recordemos, realiza muchas importaciones, así que cuando le va bien, importa mucho. China importa aproximadamente US$2,5 billones (millones de millones) en bienes y servicios. Mucho de ello de países de América Latina, de Asia, de África, y así sucesivamente. Esperamos que el motor de China empiece a ponerse en marcha.
¿Cómo ve el año 2024? En su informe de enero, dice que “las perspectivas son sombrías” para los años que vienen...
-Sí, por varias cosas. La primera es que hubo algunas ganancias en términos de reducción de la inflación, pero algunas de esas ganancias vinieron del hecho de que los precios de las materias primas se estaban suavizando. Los precios de los alimentos y el combustible empezaron a moderarse y, como resultado, bajaron las tasas de inflación. Pero esas ganancias se han agotado.
Así que en la medida en que los países sientan que las tasas de inflación son más altas de lo que quieren que sean, va a haber una situación dura. Ya el año pasado esperábamos que los tipos de interés sigan siendo altos durante más tiempo. Pero entonces lo que ocurrió fue que mucha gente empezó a decir: ‘oh no, no, no, las cosas pintan muy bien’. Los tipos de interés van a bajar e incluso la Fed empezó a decir que quizás empezaban a recortar las tasas de interés pronto. Pero también sabemos de episodios anteriores que, al tratar de reducir la inflación, siempre se necesita mucho más hacia el final. Lleva más tiempo bajar del 4% al 2%. En consecuencia, hay que mantener altas las tasas de interés. Eso significa que el costo de financiamiento en muchos de estos otros países seguirá siendo alto, lo que significa un crecimiento más lento. Ese es un factor. Los otros factores son estructurales, de más largo plazo, que parecen indicar que se ha producido un retroceso del crecimiento. Por ejemplo, si nos fijamos en nuestras estimaciones, en la primera década de este milenio, los mercados emergentes crecían en torno al 6%. Para la segunda década, un 5%. Para esta década, proyectamos, basándonos en nuestra evaluación del potencial, un 4%. Y no es sólo China. Es en todo el mundo. La única parte del mundo donde en realidad no se ve una gran caída es en el sur de Asia, en gran parte debido a la India.
¿Qué se puede hacer para mejorar el perfil de crecimiento de los países?
-En los países más pobres se trata de aumentar la inversión. Y cuando miras lo que tienen que hacer para aumentar la inversión, es muy similar al tipo de cosas que a la mayoría de la gente en América Latina no le gustaba, lo que se llamaba el Consenso de Washington, pero que países como Chile en realidad adoptaron una gran parte de ellos y Chile hoy es un país de altos ingresos. La mayoría de esos otros países que no adoptaron esas medidas no son países de altos ingresos todavía. El mayor practicante del Consenso de Washington, incluso mejor que Chile, fue Corea del Sur. Y Corea del Sur también es ahora un país de altos ingresos. Entonces, para estos países pobres una gran parte son esas cosas: mejores políticas fiscales, más conservadoras, no imprimir dinero para intentar equilibrar sus presupuestos. Otra cosa es tratar de ampliar la base de los impuestos al tiempo que se reducen las tasas. Cosas muy simples como esta, las mismas cosas de siempre. A la gente no le gusta oírlo porque es medicina amarga. Pero es una medicina amarga que funciona.
¿Y para los países como Chile?
-Primero, los países de renta media, como Brasil y otros, tienen que hacer eso y más. Tienen que seguir abriéndose y abriendo sus economías. Tienen que ser mucho mejores a la hora de traer nuevas tecnologías del extranjero e infundirlas en sus economías nacionales. Y, países como Chile y Corea del Sur, entre otros, tienen que hacer aún más. Tienen que hacer lo primero, lo segundo, y ahora tienen que empezar a ser mucho más innovadores y empezar a contribuir a estas nuevas tecnologías y no sólo utilizarlas. Esos son los países que lo han hecho bien. China, Chile, Corea del Sur, pero también India, etc.
En Chile se está intentando aprovechar el tema de la transición energética, con el litio y el hidrógeno verde...
-Así es, pero no estoy hablando de Chile específicamente. En general, en los países de ingresos medios, los sectores que son muy críticos para la transición energética también están muy dominados por el Estado. Son empresas estatales. Así que estos países, si realmente quieren fomentar la innovación verde, van a tener que lidiar con eso. Tendrán que encontrar la manera de imponerles restricciones presupuestarias más estrictas, así como privatizar algunas de ellas. Pero, en general, someterlas mucho más a las fuerzas de la competencia. Es muy difícil hacerlo sin privatizarlas. Así que creo que habrá que reavivar algunos de esos debates para ver si se puede o no hacer una transición energética sin privatizar estas empresas.
¿Qué otra medida se puede realizar para aumentar el crecimiento?
-Para países como Chile, el comercio es muy importante porque es una pequeña economía abierta. Así que muchos de estos países han tenido que preocuparse por el hecho de que la fragmentación del comercio es una amenaza. Y por eso pasamos mucho tiempo hablando con países que son pequeñas economías abiertas diciéndoles cuál debería ser su estrategia ahora que el comercio. En el pasado, aconsejábamos a países como Chile a que se convirtieran en una conexión con un hub de comercio mundial.
Ahora bien, dado que hay fragmentación y que a veces no existe ese único centro, porque cada vez hay más rivalidad entre Estados Unidos y China, lo que les estamos diciendo a estos países es que, como cuestión de estrategia, deberían empezar a pensar en sí mismos como centros neurálgicos o hub y en estos dos grandes bloques como puntos de conexión. Es un cambio estratégico muy difícil, pero las pequeñas economías abiertas tendrán que hacerlo. Países como Vietnam, Indonesia y otros lo han hecho bien.
¿Qué tan preocupados están del auge del proteccionismo en el mundo? Esta semana en Estados Unidos, el presidente Joe Biden anunció un aumento en los aranceles al acero chino. Y en Chile también es un tema.
-Muy preocupados. Porque esto es una pendiente resbaladiza, ya que los países intentan igualar las acciones de los demás. Ahora, por cierto, no es sólo de los Estados Unidos. Si tuviera que decir en una palabra quiénes son los culpables, estos son los países del G20. No sólo los países ricos, sino también los países en desarrollo. Estas grandes economías están haciendo mucho proteccionismo. En términos generales, en el caso de los países más ricos, gran parte de esto tiene lugar en forma de apoyo fiscal a ciertas industrias, subsidios y cosas por el estilo. Es muy raro que tomen medidas que distorsionen el comercio. Y cuando adoptan una medida que restablece el comercio, como la que acaba de mencionar, son noticia. Pero ahora se está normalizando que empiecen a conceder subvenciones. Mientras, los países más pobres no tienen dinero para conceder subvenciones. Así que a menudo adoptan medidas que restringen directamente el comercio, ya sean prohibiciones de exportación de recursos naturales o de productos primarios.
¿Cuál es la principal crítica a esto?
-No es porque no puedan proteger una industria concreta, sino porque esto conduce a una mayor ineficacia en la asignación de recursos. Hacen que estas industrias sean mucho más ineficientes y una mayor ineficiencia no es buena para ningún país, y es especialmente perjudicial para los países en desarrollo.
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