Invertir en Latinoamérica: siempre es la política
Comparar precio/utilidad o spreads con la historia pierde sentido cuando existe la posibilidad de un cambio de régimen.
Quizás se ha topado en internet con una entrevista hecha el 5 de diciembre de 1998, a un día de las elecciones en Venezuela, al comandante Chávez asegurando que entregaría el poder en 5 años, que no nacionalizaría ninguna empresa y que no expropiaría los canales de TV. En los años sucesivos, la fragmentación partidista y los maravillosos petrodólares le dieron rienda suelta al comandante.
Venezuela es el ejemplo más común para tantear los alcances de los riesgos políticos. Incluso se usa para entregar una referencia a los inversionistas cuando otro país va mal: "Brasil está mal, pero no es Venezuela".
Si bien en el mundo desarrollado las banderas populistas apuntan a la inmigración y el intercambio comercial, acá en Latinoamérica abunda el descontento con nuestros gobernantes. En poco tiempo hemos observado dos destituciones presidenciales (Brasil y Perú), un ex presidente cumpliendo condena (Brasil), otro ex presidente apunto de ser desaforado y el actual pidiendo préstamos (Argentina) y un casi electo presidente capitalizando el descontento (México).
Respecto a México, el escenario es incierto. Quien está capitalizando el sentimiento anticorrupción y nacionalista es un outsider con su currículum aparentemente inmaculado. AMLO viene desde el cielo a salvar a los mexicanos de la horrible clase política. Promete una "revolución radical", cuando la palabra "revolución" genera convulsiones en los inversionistas. Es lo más lejano a un tecnócrata y ha prometido revisar los contratos privados en un sector tan estratégico como es el energético.
Por su parte, en Brasil, tras los últimos escándalos hay un incierto escenario presidencial donde hasta ahora el favorito es un ex policía militar homofóbico y rupturista. Sus medidas económicas suenan más sensatas que su par mexicano, pero no se han hecho cargo del elefante en la habitación: la reforma previsional y el gasto público.
En términos de inversiones; comparar precio/utilidad o spreads con la historia pierde sentido cuando existe la posibilidad de un cambio de régimen. Es tremendamente difícil modelar el premio por riesgo político cuando estamos frente a transiciones importantes, sobre todo en México y en Brasil. Recuerdo alguna vez haber escuchado que valía la pena invertir en bonos de PDVSA porque rentaban el 9%.
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