Los nexos en Chile del activista más grande de Wall Street que contactó a Latam

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La aerolínea nacional aceptó la propuesta de participar en la licitación por la compra de una parte de los activos de Avianca Brasil que le hizo -a través de un emisario- uno de los inversionistas más connotados y duros del mundo: Paul Elliott Singer, de Elliott Management.


En estas últimas dos semanas, un representante de la administradora de fondos Elliott tocó la puerta de Latam Airlines, la aerolínea manejada por la familia Cueto que tiene alta presencia en Brasil. La propuesta fue invitarlos a participar en la licitación por partes que organizaron de las unidades productivas independientes de Avianca Brasil -de la que son su principal acreedor-, una de las mayores competidoras continentales de la línea aérea chilena, que está en proceso de quiebra.

Elliott es el fondo que lleva el segundo nombre de su fundador, Paul Elliott Singer, uno de los inversionistas más avezados y, a la vez, temidos de Wall Street. Invierte en cientos de empresas, desde el equipo de fútbol italiano Milan, hasta empresas como Samsung, Hyundai, TIM, Pernod Ricard o Bayer.

Con 33 años, el psicólogo y abogado Paul Elliott Singer creó su propio hedge fund o fondo de cobertura, Elliott Associates. Para ello, reunió entre amigos y familiares un capital inicial de US$ 1,3 millones. Hoy, su firma maneja más de US$ 35 mil millones.

Bloomberg lo ha catalogado como "uno de los hombres más temidos del mundo financiero"; la revista Fortune lo describe como uno de los administradores de fondos "más inteligentes y duros". Otros, como la expresidenta argentina Cristina Fernández lo tildan como "buitre capitalista", por su rol como el principal fondo tenedor de la deuda soberana de ese país. The Independent prefiere retratarlo como "un pionero en el negocio de comprar bonos soberanos a bajo costo y luego perseguir a los países en busca de deudas pendientes de pago". Es así como Argentina, Perú y el Congo han tenido que lidiar con Elliott como su contraparte.

En 1996, Elliott compró deuda peruana en mora por US$ 11,4 millones. El hombre de negocios ganó una sentencia para que el país incaico le pague finalmente US$ 58 millones, y cuando el expresidente de Perú Alberto Fujimori intentaba salir del país debido a los abusos de los derechos humanos y la corrupción, Elliott confiscó su avión y solo lo dejó salir del país a cambio de que se hiciera efectivo ese pago, hecho que sucedió.

Singer persiguió a Argentina por 15 años en distintas cortes internacionales en búsqueda de que le paguen, incluso logró confiscar uno de los mayores buques de la armada transandina. En 2016, alcanzó un acuerdo con Argentina, que le otorgó un pago por US$ 2.300 millones, que se comparan con su inversión inicial de US$ 117 millones.

Tras Chilquinta y Gildemeister

Elliott tuvo buena receptividad por parte de Latam Airlines y la aerolínea comprometió inyectar un capital de trabajo de US$ 13 millones en Avianca y de participar en la licitación de un bloque de derechos de frecuencias (slots) por un mínimo de US$ 70 millones. Toda esta fórmula, donde el fondo también invitó a otras aerolíneas, como Gol y Azul, es con la finalidad de maximizar el retorno que podría alcanzar a cambio de la deuda que le proveyó al dueño de Avianca, Germán Efromovich.

Otro proceso ligado a una empresa chilena que se está desarrollando actualmente y que tuvo su génesis en la cabeza de Singer es la venta de la distribuidora eléctrica Chilquinta (ver detalles en página 13). El fondo, que es parte de la propiedad de la controladora de la firma chilena, Sempra, llegó a un acuerdo con la administración de la norteamericana para que venda alguna de sus unidades en el mundo para maximizar valor de cara a los accionistas, y es así como se decidió enajenar Chilquinta.

Elliott es el principal fondo activista del mundo. Según datos de Lazard's Shareholder Advisory Group, el fondo manejado por Singer ha ganado US$ 14.700 millones en valor de mercado desde 2013 a 2018 en posiciones activistas que han sido develadas.

¿Qué es un fondo activista? Es una figura que nació en EE.UU. y que en los últimos años también se está dando fuerte en Europa. Se trata de fondos que toman participaciones minoritarias, pero importantes en empresas de estructura accionaria atomizada, y que consideran que tienen un potencial de creación de valor no explotado y que están mal manejadas. Una vez que entran a la propiedad, generan una tesis de inversión, lanzan una campaña de compras de acciones e intentan llegar a un acuerdo con la administración de la empresa para alinear la visión estratégica para ganar más dinero. Si no llega a acuerdo, asisten a las juntas de accionistas e intentan cambiar el directorio. Si esto tampoco rinde frutos, optan por litigar con las compañías.

En el caso de la firma de Singer, además de invertir en acciones, también compra deuda bajo estrés de países y empresas. Y eso lo sabe muy bien otra firma chilena: el holding automotriz Gildemeister.

La firma llegó a tener deuda por bonos ascendente a US$ 700 millones.

Elliott vio la asfixia de Gildemeister y se hizo con la mayoría de su deuda. Ricardo Lessmann, CEO y presidente de la empresa chilena, tuvo que negociar por interminables días en Nueva York con el fondo activista.

En El Mercurio, al ser consultado por estas negociaciones, relató lo que una buena parte del mercado destaca de Elliott: su dureza.

"Nunca fueron groseros, nunca fueron agresivos, nunca nos amenazaron. Fue una negociación dura, como la que corresponde. Si hubiera estado yo al otro lado, hubiera sido igual... y tal vez peor", confidenció. P

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