Los socios de la red de centros médicos y dentales Sanasalud se aprietan el cinturón

El segundo año de la pandemia fue un buen año para Sanasalud, una red que hoy agrupa tres centros médicos multidisciplinarios y seis centros de atención dental. La liquidez disponible en Chile, por los retiros de las AFP y los IFE, hicieron que mucha gente destinara parte de esos recursos a atenciones dentales que, por lo general, son más caras y no están bonificadas por los seguros de salud. Además, el servicio de laboratorios de Sanasalud se orientó a la realización de exámenes PCR y llegó a representar la mitad de su actividad. Dos años después, esos dos fenómenos ilustran parte de las complejidades actuales de Sanasalud: el ticket dental promedio bajó porque los pacientes optan por prestaciones de menor complejidad -se hacen menos implantes y ortodoncias- y los exámenes PCR casi desaparecieron.

Sanasalud es una empresa controlada por una alianza de la familia Izquierdo Etchebarne y el empresario y exgestor de Integramédica, Francisco Guerrero, quien actúa como director ejecutivo del grupo. Tras vender Integramédica al grupo Cruz Blanca, en 2010, Guerrero volvió al negocio con la creación de Sanasalud, una red que hoy factura cerca de $ 2.200 millones al mes y que cuenta con centros médicos en Providencia, Buin y, el más grande, San Antonio. Pero que ha atravesado momentos complejos. “El negocio ha estado apretado porque nuestros ingresos en términos reales bajaron”, cuenta Guerrero, quien explica que venden, en pesos nominales, lo mismo que hace dos años. La mayoría de los ingresos, cerca del 80%, provienen de pacientes Fonasa que se atienden en sus centros médicos. Y Fonasa ajustó sus pagos en los últimos dos años solo en la mitad de lo que subió la inflación. El IPC creció 7,2% en 2021 y 12,8% en 2022.

Por otro lado, están los costos. El modelo de Sanasalud es no tener activos fijos. En total, son 16 mil metros cuadrados de operación que arriendan a terceros, con quienes han debido activar renegociaciones complejas y difíciles, sobre todo con los centros comerciales. “Ese costo subió 20%. El precio de los arriendos distorsionó nuestra caja”, cuenta Guerrero.

A ello sumaron un mayor costo en remuneraciones: cada año Sanasalud ajustaba por IPC sus sueldos. El grupo tiene cerca de 400 empleados, pero llegaron a ser 600: para ajustarse a la nueva situación, la empresa disminuyó su dotación. También cerró algunos centros dentales, en Estación Central, en Paine y en Santiago centro.

Para enfrentar todo este escenario, los socios de Sanasalud han realizado ya dos aumentos de capital. En mayo de 2020, en los albores de la pandemia, subieron su base patrimonial de $13 mil millones a $15 mil millones. Pero lo volvieron a hacer este año: ahora el capital saltó a $17.544 millones. Los aportes, sin embargo, no fueron equivalentes. La familia Izquierdo, liderada por Fernando Izquierdo Menéndez, socio de Sociedad Punta de Cobre, Entel y Colores del Pacífico, y sus cinco hijos, los Izquierdo Etchebarne, colocaron $2.100 millones mediante efectivo -unos $421 millones- y sobre todo por la capitalización de cuentas por cobrar por aportes ya realizados. El clan participa en la empresa a través de Inversiones Licancabur SpA. Francisco Guerrero y algunos socios que los acompañan en la sociedad Inversiones Proyección y Futuro, colocaron otros $185 millones.

La disparidad de aportes cambió las proporciones. Antes de esta operación, los dos socios eran 50%-50% y nombraban a dos de los cuatro directores cada uno. Ahora, los Izquierdo tendrán el 56% y Francisco Guerrero el 44%. “Tenemos una óptima relación entre los socios”, aclara, sin embargo, Guerrero. La nueva estructura accionaria cambiará también los pesos en el gobierno corporativo. Sanasalud S.A. tendrá ahora cinco directores, tres de los cuales los designan los nuevos socios mayoritarios: los hermanos Agustín y Fernando Izquierdo y el asesor financiero, Sergio Vergara. Los otros dos directores seguirán siendo Francisco Guerrero y su hijo, el abogado Gonzalo Guerrero, quien preside la compañía, pero en realidad tiene hoy otra ocupación que le demanda casi la totalidad de su tiempo: la presidencia de SQM, a la que llegó hace un año. Gonzalo Guerrero ingresó además al consejo general de la Sofofa, con la segunda mayoría entre los 30 nuevos consejeros electos.

Con esos recursos, Francisco Guerrero confía en superar las actuales dificultades, cumplir sus compromisos y renegociar con proveedores.

“Estamos apretándonos el cinturón para pasar la mala racha”, resume Guerrero, quien cree que pasado el shock inflacionario, el grupo volverá una mayor estabilidad, ya que esta es una industria que crece más que el PIB. “El 2025 estaremos en situación de normalidad”, espera el director ejecutivo de Sanasalud.

El modelo de negocios es similar al de otros prestadores privados: los médicos son profesionales externos que proveen servicios. Sanasalud trabaja con cerca de 300 médicos, quienes reciben un porcentaje de la facturación y que es más alto en el caso de los especialistas que el de los médicos generales. “Nos ha ido bien en los centros médicos”, dice Guerrero. La mayor operación del grupo es en San Antonio, con 6 mil metros cuadrados, seguida de Pedro de Valdivia, con unos 4 mil. La red dental ha sufrido más, por la baja de los tickets promedio. Todos esos centros fueron agrupados el año pasado en una misma sociedad, pensando quizá en un objetivo que Guerrero no oculta. “Trataremos de ver si somos vendedores, si aparece una oferta interesante”.