No, mejor no (por ahora)
Si quiere ser accionista de Latam reestructurada, mi recomendación es esperar hasta tener cierta claridad de cómo se va a repartir la torta. Básicamente, saber qué es lo que está comprando cuando compra la acción.
A un amigo de juventud le gustaba decir que la justicia militar es a la justicia, lo que la música militar es a la música. Voy a completar su analogía agregando: “…o lo que una reestructuración financiera es a una reestructuración”.
¿Por qué le cuento esto? Porque me han llamado varios amigos preguntándome si con esto de la reestructuración de Latam no será un gran momento para comprar sus acciones, considerando que han caído 90% (eso es mucho, equivale a caer 80% y que después caiga a la mitad, me dicen). Además, mis amigos buscadores de gangas, me informan que Latam se va a reestructurar y finalmente salvar, y el precio de la acción (obviamente) va a volver a lo que era.
Sin atreverme siquiera a opinar sobre si se salva o no se salva la empresa, me temo que a los accionistas actuales no les va a gustar la reestructuración (financiera). Vea, Latam tiene pasivos financieros por más de US$10 mil millones, los que la administración aspiraría a reducir en US$4 mil millones, por lo que leí. Por otra parte, el patrimonio contable de la compañía es prácticamente cero (aun cuando Mr Market lo tiene valorado en US$1,1 mil millones mientras escribo esta columna). Como sea, no hay mucho para compensar por una quita de US$4 mil millones de la que se habla. Aun cuando los acreedores reciban el 100% de ese patrimonio, y aun cuando tengan mucha fe en el futuro de la empresa, y por consiguiente en el upside de esos US$1,1 mil millones de market cap, pedirles que aspiren a mucho menos que “todo”, va a costar.
Si a lo anterior le agrega que: (1) el CEO de Latam ha señalado que los controladores perdieron todo lo invertido; (2) los mismos controladores han comprometido US$0,9 mil millones en deuda preferente (seguramente convertible en acciones); y (3) han señalado que pretenden incorporar a otros inversionistas bajo esa modalidad para llegar a más de US$2 mil millones. Todo me hace pensar que los futuros accionistas de Latam serán principalmente sus actuales acreedores junto a sus nuevos acreedores preferentes.
Si usted necesita sí o sí timbear ahora, le aconsejo tener un caso más sólido que: “la empresa se va a reestructurar, salvar y la acción rebotar”. Un amigo dice que en Chile las empresas en bolsa no quiebran. Puede ser, pero el impacto para los accionistas de empresas que por razones variadas no quebraron emitiendo toneladas de acciones, es casi el mismo. En algo más de 10 años Vapores ha multiplicado su número de acciones en más de 20 veces, y el precio, ha hecho lo mismo, pero al revés, de $500 a $20. La Polar, para qué le digo. El tema es que, en situaciones como ésta, donde hay que hacerles un tremendo espacio a los acreedores en el patrimonio emitiendo volúmenes de nuevas acciones, el sueño del rebote desaparece. Las empresas que se encuentran en problemas (al igual que los países en problemas) pueden no quebrar emitiendo, pero si esa emisión es brutal, su “moneda” (que son sus acciones) se va a devaluar brutalmente también.
Si quiere ser accionista de Latam reestructurada, mi recomendación es esperar hasta tener cierta claridad de cómo se va a repartir la torta. Básicamente, saber qué es lo que está comprando cuando compra la acción.
-El autor es ingeniero civil PUC y MBA The Wharton School
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