¿Optimista o realista? Ante la duda, mejor estar preparados
Sin riesgo relevante de situaciones críticas, el período inmediato puede traer más dificultades que las que incorpora el escenario principal presentado por el Banco Central en el Ipom, y que es conveniente anticipar.
El Informe de Política Monetaria (Ipom) presentado por el Banco Central da cuenta de que continúa un mejor desempeño de la economía chilena tras años de decaimiento. Desde mediados de 2017, las tasas de crecimiento de la producción mejoran. En materia de empleo la situación tiene más retraso, particularmente en cuanto a tasa de desocupación, lo que no es de extrañar dado que el mismo mejor desempeño de la economía induce un mayor crecimiento de la fuerza de trabajo. Si bien la inflación subyacente aun estaría bajo el 3% en 12 meses que la autoridad se propone como meta, todo indica que evoluciona hacia ese guarismo, con holguras productivas agotándose, por lo cual, el instituto emisor anticipa reducir su estímulo monetario en un plazo cercano.
El Ipom, si bien consciente de los riesgos en la economía mundial, trasluce optimismo en sus proyecciones. El país tiene una posición fiscal que evoluciona en forma positiva. La deuda externa, en niveles y plazos es manejable, particularmente cuando, en general, los distintos tipos de deudores en el país (incluido el Fisco) tienden a tener activos en moneda extranjera o coberturas que les acotan su descalce. Además, la flotación cambiaria proveería un mecanismo de ajuste que preserva un manejo autónomo de la política monetaria y minimiza el costo de ajustes ante situaciones externas cambiantes. Todo ello lleva al Ipom a anticipar que el PIB crecería entre 4% y 4,5% en 2018, entre 3,25% y 4,25% en 2019 para ir convergiendo al crecimiento de tendencia -algo sobre 3% por año- en 2020, mientras la inflación alcanza la meta oficial.
Caben miradas más cautelosas sobre el futuro cercano de la economía chilena. No puede descartarse que, como consecuencia de un ajuste monetario en Estados Unidos más temprano que en Europa y Japón -fenómeno que comparte el Ipom- se vaya a acentuar un ciclo de fortalecimiento global del dólar, fenómeno que afectaría los flujos de capital a las economías emergentes, deterioraría sus términos de intercambio y pondría presión a sus monedas. Esto, junto al proteccionismo de Trump, la eventual desaceleración de China, y la inestabilidad de Argentina y Brasil, puede determinar que, con todas sus fortalezas, nuestra economía deba prepararse para un desempeño menos positivo. Sin riesgo relevante de situaciones críticas, el período inmediato puede traer más dificultades que las que incorpora el escenario central del Ipom, y que es conveniente anticipar.
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