En 2021, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advirtió en su informe “Pensions at a Glance” que en los pocos países que hicieron retiros de los fondos de pensiones durante la pandemia para enfrentar dificultades económicas, se iba a generar una baja en las pensiones de las personas, a menos que hubiese mayores ahorros futuros que lo compensasen. Es más, en esa ocasión la OCDE usó a Chile como ejemplo, pues dijo que “es el país donde las futuras pensiones podrían verse más afectadas”.

Lo cierto es que en esa ocasión las palabras que dedicó la OCDE para Chile no fueron muy auspiciosas. Pero eso cambió en la edición de este año: el informe “Pensions at a Glance 2023″, publicado este miércoles, destaca el avance que significa en el largo plazo para las pensiones del país el hecho de que ahora exista la Pensión Garantizada Universal (PGU).

El informe, que se publica cada dos años, recuerda que Chile reemplazó el plan de pensiones público que tenía, que se enfocaba en un segmento de la población, y pasó a tener un plan público casi universal en enero de 2022.

“Mientras que el plan anterior (Pilar Solidario) estaba dirigido a personas mayores de 65 años pertenecientes al 60% más pobre de la población, el nuevo plan (PGU) inicialmente era accesible para el 90% de las personas más pobres de 65 años o más. La cobertura se amplió aún más en febrero de 2023 a todas las personas de 65 años o más pertenecientes al 90% de las personas más pobres de toda la población, que se estima incluye otros 70.000 beneficiarios o un aumento de alrededor del 4%. Además, se incrementó el nivel de beneficios (...) La reforma mejora los ingresos de vejez de una gran mayoría de jubilados”, afirma el estudio.

De hecho, cuando el documento habla de las reformas de pensiones que han hecho en los últimos años los distintos países de la OCDE, destaca que gracias a ellas “las tasas de reemplazo netas de los trabajadores de carrera completa (que trabajan hasta la edad de jubilación) aumentarán significativamente en Chile, España y Suecia”. Y agrega que “las medidas legisladas durante los últimos dos años y descritas anteriormente tienen un impacto positivo más grande en las tasas de reemplazo netas a largo plazo en Chile, España y Suecia. Las tasas de reemplazo de Chile aumentaron alrededor de 8 puntos porcentuales debido a que la reforma amplió enormemente” la cobertura de pensiones.

En otro apartado, la OCDE detalla en cuánto quedaron las tasas de reemplazo netas de cada país según la situación en que estaba cada uno en 2022, pero también incorporando algunas reformas que se hayan hecho en cada país en adelante. Así, las proyecciones reflejan las pensiones que obtendrían personas que ingresaron a trabajar el año pasado, a los 22 años (nacieron en el año 2000), y que trabajen hasta la edad legal de jubilación.

En ese sentido, el documento revela que para un asalariado promedio, la tasa de reemplazo neta en los países de la OCDE es de un 61,4% promedio, en el caso de los hombres, y 60,6%, en el caso de las mujeres. Cuando se trata de Chile, ellas subieron a 45,7% para los primeros y 43% para las segundas. Esto es un incremento respecto de las tasas de reemplazo netas que había calculado la OCDE para Chile en su informe anterior, cuando las situó en 38,5% y 35,4%, respectivamente.

De esta manera, si bien Chile todavía tiene una distancia del orden de 15 puntos porcentuales con el promedio OCDE, subió seis puestos entre los países de la organización en materia de tasas de reemplazo netas para las personas con ingresos que están en el promedio. Así, si en el informe de 2021 el país se posicionaba en el lugar número 34 de un total de 38 países, en la edición de 2023 Chile se ubicó en el puesto 28, tras superar adicionalmente a Japón, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Suiza.

Pese a que lo anterior refleja las tasas de reemplazo de personas que tienen el salario promedio, la OCDE también analizó qué ocurre con personas de bajos ingresos, esto es, tomando a quienes tienen la mitad del ingreso promedio. Y también evaluó las tasas de reemplazo de personas de altos ingresos, es decir, trabajadores que ganan el 200% del promedio.

Ahí encontró que para trabajadores de bajos ingresos, el promedio de la OCDE tiene una tasa de reemplazo neta de 73,2% en el caso de los hombres y 72,7% en mujeres. En Chile, en cambio, son de 60,1% y 57,5%, respectivamente. Pero esto también representa un aumento respecto al informe de 2021, cuando en el caso de Chile estaban en 51,6% y 49,8%, cada una.

Al ver los trabajadores de altos ingresos, el promedio de los hombres de la OCDE tiene una tasa de reemplazo neta de 52,8%, y las mujeres de 52%, mientras que en Chile corresponde a 36,1% y 34,7%, respectivamente. Acá, en el caso de los hombres, no se registra un incremento en el país para este segmento de la población, ya que en 2021 dicha tasa de reemplazo era de 36,6%. Las mujeres de altos ingresos sí anotaron un avance, pero leve, ya que su tasa de reemplazo en 2021 era de 33,7%.

Bajo este escenario, las tasas de reemplazo para personas de bajos ingresos subieron cerca de 8 puntos porcentuales, para personas con el ingreso promedio el alza fue de 7 puntos porcentuales y para altos ingresos la variación fue muy menor.