Presidente de Aguas Andinas, Guillermo Pickering: "El plan de inversión actual es el más alto que hemos hecho"
La firma está embarcada en un profundo proceso de transformación, para hacer frente a los efectos del cambio climático. Según su presidente, el foco está en la gestión del agua y no sólo en obras. "Esta no es una empresa constructora", enfatiza.
Un año sin sobresaltos es el que ha tenido hasta ahora Aguas Andinas, pues los episodios de turbiedad de años anteriores, que provocaron cortes del suministro en parte importante de Santiago, no se han repetido en 2018. Pero eso no significa que los efectos del cambio climático hayan quedado atrás.
Para el presidente del directorio de la principal sanitaria del país, Guillermo Pickering, el cambio climático llegó para quedarse, y eso los ha obligado a ejecutar inversiones cuantiosas. Tanto, que el plan actual de proyectos es el más ambicioso de la historia de la firma. A futuro, las variaciones en el clima seguirán guiando el rumbo de la compañía, pues hay que hacer frente a una nueva realidad.
¿En qué está Aguas Andinas?
-Aguas Andinas está en un proceso de transformación a fondo, porque el efecto del cambio climático sobre los recursos hídricos nos obliga a ser previsores. Esto, tanto en las situaciones de lluvia precordillerana que genera turbiedades, un fenómeno conocido que tuvimos que enfrentar el año pasado, como por los efectos de la sequía que viene instalada desde 2009 y sin visos de terminar.
Nuestros estudios apuntan a una disminución de la disponibilidad de agua en la Región Metropolitana de 8% como promedio en 2030 y 12% en 2045. Si no llueve, y por lo tanto, nieva muy poco en el invierno, lo que se está derritiendo son los glaciares, y esa es la cuenta de ahorro hídrico de la Región Metropolitana.
¿Cómo se están preparando?
-Hoy, no solo estamos mirando la resiliencia de la infraestructura, sino que estamos mirando el futuro. Cómo debemos tener en los ciudadanos, y en su consumo responsable, un aliado frente a fenómenos de escasez hídrica. Cómo tener alianzas estratégicas con los municipios para enfrentar situaciones de emergencia. También estamos pensando en utilizar una parte de los recursos hídricos generadas en las plantas de tratamiento para regar jardines, y en un plan de eficiencia hidráulica enorme hasta 2022 que nos va a permitir bajar del 30% al 20% las pérdidas de nuestras redes.
Estamos en un proceso de transformación que yo me atrevería a decir implica dejar de mirar solo aguas arriba, para pero también mirar aguas abajo de nuestras plantas de tratamiento y hacer un uso eficiente a futuro de esos recursos.
¿Qué nuevas inversiones están pensando?
-El foco es hacer todo este esfuerzo de gestión de recursos hídricos de una manera sustentatable. Por eso, hemos transformado nuestras plantas de tratamiento en biofactorías y pretendemos ser 100% autosuficientes desde el punto de vista energético. Ya estamos en niveles sobre el 70%. Estamos pensado en tener cero residuos y nos gustaría mucho que el Estado tuviera una política de residuos que nos fuera obligatoria a todos, nos parece relevante que lo haya. Este año estamos invirtiendo $150 mil millones, que es el plan de inversión más alto que hemos hecho en la compañía desde es privada, y por supuesto también desde que era pública. Hasta el 2022 vamos a invertir alrededor de US$750 millones.
Dadas las proyecciones de disminución de la disponibilidad de agua. ¿Santiago seguirá dependiendo de la cuenca del Maipo?
-Santiago es dependiente de la cuenca del Maipo, pero si uno mira los usos, solo el 6% del promedio en el país es para agua potable. El gran usuario de los recursos hídricos es la agricultura.
Nosotros no tenemos una actitud confrontacional con ningún otro sector, ni con la minería, ni con la agricultura, lo que sí decimos que es lo que a nosotros respecta, vamos considerar proyectos que antes era impensable en un escenario de abundancia hídrica para asegurarle el agua a las futuras generaciones.
Hacer canjes de derechos de agua con la agricultura, ¿también forma parte de los planes?
-Todas las posibilidades. Pero si uno mira la cuenca quizás hay que pensar en que se pueden hacer canjes de derechos de agua, aguas abajo, por aguas arriba. Porque aguas arriba se producen y se distribuyen gravitacionalmente en el resto de la ciudad. Pero esa es una alternativa. La tecnología más potente es la repotabilización de las aguas servidas tratadas.
¿Eso se lo han planteado a las autoridades?
-Lo planteamos en el marco de lo que nos pidieron, que fue un plan de incremento de la resiliencia de la estructura de 34 a 48 horas. Pero esa es la mirada aguas arriba. Esa propuesta que nos pidieron no se hace cargo del fenómeno de la sequía, como fenómeno estructural, y reducción de los recursos hídricos. Y nosotros estamos totalmente preparados para abordar esta otra parte. Aguas Andinas no es una empresa constructora, es una empresa que gestiona recursos y somos eficientes en eso.
En este nuevo escenario, ¿el sistema tarifario en Chile queda obsoleto o sigue funcionando bajo este nuevo contexto?
-El modelo regulatorio chileno es de clase mundial. Este país, gracias a la estabilidad de ese marco regulatorio, es un período de 10 años logró el 100% de cobertura de tratamiento de aguas servidas, algo que no tiene ni la mitad de los países de la Ocde. Y además, con la tarifa más baja de los países de la Ocde. Esta empresa invierte el doble de lo que nos obliga nuestro plan de desarrollo. Hay cosas que son perfectibles, pero lo medular de nuestro marco regulatorio ha sido modelo en otras partes del mundo, pero, además, en otros sectores regulados, y ha funcionado bien. El cambio climático debe ser considerado a la hora de planificar inversiones y gestión, y eso en el marco regulatorio hay que ponerlo muy expresamente, en la discusión regulatoria dentro de ese marco. Hay algunos que han querido cambiar el marco regulatorio, ¿para qué? ¿Para volver atrás? Esto se trata de seguir avanzando.
¿Qué percepción tienen de los mensajes que ha transmitido el gobierno respecto al Cógido de Aguas? ¿Les da tranquilidad?
-Como empresa nos importa un punto muy importante, que el Código de Aguas priorice el consumo humano y de saneamiento. Tengo la impresión, por lo que he escuchado en otros sectores, que este punto genere consenso en todos. Segundo, nos importa que el Estado tenga facultades fiscalizadoras potentes. Mi impresión es que más allá de las diferencias que hay y que se van a mantener entre los distintos sectores, hay un espacio para alcanzar acuerdos básicos en materia de mejoramientos de la información para que funcione el mercado del agua, el fortalecimiento de la facultad de fiscalización de Dirección General de Aguas y priorización del consumo humano.
¿Están avanzando en los negocios desregulados?
-Nosotros desarrollamos un potencial de innovación importante de esta compañía y es parte de nuestra actuación. Lo que sí voy a decir, por si hay alguna duda es que nosotros, como Aguas Andinas, no tenemos previsto que la venta de aguas servidas tratadas a los agricultores sea un negocio para esta compañía.
Los episodios ocurridos el año pasado generaron un daño reputacional de la compañía, ¿eso se ha ido recuperando?
-Esta compañía hoy está comunicando todo lo que hace y está actuando con un nivel de transparencia total. Estoy seguro que de perseverar, que es lo que vamos a hacer, en esta política de transformación de la compañía, más temprano que tarde vamos a tener un importante efecto también en el incremento de la reputación de la compañía.
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