Principales sectores productivos anticipan un 2019 menos favorable

"Estamos viendo el vaso más lleno que vacío" señaló Francisco Gana de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) al abordar las perspectivas del sector para 2019.

Es que según explicó, la agricultura es un sector donde se toman decisiones de largo plazo, con una inercia difícil de cambiar y siempre afectado por factores coyunturales.

Otro elemento que incide en el desempeño del sector es el dólar, mientras que la volatilidad del entorno externo "afecta a la demanda mundial de alimentos".

En ese contexto, el cierre de 2018 está proyectado en 3,5%, y para 2019 en 3,1%, impulsado por el dinamismo de la exportación de fruta y la recuperación forestal.

Para la minería existen una serie de riesgos asociados al escenario externo, colaterales de la guerra comercial entre EEUU y China. De hecho, apunta Álvaro Merino (Sonami), para el sector es fundamental lo que pueda ocurrir con el gigante asiático, el mayor demandante de cobre chileno.

Desde esa perspectiva, se prevé cerrar con una expansión de 5% (con exportaciones por US$42.000 millones), pero una desaceleración a 1% en 2019 por efecto base de comparación, sobre todo en la primera parte del año, con exportaciones por US$43.000 millones y un precio del metal rojo de US$2,95-US$3,05/lb.

"Tenemos un cauteloso optimismo", dijo Merino.

Tres ejes de análisis planteó Rafael Palacios de Sofofa para el escenario actual y el de 2019: primero, el sector entró en una fase de ajuste de expectativas post elecciones.

"No se trata de decepción" con el gobierno, apunta Palacios, sino más bien de moderación de éstas. Y en esto incide como segundo factor, una cartera de proyectos energéticos que ya está cubierta, por lo tanto, falta el empuje que caracterizó al sector en los últimos años.

Un tercer factor tiene que ver con lo político: la necesidad de avanzar en la reforma tributaria y en la reforma al Sistema de Impacto Ambiental, ambos proyectos con muchas dificultades en el Congreso.

"Si no se logra avanzar en esto, las expectativas se verán afectadas", planteó. La proyección para 2018 es de entre 3,5-4% y en 2019 de 3-3,5%.

El panorama para el comercio es de un crecimiento en torno a 3% en 2019, con una expectativa de desaceleración en rubros que estuvieron muy dinámicos en los últimos dos años como automóviles y un menor aporte de "turismo de compra" argentino.

Uno de los factores que está afectando al sector es la debilidad del mercado laboral y las remuneraciones "lo que tiene muy afectadas a la expectativas de los consumidores condicionando las decisiones de consumo", apunta.

De hecho, advierte que la economía crecerá menos de 4% en 2018, con un cuarto trimestre que rondará el 2%, muy lejos de la proyección del Banco Central de 4-4,5% que fue "muy agresiva y audaz", sostuvo.

Un relativo estancamiento para los próximos años prevé la industria, que si bien no se reflejará en 2019, año para el que la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) prevé un 4,6%, si no más bien para los siguientes, por la falta de nuevos proyectos grandes, el congelamiento de los planes reguladores y de los permisos de construcción.

No obstante, el gerente de Estudios de la CChC, Javier Hurtado, advierte que 2019 estará marcado por el desarrollo de proyectos aprobados.

Un panorama diferente al empleo: "Tenemos una masa laboral inmigrante muy importante en el sector", señaló, lo que aumenta el desempleo y presiona a la baja los salarios, afectando a las expectativas y la confianza de los consumidores.

El crecimiento del sector en 2018 cerrará en 4%.

Una importante recuperación de las colocaciones registra la banca en 2018 -con un crecimiento de 6% para este año y de 7% para 2019- proyectó Luis Opazo de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif) de la mano de las colocaciones comerciales y de consumo, en línea con la recuperación de la economía.

También menciona que "la tendencia de un menor financiamiento a hogares de menores recursos sigue presente", detalló.

Entre los desafíos, Opazo mencionó las turbulencias externas por la guerra comercial y a nivel interno, la implementación de nueva Ley de Bancos y los requerimientos de capital de Basilea III.