Pérdida de excelencia del Instituto Nacional




Algo sucede con los ex alumnos del Instituto Nacional, ya que son pocos los que pierden la conexión que tienen con el establecimiento a pesar del paso de los años. Por eso mismo que caló tan hondo que este perdiera su categoría de excelencia, certificación que sistemáticamente recibía desde 1996. Las constantes tomas y la baja de rendimiento en la prueba Simce se esgrimen como las principales causas para perder dicha subvención, que de acuerdo con lo que se ha dicho impedirá que el establecimiento reciba unos $480 millones por dos años, que es el tiempo mínimo que permanecería sin dicha certificación.

No hay almuerzo gratis, dice la frase. Y la verdad es que si bien nadie puede estar en contra de la exigencia de una mejor calidad de la educación, los matices vienen por la forma de hacerlo. ¿Era factible que las constantes paralizaciones le pasaran la cuenta al rendimiento de los alumnos? Era absolutamente posible y ello no sólo es responsabilidad de los alumnos, sino que de toda la comunidad que se ve involucrada en esto. Y ello no excluye a la autoridad, ya que evidentemente no supo frenar un proceso que a la larga se le escapó de las manos. Una mejor calidad de la educación es un objetivo al que no se puede renunciar nunca, pero lo sucedido en el Instituto Nacional es un ejemplo de cuando el norte se desvía.

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