El rechazo a las ideas que no han funcionado en el mundo

La imagen del lunes del ex candidato presidencial Alejandro Guillier solo, autoflagelante y reclamando el nulo apoyo de los partidos a su opción, grafica el ambiente que hoy se vive en la centro-izquierda: un shock al que aún no encuentran explicación. La "noche de los cuchillos largos" muestra recién sus albores, pero promete ser estruendosa. El otrora candidato no logra siquiera perfilarse como una opción futura o como una figura capaz de levantar al conglomerado, y que ya suma críticas del propio Gobierno. De hecho, el ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena, dijo a PULSO que "difícilmente se podría culpar al Ejecutivo de la selección del candidato". Quizás intentando desligar la lapidaria derrota de la carta oficialista del legado que el Gobierno se ha esmerado en destacar. Mientras tanto, existen algunos intentos por rearmar una "nueva mayoría" más amplia aún, intentar rearticularse.

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Sin embargo, el problema es que el bloque no ha entendido que las ideas de izquierda que se intentaron llevar adelante durante la administración de la Presidenta Michelle Bachelet, no funcionaron ni han funcionado en el mundo. Todas las iniciativas que se han levantado para quitarle a los "poderosos de siempre" o a los "súper ricos", terminó por afectar a las personas de menores ingresos. Rompieron los paradigmas que habían permitido el exitoso avance del país desde 1990, con todas las falencias o mejoras que se le debían hacer. Eso fue rechazado.

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Por lo tanto, inevitablemente esta elección concluyó siendo un plebiscito a la actual gestión del Gobierno y la respuesta fue categórica. Hubo un rechazo a la retroexcavadora que el senador Jaime Quintana instaló en el debate y que porfiadamente ha intentado defender.