Solución en La Araucanía
En la interpelación en la Cámara de Diputados esta semana, el ministro del Interior, Mario Fernández, ha admitido que en La Araucanía sí existe un problema de terrorismo, aunque matice afirmando que cada acto delictivo en particular debe ser tipificado o no en sí mismo en esa categoría, porque está claro que al calor del llamado conflicto mapuche también hay delincuencia común asociada, como robo de madera. La aceptación de Fernández es relevante, pero ella debe traducirse en acciones concretas.
En los últimos meses ha funcionado una mesa para elaborar planes especiales hacia los mapuches e incluso se ha hablado de una representación parlamentaria indígena. Todo esto habrá que evaluarlo en su minuto y en su mérito.
Sin embargo, en esta materia conviene el realismo: existe un sector mapuche irredentista, probablemente aliado con grupos de izquierda no-indígenas, que no se declarará conforme con medidas sociales o de desarrollo, e incluso las rechazará por ser “integradoras” y “contraculturales”.
Esta expresión política y violentista sólo puede ser controlada y contenida con medidas punitivas y de inteligencia policial. En este ámbito desde luego falta una política clara y de largo plazo que debe estar presente en cualquier propuesta para hacerse cargo de la situación.
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