Ya no basta con un buen evento... tiene que ser sustentable
¿En qué se parecen el último Lollapalooza realizado en Santiago, con el Rock en Seine de Francia o el Glastonbury que se lleva a cabo en el Reino Unido? En que estos tres recitales son uno de los cinco más sustentables del mundo, junto con el Boom Festival de Portugal y el Oyafestivalen noruego.
Este es un ejemplo no sólo de la creciente tendencia de la industria del entretenimiento por realizar recitales y conciertos que dejen una huella sustentable, sino también de una cultura que está llegando a eventos más pequeños como ferias, seminarios y foros corporativos.
Entre los elementos más típicos están por ejemplo, el manejo de residuos, el consumo responsable y la utilización de energías renovables. Pero actualmente, el tema ha ido mucho más allá, con sistemas que miden la huella de carbono, certificaciones ambientales, políticas de carbono neutral e incluso, la promoción del transporte público.
Por ejemplo, con la intención de disminuir la producción del plástico, Lotus Sustentable, la productora de Lollapalooza, puso a disposición del público un stock de vasos de plástico rígido, lo que se tradujo en 180.000 vasos menos tirados por el parque. “La gestión ambiental de eventos masivos es prioritaria, porque el no control de las variables ambientales puede generar un desastre de la imagen, pero también desde el punto de vista de los costos”, comenta Álvaro Morales, Jefe de Sustentabilidad de Lotus Sustentable, productora a cargo de Lollapalooza.
Además, este año se logró reciclar el 80% de los residuos generados en el festival y se completaron más de 2.000 encuestas para la medición y posterior compensación de la huella de carbono. Los niños tuvieron un espacio de reciclaje a través de Play & Recyclce en Kidzapalloza.
Exigencia de las empresas
Es tanto el entusiasmo que ha significado este tema, que incluso el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, anunció hace unos días que impulsará un sello de sustentabilidad para eventos masivos.
Por esta razón, tanto los temas verdes, como la sostenibilidad en general, también está bajando a eventos más pequeños. Muchas empresas e industrias ya toman conciencia del tema e integran planes y proyectos medioambientales en sus gestiones, que incluyen sus eventos. Incluso, cada vez más aparecen asesores medioambientales que son capaces de guiar a una compañía en la iniciativa.
Según Francisco Argandoña, gerente de operaciones de Espacio Riesco, las empresas están solicitando elementos y acciones sustentables, pero sobre todo, información para sus propias gestiones, como: cuánta energía se invirtió en sus eventos o los desechos emitidos, entre otros factores. “Creemos que es un proceso de toma de conciencia generalizada, en el que Espacio Riesco se incluye. Para nosotros se ha traducido en disminuir eficazmente los residuos que se destinan a relleno sanitario, lo que permite neutralizar nuestra huella de carbono emitida, generada directa o indirectamente”, dice Argandoña.
Además, el ejecutivo de Espacio Riesco recalca que entre las cosas que están implementando se encuentran una serie de medidas como cambio a iluminación led, tratamiento de riles, reciclaje de vidrios y papeles, entre otros.
La producción
Pero independiente de los eventos o los lugares donde se hacen, se necesita también de productoras especializadas o que al menos manejen los temas de sustentabilidad. Este es el caso de Agencia Verde, enfocada en la gestión ecológica y que, entre otras cosas, realiza la Feria Verde, cuyas últimas versiones itinerantes se desarrollaron la semana pasada en Mall Espacio M y Mall Paseo Quilín.
Andrea Fuentes, directora de Agencia Verde señala que las empresas, instituciones y organizaciones están cada vez más alineadas a la sustentabilidad y transforman sus competencias de RSE. “En competencias de REE (Responsabilidad Ecológica Empresarial), y así generar más acciones sustentables que benefician tanto a su equipo de trabajo y ambiente laboral, como a la comunidad”, dice Fuentes.
Además, la directora de esta agencia comenta que uno de los temas que más ha tomado fuerza es el reciclaje. Para hacerse una idea, el evento principal de Feria Verde, que se llevó a cabo en la Estación Mapocho en noviembre de 2015, recibió a más de 8.000 asistentes y logró ventas por más de $60 millones. Durante tres días se reciclaron 1.432 ecoladrillos, 102 litros de aceite usado de cocina, 18 kilos de tapitas plásticas de bebidas, además de 119,9 kilos de basura.
“El reciclaje es un tema complejo de organizar pero estamos trabajando con empresas de innovación que a su vez generan la cadena de reciclaje en oficinas y compañías (punto limpio, retiro, acopio y separación final para reutilización). El tema de la eficiencia energética está en auge también, ya que las organizaciones están entiendo que invirtiendo en este ámbito, generan a la larga un ahorro económico y no un gasto como se pensaba antes”, comenta Andrea Fuentes.
Otros ítems que las empresas están integrando en los eventos son acciones ambientales que aporten a sus empleados y a la comunidad como talleres de huertas verticales, de huertos urbanos, cosmética natural o incluso, “hermosear lugares públicos para generar un impacto positivo en las comunidades donde se establece una compañía, voluntariado, entre otras”, concluye la directora de Agencia Verde.
JJOO de Londres, uno de los pioneros
En 2005, cuando Londres supo que sería la sede de los Juegos Olímpicos del 2012, sus autoridades se pusieron una meta: organizar las olimpiadas más verdes de la historia, transformándose en un verdadero hito en los grandes eventos internacionales.
El Comité Organizador de los JJOO creó un plan de Sustentabilidad Ambiental Social basado en cinco puntos estratégicos: cambio climático, basura, biodiversidad, inclusión y vida sana. El concepto fue desarrollado por las organizaciones no gubernamentales WWF y BioRegional y controlado por la Autoridad Olímpica de Londres (ODA). En este contexto, la construcción del Parque Olímpico en Stratford, East London (55 hectáreas) fue titánica, pero ecológica. En ese lugar se levantaron el Estadio Olímpico, el Centro Acuático y la Villa Olímpica. Por ejemplo, más del 60% de los elementos utilizados fueron transportados por vía férrea o un río.
Además el 98,5% del material de construcción era residuo de demolición. Con respecto a las emisiones de carbono, la meta (que se cumplió), fue reducir al menos el 50% de eventos anteriores. La energía provino principalmente del uso de paneles solares y de dos centrales eléctricas ubicadas en el mismo parque.
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