Columna de Ernesto Ottone: De la picaresca a la decadencia

El Fiscal Nacional, Jorge Abbott llega asta la Nunciatura Postolica.
El fiscal nacional, Jorge Abbott, acompañado del fiscal Emiliano Arias || Foto: Ramon Monroy/Aton Chile.

No está dicho que nuestra fortaleza democrática pueda sobrellevar sin heridas la picaresca y no se encamine a una decadencia que es la antesala a salidas autoritarias como respuesta a un reclamo imparable de orden a cualquier precio.


La picaresca se ha tomado las noticias. Si ustedes suman los acontecimientos que cubren el espacio informativo de los medios de comunicación, una parte sustantiva se inscribe en este antiguo y noble subgénero literario.

Reflejan, en gran parte, andanzas de pícaros y tunantes cuyas astucias, disimulos y en ocasiones bribonadas salen a la luz del día e inundan las pantallas de televisión y las páginas de los diarios, haciendo salivar a las hordas a veces espontáneas y otras dirigidas que pueblan las redes sociales.

La picaresca nacional nos presenta distintos tipos de trastadas, con actores muy diferentes.

Las palmas se las ha llevado el obispo pentecostal Eduardo Durán, cuyo lema parece haber sido "a Dios rezando y la bolsa llenando", haciendo del diezmo de una feligresía de origen modesto una forma de acumulación primitiva de capital.

Para peor, resultó ser un galán empedernido, pese a su venerable edad y su sonrisa de hombre bueno. Entre diversos aleluyas, vimos a gente realmente enojada, tratando de removerlo, mientras el hombre se aferraba a su envidiable posición, alegando que solo Dios podía sacarlo de su puesto. Ahí sí que la puso difícil. Por una vez la Iglesia Católica chilena pasó a segundo plano con sus numeritos extensos y variados en materia de moral sexual.

Pero la Región de O'Higgins no se ha quedado atrás en materia de picaresca. Pareciera que algunos jueces practican la venalidad con maestría, a lo cual agregan santerías y rituales oscuros. Un juez, que en las fotos aparece con gesto constipado, resultó huidizo, ha armado una rosca que pasa por notables de la región y ha arrastrado, no se sabe a ciencia cierta si con razones o no, incluso a un senador.

Pero las cosas no terminan allí. El Ministerio Público de la región, que aparecía mediáticamente como un caballero andante persiguiendo a los malos, ha sido acusado por su fiel escudero, digamos su Sancho Panza, de no ser tan caballero ni tampoco tan justiciero, sino más bien acomodaticio. Se ha armado así una nueva rosca que involucra ahora a notables de la esfera gubernamental.

El Ejército, por su parte, ha arrastrado los pies con las facturas de tanto viaje familiar, y una jueza, que habla poco y hace mucho, tuvo que ir ella misma a buscar unos papeles, en particular unas páginas arrancadas de un cuaderno. Bien por la judicatura en este caso, mal por quienes podrían no haberse demorado seis meses para ordenar los documentos solicitados. Las fotos de los carros con documentos se ven poco elegantes, por decir lo menos.

La ausencia de claridad, las chambonadas y la falta de convicciones afectan también a nuestras instituciones políticas. El caso de los medidores de electricidad con sus idas y venidas muestran una gestión desprolija y decisiones donde no priman ni convicciones ni miradas largas, sino más bien un acomodamiento a los humores y malos humores ciudadanos. Más grave aun fue la votación de muchos diputados oponiéndose al TPP, una buena herencia de política de Estado del gobierno anterior. Tal posición carece de toda visión estratégica, sus razones son débiles cuando no falsas, no tienen base real, está impregnada de un soberanismo primario, lo que la hermana al "compañero" Trump, oponiéndose a potenciar cierto equilibrio internacional favorable a las economías pequeñas, como la nuestra o la de Vietnam, por nombrar algunas al azar, que son parte del tratado.

En el fondo, es pura frivolidad ideologista y una forma oblicua de acercarse al populismo, en este caso de izquierda.

En el mundo empresarial, el presidente de la Asociación de Isapres declaró que "el sistema isapre no puede darse el lujo de recibir gente enferma", dicho que supera las frases absurdas de granujas propias del legendario humor de Groucho Marx. Renunció el hombre, menos mal.

El relato de la picaresca podría ser interminable, podría incluir el ilustrado vocabulario de algunos apoderados del Instituto Nacional, la barbarie en el Darío Salas y a los estudiantes de Arquitectura que reclaman el derecho al menor esfuerzo.

La picaresca se está volviendo cada vez más extensa y menos divertida. El Presidente agregó lo suyo en su visita a China, confundiendo el realismo diplomático necesario con una declaración oportunista de legitimación de un régimen dictatorial, cuestión inadmisible para un Mandatario democrático.

Pese a todo, Chile, en un contexto internacional donde predominan ampliamente las malas noticias por sobre las buenas, continúa apareciendo como un país que funciona con bases sólidas y con buenos indicadores.

Pero la creciente picaresca nos puede llevar a la decadencia de nuestras instituciones, a una erosión mayor de la vida democrática, a un aumento de la desconfianza de todos con todos.

Es cuando se cae en el pantano de la decadencia que se hace popular la idea de soluciones mesiánicas y autoritarias. Es en ese momento que se crea el caldo de cultivo para la aparición de los pícaros y tunantes, de demagogos y aventureros, que proponen soluciones simples y categóricas a los problemas de la sociedad. Los cómicos comienzan a ser presidentes, como en Guatemala o Ucrania, o adquieren gran influencia, como Beppe Grillo en Italia.

En ese país se pasó de la picaresca de Berlusconi al nacionalismo xenófobo y vulgar de Salvini, mientras la centroizquierda gastaba su energía en peleas internas. Los ejemplos son numerosos y aun más graves que los señalados.

No está dicho que nuestra fortaleza democrática pueda sobrellevar sin heridas la picaresca y no se encamine a una decadencia que es la antesala a salidas autoritarias como respuesta a un reclamo imparable de orden a cualquier precio.

Evitar que esa tendencia pueda abrirse paso en el futuro requiere fortalecer nuestra democracia, aislar a los pícaros y tunantes, no ceder al facilismo populista de derecha o izquierda y, sobre todo, no dejar que se debilite en nuestra memoria el abismo que existe entre la más imperfecta de las democracias y las experiencias dictatoriales o autoritarias que siempre terminan arruinando la libertad y también la igualdad.

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