La molestia de la Cancillería por el rol del asesor presidencial en temas internacionales
Hace meses que funcionarios diplomáticos venían manifestando su molestia por el estilo y el protagonismo que tenía Benjamín Salas Kantor, el joven asesor del Presidente, encargado de ayudarlo en la elaboración de minutas en temas internacionales y ser un canal de comunicación con la Cancillería. Lo responsabilizan de algunos traspiés sufridos por el Mandatario en las últimas giras al extranjero.
El 26 de noviembre, en Cancillería respiraron aliviados. Ese día se supo que el asesor del Presidente Sebastián Piñera en temas internacionales, Benjamín Salas Kantor -hijo de la ministra de Deportes, Paulina Kantor-, asumiría en el equipo organizador de la Cumbre Apec 2019 como Seom en Chile, un cargo que le demandará gran parte de su tiempo y esfuerzos.
Desde hace meses que funcionarios diplomáticos venían manifestando su molestia por el estilo y el protagonismo que tenía el joven asesor del Presidente de 27 años (en la foto el primero de izquierda a derecha). El exalumno del Santiago College y de la Facultad de Derecho de la UC, a quien Cristián Larroulet convenció en enero de cambiar una beca en Cambridge por un escritorio en el Segundo Piso de La Moneda, está encargado de ayudar al Presidente en la elaboración de minutas en temas internacionales y ser un canal de comunicación con la Cancillería.
Sin embargo, afirman fuentes diplomáticas, Salas habría ido más allá, desconociendo los tiempos y las formas del trabajo diplomático. Lo responsabilizan, por ejemplo, de algunos traspiés sufridos por el Mandatario en las últimas giras al extranjero. Entre estas figuran haber filtrado a la prensa que se estaban realizando gestiones para conseguir una bilateral entre Piñera y el Presidente ruso, Vladimir Putin, durante el encuentro de mandatarios de la Apec en Nueva Zelandia, y con el Presidente francés, Emmanuel Macron, en el marco del G-20 en Argentina, pese a que ninguna de ellas estaba confirmada. En definitiva, estas citas no se concretaron y apenas terminaron en saludos protocolares, los que de todas formas fueron presentados como conversaciones bilaterales de alto nivel.
En septiembre, con ocasión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Salas pidió a la misión de chilena en Nueva York cancelar la tradicional recepción en la azotea (piso 27) del edificio en Manhattan, donde está ubicada la embajada, al que concurren funcionarios de organismos multilaterales y representantes de otras misiones diplomáticas. Esa vez, y a solo dos semanas del viaje del Presidente, Salas pidió que se organizara una cena con los jefes de gobierno de los cuatro países nórdicos, pese a que se le indicó que era imposible conseguir con tan poco tiempo una respuesta afirmativa de las contrapartes. Finalmente, Piñera cenó solo con los parlamentarios chilenos y los miembros de la delegación que lo acompañaban.
Pero la molestia de Cancillería va más allá. Debido a las medidas de austeridad impuestas por el gobierno, a las giras al extranjero ya no viajan los directores de área de la Cancillería. En las reuniones del Mandatario con jefes extranjeros, el que ingresa a tomar notas es Salas y no siempre, afirman diplomáticos chilenos, esa información fluye a los equipos de la Cancillería para el seguimiento de los compromisos.
Cercanos al asesor presidencial -sin embargo- desestiman estas críticas y destacan la fina sintonía que mantiene Salas con el canciller Roberto Ampuero. Agregan que la "impetuosidad" del joven está en sintonía con las demandas impuestas a su cargo por el propio Presidente.
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