"Es insólito que haya habido toda esta presión sobre el SII"
Javier Etcheberry fue director del Servicio de Impuestos Internos (SII) durante 12 años. Hoy tiene una dura visión del organismo, cuya imagen se vio dañada en 2015 por sus actuaciones en los casos Penta y SQM. Pero su diagnóstico crítico es anterior: "Desgraciadamente, el SII ha venido deteriorándose desde antes".
El 22 de mayo de 2015, el mismo día en que el nombre del ingeniero Michel Jorratt era publicado en el Diario Oficial como director del Servicio de Impuestos Internos (SII), cargo en el que fue ratificado tras postular por Alta Dirección Pública (ADP), el recién asumido ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, le pidió la renuncia. Una irónica coincidencia que terminó con dos complicados meses para Jorratt, a quien se le criticó por la demora en la presentación de querellas en contra de Soquimich (SQM).
Fueron días duros para Jorratt, quien apenas salió de su cargo reveló lo que había vivido en ese período y denunció en Qué Pasa que "hubo presiones de Interior para que no nos siguiéramos metiendo en SQM".
Con Penta y SQM, así como en 2012 ocurrió con la millonaria condonación de intereses y multas a Johnson's, el SII estuvo en el ojo de huracán durante varios meses, en los que se cuestionó su autonomía y su imagen, la que quedó dañada pese a haber sido uno de los organismos modelo por su modernización. Hoy tiene un nuevo director, el ingeniero Fernando Barraza, quien años atrás, entre 1999 y 2009, había sido jefe de Informática.
Etcheberry, quien en el SII trabajó tanto con Jorratt como con Barraza, y lideró el proceso de modernización del SII en los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos, ha mirado desde el palco todo el complejo período. Y es tajante al calificar el 2015, simplemente, como "un año malo". Y añade: "Desgraciadamente, el Servicio de Impuestos Internos (SII) ha venido deteriorándose desde antes".
—¿Desde cuándo viene ese deterioro?
—Desde principios del primer gobierno de la presidenta Bachelet, porque hubo mucho cambio de los principales ejecutivos. Y si uno mira el avance modernizador, se anduvo deteniendo. Las cifras de evasión, que habían bajado mucho en los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos, empezaron a deteriorarse también. Y esto se agravó en el gobierno de Sebastián Piñera. Pero, además, en términos de la burocracia y de la velocidad con que se resuelven los asuntos, también se empezó a menoscabar.
—¿A qué lo atribuye?
—Durante los tres primeros gobiernos de la Concertación, el SII incorporó mucha gente que sabía gestión de empresas y que fue muy importante para su modernización. Eso fue una buena alianza entre la gente nueva, entre la que yo me cuento, que sabíamos mucho de administración pero nada de impuestos, y los funcionarios de carrera, como los abogados y los fiscalizadores. Pero eso se empezó a perder con el primer gobierno de Bachelet, porque casi todos los directivos salieron, incluido el entonces subdirector de informática, Fernando Barraza.
—En el primer periodo de la presidenta Bachelet, la cabeza del SII era el abogado Ricardo Escobar. Usted criticó su nombramiento, ¿por qué?
—Él no debería haber asumido por dos razones: por su trabajo anterior, porque necesariamente iba a tener conflictos de interés, y porque él no era experto en temas de administración de empresas y modernización del Estado. Sí sabe mucho de impuestos, pero para lo legal ya estaba la gente del servicio, que era muy buena. Escobar es muy capaz, tengo una muy buena opinión de él como profesional, pero no era la persona adecuada para dirigir el SII. Y el gobierno de Piñera repitió el error con el señor (Julio) Pereira. Entonces, si uno mira la cifra de evasión, ha ido subiendo. Y si uno ve la productividad de los funcionarios, todo es lento porque nadie se atreve a tomar decisiones.
—¿Y Michel Jorratt?
—Conozco mucho a Michel Jorratt. Es una persona muy capaz, muy limpia. Por eso es que todas las críticas respecto de que fue manipulado políticamente, nada, cero. Pongo las manos al fuego por él en ese sentido. Pero desgraciadamente no tenía ninguna experiencia política.
—¿Hay que tener experiencia política para ser director del SII?
—Por supuesto. Es que es muy difícil el tema, muy complejo. Uno tiene que saber management y tiene que entender de política, porque es un cargo tan importante que uno tiene que hablar mucho con los parlamentarios y ministros y darse cuenta de que cuando un ministro le pide a, b o c, uno no tiene por qué hacerle caso.
—¿Cree que Jorratt lo hizo?
—No, pero hizo declaraciones muy duras contra aquellos que le pedían a, b ó c.
—¿Se usó políticamente al SII?
—Absolutamente. E Impuestos Internos cayó en la trampita. Está mal que lo personalice, pero si yo hubiera sido director del SII, no habría aceptado eso y habría dicho desde el primer día: "Mire. Impuestos Internos tiene unas ciertas reglas y procedimientos y debe juzgar con las mismas reglas a todos. Incluso a los diputados y senadores que financiaron mal sus campañas". Pero si ellos no fueron capaces de poner las penas suficientes y darle atribuciones al Servel para que fiscalice, no le pidan al SII que arregle el problema.
"Michel Jorratt es una persona muy capaz, muy limpia. Por eso es que todas las críticas respecto de que fue manipulado políticamente, nada, cero. Pero no tenía ninguna experiencia política".
—Pero todos los sectores se fueron contra y sobre el SII.
—Esta es una interpretación política mía, pero el gobierno de la Nueva Mayoría (NM) encontró estupendo que hayan pillado a la UDI financiándose con Penta. Y luego tanto los de la UDI como los de la NM se pusieron a azuzar a Impuestos Internos. Pero algo que no me gustó fue ver al fiscal nacional, el señor Chahuán, por la prensa azuzando al SII para que se querelle. Para mí es insólito que haya habido toda esta presión sobre Impuestos Internos. Pero, desgraciadamente, Michel Jorratt se sintió presionado. Otra persona habría dicho: "Esto no corresponde".
—Jorratt señaló en mayo, después de dejar el cargo, que de Interior le enviaban mensajes.
—¿Pero qué es una presión? Si a mí alguien me pide algo, eso no es presión. Una presión es "te voy a meter preso o te voy a despedir si no haces esto". Pero, que yo sepa, nadie le dijo eso a Jorratt.
—Jorratt dijo que desde Interior le decían que si el SII se seguía metiendo en SQM, podría "desatar situaciones complejas para el país". ¿No es esa una presión?
—Usted no sabe la cantidad de veces que los parlamentarios me dijeron eso, porque siempre me decían que todo iba a ser gravísimo para el país, para los pobres, para el gobierno. Y yo les decía que estaba cumpliendo con la ley y que si querían fueran al gobierno para cambiar la ley. Pero que no me echaran la culpa a mí de un problema del país.
—¿Son esos los principales errores que se cometieron?
—Todos esos son los errores. Tener a muchos reclamando, empujando, presionando y tener un director que se siente presionado. Pero, si se sentía presionado, ¿por qué no renunció? Por eso digo que él no tenía experiencia política, independientemente de que es un gran profesional. Uno tiene que poner sus límites y yo cuando estuve en el SII renuncié un par de veces. Una verbal y otra por escrito.
—¿Cuáles son los desafíos que vienen para el SII?
—Yo creo que ahora el director tiene tres grandes desafíos. Y obviamente no va a poder hacerlo bien en los tres frentes: llevar adelante las querellas, la reforma tributaria y mejorar la gestión. Y asegurarse de que todos van a hacer bien su trabajo; preocuparse de casos que aún no han resuelto y hacerlo en forma justa. Eso es harta pega.
—Después de lo que vimos este año, y de las denuncias de Jorratt, ¿realmente el SII es autónomo?
—Yo creo que el SII no puede ser independiente del gobierno de turno. Pero quiero clarificar eso para que no se entienda mal. De partida, al director del SII, como a todo el mundo, le aprueban el presupuesto todos los años y eso pasa por el director de Presupuesto. Entonces, si uno es totalmente autónomo y no le dan los recursos para hacer los proyectos de modernización, hay un problema. Y luego las leyes, porque el que firma los proyectos de ley no el SII, sino el ministro de Hacienda y el presidente. Entonces, uno tiene que convencer a las autoridades de que es bueno cambiar un artículo o subir el sueldo a algunos funcionarios; o que es bueno cambiar tal parte del Código Tributario. Por eso hay que trabajar en equipo, lo que no significa que me den una instrucción política.
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