La derrota de La Moneda
A una hora de cerrada las mesas y con proyecciones de resultados imposibles de dar vuelta, se instaló un ánimo de pesar en La Moneda que vio truncado su deseo de entregar la banda presidencial al candidato del oficialismo.
Cerca de las 19 horas del domingo, la presidenta Michelle Bachelet cruzó desde su oficina hacia las dependencias de Interior en absoluto silencio. Media hora más tarde cruzaba nuevamente de regreso a su oficina acompañada por su jefa de Gabinete, Ana Lya Uriarte; el ministro de Interior, Mario Fernández; y el secretario general de la Presidencia, Gabriel De la Fuente. Las caras de los secretarios de Estado y de la mandataria a esa hora ya daban cuenta de que la tendencia, que daba como ganador de la elección presidencial a Sebastián Piñera, era absolutamente irreversible.
"Todavía no chiquillos, en un ratito más", fueron las únicas palabras que la Presidenta diría a la prensa expectante en Palacio. Fuentes al interior de La Moneda aseguraron que con menos de 100 mesas escrutadas ya se fueron haciendo una idea del resultado, calificado internamente como "brutal" tanto para el Gobierno como para la Nueva Mayoría. Esto sobre todo considerando que durante las semanas entre primera y segunda vuelta el Gobierno se la jugó por completo por el candidato oficialista Alejandro Guillier.
Pasadas las 20 horas se concretó el tradicional llamado desde La Moneda y el comando ganador. En el contacto telefónico entre Bachelet y Piñera que duró apenas 2 minutos, el presidente electo agradeció el saludo de la Mandataria y dijo: "La envidio sanamente, porque ahora va a poder descansar y disfrutar de la vida, porque ser Presidente de Chile, y usted bien lo sabe, no es fácil".
A lo que Bachelet respondió: "Nunca ha sido fácil y cada vez es más complejo porque somos un país más complejo". De esta forma se puso término a llamado y se acordó la hora del desayuno entre ambos realizado hoy en casa de Piñera como parte de la tradición.
Terminado el llamado, los secretarios de Estado comenzaron a abandonar La Moneda, uno de los primeros en hacerlo fue el ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, luego el Canciller Heraldo Muñoz, la ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, el ministro de Justicia, Jaime Campos, y el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre. Este último hizo hincapié en que los proyectos de educación habían sido aprobados por unanimidad en el Congreso, lo que daba cuenta de la unidad que existía detrás de las reformas de Bachelet.
En esta misma línea las palabras de la vocera de Gobierno, Paula Narváez, apuntaron al legado de Bachelet y cómo éste se mantendrá más allá de quién gobierne por los próximos cuatro años: "Hoy día la mejor respuesta está en que transversalmente se han aprobado muchas de las reformas de la presidenta Bachelet y eso quedará instalado en la historia de Chile (...) se corrió el cerco de lo posible y esa ampliación es gracias al Gobierno de la presidenta Bachelet".
También la ministra Narváez puso el acento en la alta asistencia a votar: "Creemos que es muy positivo el índice de participación electoral, independiente de quién haya sido elegido. Por supuesto que nosotros habríamos esperado que los resultados fueran diferentes, pero la democracia es así".
Sin mayores análisis ni grandes explicaciones sobre lo que habría pasado con los votantes que en primera vuelta le dieron un nuevo aire a La Moneda y que esta vez se inclinaron por la preferencia de Sebastián Piñera, las dependencias de Palacio fueron quedando vacías y los ministros comenzaron a articular lo que será la salida de sus equipos de cara a marzo de 2018.
A partir de esta semana los esfuerzos se concentrarán en el Congreso para sacar adelante los proyectos de ley que están en carpeta y que buscan sostener el legado de Bachelet, considerando que la alternativa de continuidad y profundización fue desterrada por un electorado que prefirió que una vez más Bachelet entregue su banda presidencial a Piñera.
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