La nueva agenda del canciller

Si en la primera parte de su gestión Heraldo Muñoz puso todas sus energías en resolver los problemas con Bolivia y Perú, en lo que resta del gobierno el ministro quiere que Chile juegue un rol de acercamiento entre los gobiernos de derecha y de izquierda de la región. Paralelamente mirar —y apostar— a nuevos países como Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Suecia y al Asia Pacífico. "Viene un segundo tiempo en la política exterior", señala.




Su amplia oficina —quizás la más grande de todos los ministerios— la adornan una pintura de Allende, de José Balmes, un mapamundi pintado por Bororo, un escudo de Colo Colo, una foto suya eludiendo a un defensa y a punto de meter un gol, un mapa de la Antártica autografiado por Ban Ki-moon y la portada enmarcada de su libro La sombra del dictador, una memoria personal donde realiza un retrato del régimen de Pinochet.

Heraldo Muñoz Valenzuela (67) pasa más tiempo arriba de un avión y en hoteles que en su departamento en Santiago. Él no se queja; le gusta ser canciller, se preparó para ello y muchos años de su vida se los ha dedicado a la política y a las relaciones internacionales. Todo partió en 1975, cuando ganó una beca en estudios internacionales en la Universidad de Denver, Colorado. Allí fue compañero de la ex secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y del actual canciller de Irán, Mohammad Yavad Zarif.

Justamente a Denver viajó Muñoz este miércoles pasado, donde realizó el discurso de apertura del Centro de Estudios Latinoamericanos de esa universidad, en el noreste norteamericano. "Voy por un día y medio, vuelvo a Santiago y parto con la presidenta a una visita de Estado a Suecia, de ahí a Londres, al Chile Day, de allí ella vuelve y yo voy a París a la reunión del 17 de mayo que tenemos para ver el borrador de la contramemoria. Regreso justo para estar el 21 de mayo", cuenta Muñoz sentado en la esquina de una mesa grande, rectangular, de madera, que está llena de papeles, carpetas, mapas y libros, que ocupa más que su escritorio.

Antes de comenzar la entrevista pide no hablar del fallo anterior de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que se declaró competente para zanjar la demanda marítima boliviana, lo que para muchos expertos en la materia fue negativo para Chile y una derrota para Muñoz. "Eso ya es pasado", argumenta.

—¿Cuáles serán las características de la contramemoria que debe ser entregada a más tardar el 25 de julio en el tribunal internacional?

—Responder a cada una de las falacias de Bolivia en su memoria y elaborar nuestros argumentos.

"En nuestra contramemoria vamos a responder a cada una de las falacias de Bolivia en su memoria y elaborar nuestros argumentos.  Los aspectos históricos tendrán un espacio significativo, que serán muy importantes como sustento a la argumentación jurídica".

—Al interior del equipo existía un debate sobre la magnitud que debieran tener los argumentos históricos

—Entendiendo que la contramemoria es un documento jurídico, los argumentos históricos tendrán un espacio significativo que serán muy importantes como sustento a la argumentación jurídica. La reunión del 17 de mayo en Paris será la última oportunidad en que nos reunamos todo el equipo con los abogados nacionales y extranjeros para mirar el borrador definitivo y pulir nuestros argumentos, después de esa cita sólo se reunirá una parte reducida del grupo con el agente (José Miguel Insulza) a la cabeza en Londres para dar los toques finales a la contramemoria.

—Insulza ha señalado que estaría dispuesto a asumir un rol presidencial. ¿Eso afecta su labor como agente?

—Mire, Insulza ha dicho que no es candidato presidencial y se ha comprometido hasta el final de este caso. Distinto es que opine sobre asuntos políticos, donde tiene un derecho ciudadano si lo hace con la debida prudencia.

—Evo Morales se encuentra debilitado políticamente en su país, además se ha ido quedando un poco solo en América Latina. ¿Ello favorece la estrategia de Chile?

—Sobre los asuntos internos de Bolivia y sus problemas, Chile no opina. Ahora, es evidente que la región hoy está cambiando, pero no nos interesa entrar en una interpretación de qué gobiernos se ven favorecidos o perjudicados. Cada uno puede sacar sus conclusiones.

—Hace poco, en Qué Pasa, Luis Maira señaló que en Chile no se valoró lo que representó el decenio de gobierno de Morales entre 2006 y hoy, en términos de poder negociar con un líder con representatividad política y popular. ¿Comparte esa apreciación?

—No sé si entiendo bien la observación de Maira. Coincido si quiere decir que Bolivia no es lo que era en el pasado, pues ha tenido estabilidad de gobierno y representatividad democrática durante una década. Ese es un elemento importante a tener en cuenta, pero también están la historia bilateral, los tratados, los intereses nacionales y la voluntad política, esta última ausente del lado boliviano.

—¿Ya están listos el equipo y la estrategia para enfrentar una eventual demanda de Bolivia en La Haya por el río Silala?

—El Siloli, como se le nombraba al río en Chile, o Silala, no es un asunto nuevo para nosotros, lo hemos estado siguiendo en la Cancillería desde hace 20 años. Hay una unidad especializada de la Dirección de Fronteras y Límites que está haciendo todo lo necesario para defender nuestros intereses respecto al río Siloli.

la renovada ALIANZA DEL PACÍFICO

Puerto Varas, Frutillar, el lago Llanquihue y el volcán Osorno recibirán el 1 de julio a los gobernantes de Chile, Colombia, México y Perú, países que forman parte de la Alianza del Pacífico. La Cancillería está poniendo todas sus fichas en este encuentro anual en que Chile será sede y quedará al mando del grupo.

—Hacer la cumbre fuera de Santiago, es demostrar lo que Chile es. Será una reunión potente; queremos dar un salto cualitativo en la Alianza del Pacífico. Vamos a tener una presencia destacada de empresarios, no sólo de los países de la Alianza, sino que hemos invitado a hombres de negocios de países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, Venezuela y Bolivia, este último en proceso de adhesión) y de Canadá, donde estuve recientemente y encontré mucho interés en venir.

—¿A qué se refiere con "dar un salto cualitativo"?

—A que tenemos grandes expectativas en la reunión interministerial con los 42 países observadores (Indonesia, Tailandia, Georgia, Austria, Haití, Suecia, Dinamarca, Hungría, Grecia y Polonia, entre otros); vendrán muchos cancilleres y ministros de comercio de estos países con los que queremos avanzar en integración. También está la convergencia con otros bloques como el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean). Este año se incluirá a las pymes en el consejo empresarial, quienes podrán aprovechar el protocolo de la Alianza que libera el 92% del comercio entre los cuatro países miembros.

"Queremos jugar un papel constructivo en la región para tender puentes de entendimiento entre la Alianza del Pacífico y países tan importantes como los del Mercosur. Chile siempre ha tenido una vocación de ser un país puente en dirección al Asia Pacífico".

—¿Existe interés de Argentina y de Uruguay por ingresar a la Alianza del Pacífico?

—No creo que tengan interés por ingresar, pero sí por acercarse. Para esta reunión la presidenta Michelle Bachelet invitó al presidente Mauricio Macri. Paralelamente estamos negociando un acuerdo de libre comercio con Uruguay. Estos dos países más Paraguay y Brasil tienen interés en acercarse a la Alianza del Pacífico y, a su vez, los países de la Alianza quieren tener un diálogo con el Mercosur. Estamos en un momento propicio para lo que hemos llamado una convergencia en la diversidad, es decir, un diálogo pragmático entre los dos bloques que representan una parte importante del comercio latinoamericano.

—Hay otros países interesados en ingresar a la Alianza, como Costa Rica y Panamá. ¿Chile apoyará estas aspiraciones?

—Claro que apoyamos el ingreso de nuevos miembros plenos, si cumplen con los requisitos. Creo que Costa Rica está más cerca de ingresar.

—¿Su idea es que Chile actúe como bisagra entre ambos bloques?

—Queremos jugar un papel constructivo en la región para tender puentes de entendimiento entre la Alianza del Pacífico y países tan importantes como los del Mercosur. Chile siempre ha tenido una vocación de ser un país puente en dirección al Asia Pacífico. Si queremos lograr ese objetivo, necesitamos a los países del Atlántico, necesitamos mejor conectividad y acercamiento a ellos, donde, por lo demás, hay intereses chilenos significativos por la vía de las inversiones.

—¿Hay un giro de la política exterior chilena, considerando que en los dos últimos años todo estaba centrado en los conflictos limítrofes con los países vecinos, y ahora usted releva estos temas?

—No. Para este segundo tiempo del gobierno lo prioritario es nuestra región latinoamericana. La convergencia en la diversidad, nuestras relaciones vecinales, Mercosur, Colombia, México, Centroamérica y el Caribe. Una segunda prioridad es afianzar nuestros lazos con países afines o like-minded como Canadá, Australia, Nueva Zelandia, los países nórdicos y otros de Europa y Asia, por nombrar algunos. Con ellos compartimos principios, intereses y visiones afines en la agenda multilateral. Tercero, la modernización de la Cancillería que es una tarea pendiente y que esperamos en este segundo tiempo que se pueda concretar. Y cuarto, continuar con la apertura al mundo a través del TPP, APEC, la Alianza y diversos acuerdos bilaterales y de actualización de los existentes, que aún negociamos. Agregaría la agenda de cambio climático y océanos, donde Chile ha desempeñado un papel de liderazgo internacional.

"Hubo aspectos discutidos en el TPP que para Chile eran inaceptables. Hace seis meses atrás Chile no podría haber firmado el TPP y esa era nuestra decisión y lo firmamos sólo porque obtuvimos un resultado balanceado".

—¿De estos cuatro puntos, qué no estaba acentuado en estos dos primeros años a la cabeza del ministerio?

—Le vamos a destinar mucho más tiempo y dedicación a los países con criterios afines que comparten con Chile visiones del mundo y principios. En ese contexto está el viaje de la próxima semana a Suecia y Reino Unido y otros viajes, visitas y encuentros empresariales que estamos programando. También está el desafío de aprobar el TPP en el Parlamento.

—En las partidas de Hacienda no aparece el presupuesto para la modernización del Ministerio de Relaciones Exteriores.

—Puedo decir que hay conversaciones en marcha con el Ministerio de Hacienda.

Brasil y VENEZUELA

—¿Cómo ve Chile la compleja situación política en Brasil?

— Es compleja, pero la democracia brasileña es sólida y los brasileños siempre han sido capaces de resolver sus desafíos internos. Por cierto, seguimos con atención lo que allí sucede. Si Brasil anda mal, siempre afecta negativamente al resto de la región.

—¿Como hombre de izquierda, le choca que los líderes del PT estén siendo investigados por corrupción?

—La corrupción está en sectores de izquierda, centro y derecha y en cualquier país. Y es inaceptable desde cualquier perspectiva ideológica.

—El PT dice que el impeachment es un golpe de Estado disimulado. ¿Aplicaría en ese caso la "cláusula democrática" de Unasur u otros organismos panamericanos?

—No hablo de situaciones hipotéticas.

—¿Por qué Venezuela no aceptó la mediación ofrecida por Chile?

—Nunca ofrecimos mediación. Otra cosa muy distinta es estar disponibles para facilitar un diálogo, pero eso depende de las partes concernidas. Chile siempre prefiere que un país amigo encuentre el camino del diálogo y evite el enfrentamiento. Pero al final lo que suceda en Venezuela le compete a los venezolanos. Ni Unasur, ni la OEA, ni Chile harán lo que les corresponde decidir a los propios venezolanos.

—Hay indicios de que en Venezuela se puede presentar una crisis humanitaria. ¿Está Chile preparado para ayudar en ese caso?

—Siempre Chile está preparado para ayudar a países amigos que enfrenten una crisis humanitaria, recién lo hemos hecho en el terremoto en Ecuador donde en menos de 24 horas mandamos un avión con rescatistas y carga de alimentos y otros materiales. Y ahora estamos en el desafío de ayudar a la reconstrucción.

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