Los nuevos eurolanzas
Más osados y más jóvenes, los ladrones chilenos de exportación están haciendo noticia en el Viejo Continente por su diversificación —a los "carterazos" han sumado delitos más violentos— y por sus nuevos socios:los delincuentes de Europa del Este.
La alerta se encendió nuevamente cuando a principios de febrero de 2016 llegó un mensaje desde la Fiscalía de Dinamarca a la Fiscalía Nacional dando cuenta la detención de dos bandas de chilenos dedicadas a violentos robos de casas en Copenhague. Y el perfil de los delincuentes, hasta ahora, es el mismo que ostentan los más de 100 "eurolanzas" locales que delinquen por estos días en el exterior: suelen no tener antecedentes penales, lo que les permite viajar y cambiarse de lugar sin mayor inconveniente.
Dinamarca no es el único país que se ha convertido paulatinamente en blanco de delitos de grupos de chilenos. España, Francia, Bélgica, Italia, Gran Bretaña, Finlandia y Alemania son algunos de los otros destinos "escogidos" para delinquir. Y si en 2007 hizo noticia un grupo de "eurolanzas" —nombre con el que la Fiscalía Nacional e Interpol bautizaron a los asaltantes que operan en Europa—que cometieron más de 40 atracos en Heidelberg, hoy la delincuencia ha evolucionado a delitos cada vez más violentos, que se han sumado a los "carterazos" en el metro y las calles de distintas ciudades europeas. Robos de los que también han sido víctimas al menos dos diplomáticos chilenos.
"La etiqueta de eurolanzas se sigue utilizando, pero quedó corta, sobrepasada por la realidad. Ya dejaron de ser los históricos lanzazos, que se siguen cometiendo y en los que había un código de no atentar contra las personas. Hoy esos delincuentes chilenos están cometiendo robos con violencia, con intimidación, robos con fuerza en lugar habitado, y en algunos casos también secuestros: meten a la gente en vehículos y la obligan a sacar dinero de sus tarjetas bancarias", explica Rodrigo Ríos, subdirector de la Unidad de Cooperación Internacional y Extradiciones de la Fiscalía Nacional.
Así como son cada vez más osados, también son más jóvenes. "La diferencia está en la edad y el grado de violencia. El promedio es entre 35 y 40 años. Hoy no es un impedimento ejercer la fuerza y la violencia para cometer el delito. Aunque también hay muy jóvenes, la balanza sube porque aún hay personas de 45 y más de 50 años que hacen que se eleve el rango etario", dice el jefe de la oficina de Interpol en Chile, el subprefecto Ricardo Quiroz. Y agrega: "El antiguo lanza podía tener más de 60 años y seguía delinquiendo. No puedo justificar su ánimo, pero ellos no provocaban daños físicos, sino sólo patrimoniales. Y lo hacían sin que la persona se percatara. Es decir, no era una experiencia traumática para la víctima, como se ha visto en casos recientes".
Pero hay otro fenómeno, detalla Rodrigo Ríos, que han constatado las pesquisas: "Hoy los grupos de chilenos están actuando junto a bandas de otras nacionalidades, principalmente de Europa del Este, como rumanos y polacos, lo que ha hecho que aumente el carácter de peligrosidad asociado a los chilenos como delincuentes".
"Hoy los grupos de chilenos están actuando junto a bandas de otras nacionalidades, principalmente de Europa del Este, como rumanos y polacos, lo que ha hecho que aumente el carácter de peligrosidad asociado a los chilenos como delincuentes".
Se trata de chilenos que asaltan violentamente domicilios y el botín —dinero en efectivo, joyas, relojes y artículos electrónicos, lo envían de inmediato a Chile en una encomienda vía empresas de courier. Mismo modus operandi que los eurolanzas.
De los dos casos de Dinamarca en que los chilenos estuvieron incomunicados, la Fiscalía de Copenhague logró incautar una de las encomiendas justo antes de que fuera remitida a Chile, por lo que acaba de pedir la colaboración al Ministerio Público —a través de un convenio de cooperación entre ambos organismos derivado del Proyecto Eurolanzas— para obtener información sobre los destinatarios de las especies robadas.
Para la Fiscalía local requisar esos envíos es la única manera de tener un caso en Chile: pueden convertirse en prueba de blanqueo de dinero. "El sentido es buscar el eslabón, porque aunque la investigación del delito es 100% del país donde se comete, cuando continúa la cadena de envíos, debemos poder complementar el fenómeno en su totalidad. Esto es o recuperar las especies en Chile, buscar otros partícipes en nuestro país, como receptadores de especies o, derechamente, buscar a las personas que lavan activos acá", explica Ríos.
Un precedente al respecto ocurrió en 2007, cuando estallaron los primeros casos de eurolanzas, que en rigor son los antiguos lanzas chilenos pero más violentos y organizados. Esa vez, la Fiscalía Metropolitana Occidente, entonces a cargo de Sabas Chahuán, desbarató una banda que operaba hacía 30 años en varios países europeos y que entre 2006 y 2007 cometió al menos 2 mil robos con violencia y sorpresa sólo en la ciudad de Heidelberg.
La arista chilena de esos casos se encontró en allanamientos en Santiago y Concepción con la incautación de diamantes y joyas, tasados en casi 30 millones de pesos, además de documentación equivalente a otros 500 millones. Lo que demostró esa operación es que los lanzas se movilizaban por distintos países: se pesquisaron envíos de dinero no sólo de Alemania; también desde Suecia, Dinamarca, Bélgica y España. Uno de los lanzas incluso mandaba a cada uno de sus tres hijos dos mil dólares mensuales.
Esa operación fue el primer fruto del Proyecto Eurolanzas de la Fiscalía Nacional, que consiste en la coordinación de trabajo con otras fiscalías de Europa. Pero no significó el golpe final.
EL CASO DE HAMBURGO
Pero es Hamburgo, Alemania, donde el incremento de robos a lugares habitados, especialmente a casas, ha sido mayor: entre 2014 y 2015 subieron un 20% y pasaron de 7.490 a 9.000. Tanto así, que hace seis meses, en agosto de 2015, la policía se vio obligada a formar una comisión especial —conocida como Sonderkommision o Soko— para enfrentar estos delitos atribuidos a bandas de delincuentes provenientes de Rumania, los Balcanes y Chile.
La Soko está formada por 90 agentes que se encargan específicamente de la captura de estos grupos. Y pese a que en Alemania los delitos policiales no suelen tener cabida en la prensa, ni en la escrita ni en la radial ni en la televisiva, tal ha sido el aumento de los robos a domicilios, que la enorme cobertura mediática que han tenido estos casos es una señal de lo preocupante de la situación en Hamburgo.
Por ejemplo, en uno de sus comentarios semanales, la presentadora de noticias de NDR.de, emisora pública del norte de Alemania, Anette van Koeverden, calificó a Hamburgo como "El Dorado" de los robos a casas, porque son fáciles de cometer, los botines cuantiosos y las consecuencias para los delincuentes, escasas. Además, recalcó que falta personal para combatir estos delitos y que los 90 agentes que trabajan en la Soko ahora escasean en otras dependencias.
La Fiscalía de Hamburgo no ha podido suscribir un convenio con el Ministerio Público chileno debido a un impedimento de orden constitucional, dice el cónsul chileno, por lo que ha sido difícil coordinar los trabajos entre ambos entes investigadores.
"La policía de Hamburgo trabaja con programas computacionales muy antiguos, de los noventa, y una conexión en línea con las policías de otros estados federados de Alemania es imposible", señaló la también columnista.
"Se trata de un fenómeno que no habíamos tenido en esta forma, con esta masividad, desde hace muchos años", fue como definió la situación el portavoz de la policía Tim Zill, quien reveló que de los 450 casos recientes que ha analizado la Soko, 230 ya fueron aclarados. "Setenta sospechosos fueron llevados a los tribunales. La mayoría de estos vienen de Europa del Este y de Chile sólo para cometer delitos", añadió.
El cónsul de Chile en Hamburgo, Eduardo Schott, explica que la edad de quienes delinquen es cada vez menor: "Saben que no hay impedimentos para que un ciudadano chileno pueda viajar, entonces si tienes 18 años y tu hoja de antecedentes limpia, puedes abordar un avión y venir a Alemania. Muchos de ellos hacen eso".
Pero en Hamburgo, los casos no sólo son complicados para la policía local. La Fiscalía de esa ciudad no ha podido suscribir un convenio con el Ministerio Público chileno debido a un impedimento de orden constitucional, dice Schott, por lo que ha sido difícil coordinar los trabajos entre ambos entes investigadores.
Según un informe de la policía de Hamburgo, el último caso en que se descubrió la participación de dos chilenos ocurrió el pasado 17 de enero, cuando fueron sorprendidos tras robar una casa en el barrio de Hamburg-Osdorf. Ambos huyeron, primero en un Ford Mondeo, el que chocaron dos veces en medio de la persecución. Luego lo hicieron a pie y sólo uno de ellos, de 21 años, fue detenido cuando se escondía detrás de un arbusto.
Cronológicamente fue el último caso, pero no el más noticioso: en septiembre de 2015, un mes después de la formación de la Soko, 10.000 euros, entre joyas y dinero en efectivo, desaparecieron de la casa del animador de televisión Andreas Ellermann, quien ofreció una recompensa de 2.000 euros para recuperar lo perdido.
Poco después, un testigo se presentó a la policía e identificó a los sospechosos como dos chilenos: dijo que los vio huir por el barrio de Wentorf con una mochila llena de cosas y que uno de ellos decía repetidamente la palabra "ventana", en español.
Fue por una ventana que entraron a la casa de Ellermann.
LA MÁS BUSCADA
La descripción que las víctimas dieron de ella a la Fiscalía de Bélgica no fue suficiente para probar su identidad: "Uno de los hechores era mujer. Llevaba un gorro pasamontañas color gris claro. Era pequeña, de aproximadamente 1 metro 60. Corpulenta, joven. Con un jersey gris y un pantalón vaquero".
Pero poco después, a los antecedentes de que la mujer hablaba español con sus cómplices, la prueba de ADN que se realizó a un chicle encontrado dentro del auto en que se movilizaba la banda (con patente falsa de Holanda) arrojó un nombre y una nacionalidad: Sarai Palacios, chilena, 25 años. "El perfil obtenido en la goma de mascar arrojó una posibilidad próxima a la certitud", dice el informe pericial.
Hoy Sarah, como se hacía llamar Palacios en Europa, es buscada en Chile por Interpol a pedido del Reino de Bélgica a través de un proceso de extradición que ya fue aprobado por la Corte Suprema, por los cargos de robo con violencia agravado.
Los "neolanzas" saben que robar por sorpresa tiene un costo mínimo. En Londres, por ejemplo, si son detenidos, basta con el pago de una multa para quedar en libertad. El año pasado, BBC Mundo dio cuenta de esto en un reportaje en el que habló de "The Chilean problem".
Sarai, junto a otros tres hombres que no han sido identificados, entró de noche a la casa de una familia en Bélgica, donde vivía un padre anciano y su hijo. Allá se lanzaron sobre ellos mientras dormían, los amarraron y obligaron a entregarles cuatro tarjetas bancarias con sus respectivas claves. "Money, money" es lo que repetía la chilena mientras sus cómplices fueron rumbo a un banco a girar el dinero en un auto robado. El mismo donde se encontró el chicle que probó su identidad.
"Las extradiciones no son por hechos menores, por lo que para que se concedan significa que son delitos realmente graves para los europeos", explica Rodrigo Ríos.
Es por esta razón que los "neolanzas", conocedores de las leyes de los distintos países de Europa, saben que robar por sorpresa, nombre técnico de los lanzazos, tiene un costo mínimo, a diferencia de Chile. En Londres, por ejemplo, si son detenidos, basta con el pago de una multa para que queden en libertad: se considera un procedimiento administrativo. Una situación que el año pasado dio cuenta BBC Mundo en un reportaje en el que se identificó la situación como "The Chilean problem" y en el que los carteristas locales de exportación se lucían en el rubro del pickpocket.
"Los neolanzas conocen perfectamente la legislación de donde se mueven. Saben lo que arriesgan y cuáles son los costos beneficios. Por eso sopesan lo que hacen. Y en Chile las penas son mucho más altas, de 541 días a 3 años de cárcel", dice Ríos.
Una situación similar ocurre con los robos en lugares no habitados. Fue lo ocurrió en Dinamarca cuando una banda de chilenos entró a una joyería mientras estaba cerrada: al no haber personas dentro, la pena en cualquier zona de Europa es baja. Pero el delito muy lucrativo.
Hoy la Fiscalía de Finlandia está ad portas de firmar un convenio con el Ministerio Público chileno. Aunque allí las bandas de neolanzas están recién comenzando a operar, quieren evitar ser la siguiente Dinamarca o Noruega.
Sólo en 2015, Interpol ubicó a 33 chilenos en el extranjero: en total sumaban 88 órdenes de detención vigentes.
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