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Basta escuchar un hit como "Shake it off" en su versión original y luego ver lo que hizo con ella Adams para entender su talento: convertir una hit pegajoso en un tema oscuro, denso y lleno de matices.
Lo que ha hecho Ryan Adams con 1989, disco en el que reversiona el homónimo de Taylor Swift, es sorprendente. Basta escuchar un hit como "Shake it off" en su versión original —una perfecta canción pop de esas que suenan en la radio y que hacen bailar a cualquiera— y luego ver lo que hizo con ella Adams para entender su talento: convertir una hit pegajoso en un tema oscuro, denso, lleno de matices que consigue no sólo a través de la diversidad instrumental que le agrega, sino sobre todo por su voz e interpretación. Es, sin duda, otra canción, una canción hermosa de Ryan Adams: apropiarse de ese mundo pop y transformarlo en otra cosa.
No lo logra con todos los temas, claro, pero qué más da. Escuchas 1989 y sí, suena a Ryan Adams y a nadie más.
"1989", de Ryan Adams
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